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Estando ya en el patio, los chicos se pusieron a buscar un lugar perfecto donde luz y sombra, y en días de lluvia, le de justamente al árbol. Tardaron mucho pero encontraron un lugar que se acoplara a sus necesidades. Jotaro miraba con orgullo como esos chicos pubertos trabajaban juntos hasta discutían entre ellos quien tenía la razón o no, le hacía sacar unas buenas carcajadas.

—Higashikata, Nijimura y Kakyoin, vengan los tres—Llamó el moreno y de inmediato vinieron, atentos y escuchando claro para recibir la próxima tarea.
—Quiero que vayan al cobertizo del club de jardinería y me busquen palas para todos si posible, ya le pedí a la líder que nos preste y dijo que sí, así que vayan—

Les entregó las llave y de inmediato se fueron a buscarlas entre risas y haciendo chistes, hablando de cosas no importantes pero si lo eran para ellos, algo tan simple que hacer el fin de semana era mas crucial que aprobar una materia. Bajaban las escaleras del sótano escolar y abrieron las grandes puertas algo oxidadas, se notaba que tenían un par de años sin mantener ni cuidar, apenas había una lampara que iluminaba el lugar, parecía sacado de una película de terror, un lugar perfecto para secuestrar.

—Vete a saber cuantas chicas habrán metido aquí para cojerselas—Dijo Josuke tan despreocupado.

—¡¿Oye que te pasa enfermo, como vas hablar de eso?!—Reclamo el pelirrojo como si se hubiera ofendido, su chica interior le dijo que le diera un buen golpe en la cabeza para corregirlo.

—Ay, bueno, mejor no digo nada porque siempre me decís de todo, que soy machista que esto y que lo otro—

—USH, pero es verdad, siempre dices cosas como esas, eres muy grosero y sucio, por eso ninguna chica te ama y ninguna novia te dura menos de dos meses porque eres un hombre—

—UY, ÈL, EL SALVADORRRR. . . mejor cállate ya y no te metas en lo que debe, además, que derecho tienes tu de hablar de parejas si nunca tuviste uno, ¿eh?—

—Tengo el mismo derecho como haces tu de opinar y con el mismo derecho tengo yo de hablar de tu mamá-

—OYE, CON MI MAMÀ NO TE METAS—

De la nada había un ambiente pesado, ambos amigos se pusieron a discutir en voz alta como si ambos tuviera razón, intentando dejar uno peor que el otro pero sin darse cuenta, Okuyasu había hecho todo el trabajo suyo por esos dos incompetentes, agarrando tres palas pesadas, sucias y viejas y sabe dios cuantos bichos habrán caminado por ahí. Se acerco a los dos chicos que de un momento a otro se callaron con solo verlo ya que se notaba que no estaba ni feliz ni riéndose de esa discusión.

—A ver, agarran las palas y vamos a llevarla con el profe, ¿si?, no les cuesta nada callarse la boca y trabajar, y dejen de discutir, parecen niños de primaria—

En silencio, cada uno agarró una pala correspondiente y se fueron de ahí, los tres amigos enojados llegaron al patio, parece que habían tardado una eternidad ya que el patio se había llenado de chicos almorzando, chicas hablando, cada uno en un grupito. Eso hizo frustrar más a Okuyasu.

—Miren, si ustedes no habrían empezado esta pelea, no nos habíamos tardado tanto y hubiéramos terminado de excavar desde antes, ahora tendremos que hacerlo en toda la mañana porque un par de tontos se le ocurrió hablar de cualquier babosada. Ush, me voy a comprar un onigiri.—Y se fue enojado, dando pisotones pesados, dejándolo los dos solos.

—¡Como quieras, igual nunca haces nada!. . . Yo también me voy—Sin decir nada, sin avisar a donde, solo se fue, dejando al pelirrojo solo

—. . . Como quieran, no los necesito de todas formas, estoy mejor solo. . .—Susurró para el mismo, con cierta frustración, dejo su pala en el suelo y se quedo sentando en el piso, cerca donde estaban las medidas de la excavación del árbol. Del bolsillo sacó un pequeño Tamagochi y empezó a jugar con el, cuidándolo y dándole su comida, no le importaba si los demás lo estaban viendo o no, ya tenia suficiente con esa pelea con sus amigos, ya no le importaba nada.

Desde los lejos, un curioso Kujo miraba como el pobre Kakyion estaba solo, ni siquiera fue a buscar su bento para comer, solo sentado con su frustración y mala cara. Un leve brillo salió en sus ojo con solo verlo sintió algo extraño, un raro sentimiento de abrazarlo y decirle "no te juntes más con ellos, solo te hacen enojar", él era consciente de lo inmaduro que solían ser Josuke y Okuyasu, solían pelear todos los días por cosas tontas como esta pero esta vez pareció ser el colmo para Noriaki. O eso pensaba él, ningún tonto podría ser amigo de un chico tan maduro y inteligente para él.
Noriaki era maduro para su edad, era inteligente, buen amigo, quizás podría ser un amante. Los dos eran inteligentes, siempre hablaban cuando era hora de su clase, tenían química cuando estaban juntos, sabia que estaba mal, no le faltaba mucho para estar en sus 30 y Noriaki apenas le faltaba para los 19, se sentía tan ilegal que lo hacia excitar demasiado con solo pensarlo.
Su respiración cada vez que se agitaba, no paraba de mirarlo desde los lejos, escondido detrás, en la esquina, devorándolo con la mirada como si toda su existencia dependiera de eso, no quería que nadie le hablara o se le acercara. Quería besarlo, quería llevárselo a su casa y nunca mas sacarlo de su cuarto, quería mantenerlo, quería tenerlo atado a su cama con cuerdas bondage. . . a veces, en su trabajo, siempre se imaginaba una situación que le gustaba mucho, adoraba cuando se escapaba un rato de su vida real y iba a su imaginación, su vida si Noriaki fuera su esposo, si fuera padre de su hija, como seria devorar su carne, cocinarlo, comer sus huesos, que sabor tendrían esos ojos lila, tener sus dientes como anillo o su cráneo como a lado de su cama.  A veces quería ver el cadáver del chico todos los días, como seria su vida feliz junto al cadáver de Noriaki en su cama, esos gusanos saliendo de su nariz, las bacterias creciendo en su cuerpo, la carne pudriéndose de a poco, los ojos fríos sin vida, una boca inmóvil incapaz de expresar miedo, dolor o un grito. Quería que le digiera "Ven a mi, Jotaro". Lo deseaba tanto, seria capaz de cortarse sus venas por él, quería volver a tener 18 solo para estar con él, alejarlos de sus amigos y de todos que sea solo suyo.


Poco a poco empezó a acercarse al pelirrojo, sonriendo con amabilidad pero sabia que esa "amabilidad" era inexistente, más bien era de una felicidad retorcida y esas ojeras no lo ayudaban mucho, daban una imagen aterradora de él, nadie quería acercarse excepto Kakyoin, el único rarito que se le acercaba a hablar y que nadie buscaría si algún día desaparecía. 
El moreno se puso lado del chico, mirando que es lo que hacia, de inmediato el pelirrojo se dio cuenta que Kujo llegó, lo supo con solo ver como de la nada había sombra que le tapaba el sol. Era bastante alto y eso lo delato.

—Ah, profe—

—Ya le dije que no hace falta que me diga profe todo el tiempo, no me gusta.—

—Bueno, Jojo, ¡hola jojo—una amplia sonrisa se le dijo en la cara al chico al verlo, al menos agradecía que no era de sus tontos amigos.

Eso fue muy tierno.

—Veo que esta solo y estas jugando con tu Tamagochi—

—Uff, larga historia pro-. . .Jojo, pero ¿Cómo sabe que tengo esto?—Le preguntó incrédulo, ¿será su profesor un nerd de los juegos?

—Jeh, bueno, mi hija tiene uno, no sabes cuanta lloraría y berrinches me tuvo que hacer para que le diera uno—

—Oh—Se decepcionó, hasta se le borró la sonrisa y miró al piso, haciendo un puchero.

Eso fue muy lindo.

—No quiero ser chismoso ni nada pero, ¿por que se pelearon ustedes?—

—Ush, por una estupidez como siempre, Josuke dijo algo asqueroso sobre el sótano y chicas, no me gusto lo que dijo y me pareció muy de mal gusto y le dije que no hice mas de esos chistes, y no se que paso que él solo se enojo y empezó a molestarme, tampoco no se porque Okuyasu también se enojo si él nunca hace nada, solo busco las palas nada mas... Ahora se fueron a la tienda de la escuela a comprar comida— Seguía bastante molesto, con solo contar lo que paso lo hacia molestar aun mas.

—Mmm, ya veo, la otra semana no había pasado lo mismo?—

—Pasa casi todos los días, al principio pensé que era solo para molestarme pero estoy pensando que Josuke se esta haciendo el tonto o algo así, nunca habíamos peleado tan fuerte ahora como para dejarme solo, me molesta que haga esa rabietas como si fuera un niño de 5 años. . . —

—¿Y no te gusta que te dejen solo?—

—No :(—

Eso fue muy hermoso.

—Bueno, si quieres puedo hacerte compañía—Dijo para luego sentarse en el piso junto con él, dejando su gorra blanca en el piso, como si fuera un amigo más para él. Eso fue algo raro para Kakyoin pero no pudo negarse, se podría decir que llevaba algo bien con el moreno y no iba a negarse una buena charla de "adultos" así que se mostro algo emocionado cuando acepto y hacerle compañía. 

Eso fue muy perfecto, justo en el punto perfecto. Lo soledad, pese a todo, Kakyoin aun seguia siendo un chico joven con ese miedo común, estar solos y sin amigos. Eso fue una gran pista, quizás si provocaba más peleas. . .  Finalmente podría tenerlo a la alcance de su mano con facilidad. Tan fácil como quitar un niño a su madre.

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⏰ Last updated: Mar 10 ⏰

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-Love of my life-Where stories live. Discover now