11.

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Busquen  Hey de The Pixies y denle play antes de partir este capitulo.

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En ocasiones, Yoongi levantaba la cabeza y de la nada, Chims estaba ahí. Otras, la levantaba y simplemente era un cliente. Se había habituado al más ligero ruido solo porque a veces sin más, como si fuera un fantasma ese chico tan peculiar aparecía ante sus ojos solo... solo porque sí.

El modus operandi de ese tal Jimin era bastante poco concreto, un misterio, no tenía horarios ni constancia alguna. A sus anchas, llegaba y se iba sin un objetivo claro y Yoongi ya se había acostumbrado aunque no sabía muy bien a qué. ¿Era su inconstante presencia? ¿O simplemente a ese juego de ir y venir? Tal vez era una mezcla de ambas cosas, pero algo era cierto, se había habituado a él como quien comienza a ser visitado por un gato callejero en busca de atención.

Es por eso que cuando no aparecía después de varios días, una presión en su estómago lo molestaba como si se tratara de acidez que afectaba hasta su mal humor, hasta tal punto en que su capacidad comunicacional se volvía errática y abundante, como si el silencio fuera intolerable y necesitara hablar para dejar salir esa energía acumulada de alguna forma. Él no era parlanchín, pero a veces el término le quedaba muy bien.

Y si no podía hablar, cantaba.

Lo hacía mientras se ponía a hacer inventarios, limpiar la tienda, llenar el crucigrama del día y el del día anterior si era necesario, enumeraba CD, vinilos, libros de primera, segunda, tercera mano y volvía a barrer la tienda solo para que el tiempo pasara y esos bototos desgastado volvieran a traer ese intruso de vuelta.

Sound of your love, Paint it, Black, Enjoy the Silence, Dumb, November rain... todas las cantaba.

Era un excelente ejercicio contra el mal humor.

—Que tenga buena tarde, gracias por venir —murmuró con una sonrisa amable que parecía más una mueca que una sonrisa.

Le entregó un vinilo de Led Zeppelin a un cliente en una bolsa y lo despidió con una mano antes de cerrar la puerta roja. Era hora de cerrar.

Soltó una exhalación dejándose caer en la silla. En el mesón tenía una copia de «Orlando». Tal vez lo subiría a su departamento y lo terminaría antes de dormir.

Había echado la cabeza hacia atrás cuando de pronto escuchó la campanilla de la tienda.

—Lo siento, ya cerramos —dijo de golpe sin esforzarse en enderezar la espalda siquiera.

—¿Tienes discos de Nsync?

Ahí estaba. Sin avisar, sin anunciarse, solo ahí con la frente una vez más despejada, bien en alto, con su habitual gorro, su habitual collar de cuero amarrado al cuello y los famosos botines gastados.

—¿Tienes o no?

Había algo más que no lograba predecir aparte de sus idas y venidas: su humor. Jimin era como una ola que iba y venía sin avisar cuando cambiaba la marea que era todo lo que tenía ahí dentro.

—No es un género con el que trabaje.

Jimin resopló rodando los ojos.

—Qué aburrido eres.

—No pensé que esos fueran tus gustos musicales.

—No lo son —dijo y se acercó a un estante cercano donde había vinilos—, pero necesito algo de Nsync, ¿de verdad no tienes nada? Entre todo lo que tienes en este lugar, ¿No tienes NADA de ellos?

Strange & Beautiful ✧ YoonminTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon