Kinestesia

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Jejeje sip, creo que esta es una hora perfectamente adecuada para regresar :3... Entonces:

¡¡Llegó la hora de la ricura!! 🥵, de lo más caliente, de lo más sensual, de todo lo bueno que hay en el mundo y todo por lo cual mataría o moría❤️‍🔥❤️‍🔥❤️‍🔥❤️‍🔥

¡Así es, amor mío! He vuelto, después de un año (o casi o menos, pero sí que es un año jajaa) y con ni más ni menos que esta historia que fue comisionada por la encantadora, la magnánima, la hermosa diosa que ha bajado del olimpo para iluminar nuestros corazones, nuestras mentes y nuestras almas 🎉🎉🎉¡¡namelessghost912!! 🎉🎉🎉Para quien fue todo un honor y un placer tener el privilegio de escribir todas sus deliciosas ideas 🤤

Cariño, dulzura de mi vida, nunca podré agradecerte como es debido por confiar en mí para este trabajo 🥰🥰🥰🥰💖💖💖💖💖💖💖💖💖💖💖💖💖💖💖

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—Aguarde un momento, Watson —llamó Cassius Doherty con voz sedosa, deteniendo a Watson frente a la puerta—. ¿Quiere decirme a dónde va con esa mancha en la mejilla? —Cassius Doherty sonrió, sin requerir de una objeción para acercar sus dedos a la piel cálida de Watson.

—Oh, lo siento, no me di cuenta —murmuró Watson, sonrojado. Cassius Doherty retiró la mancha ofensiva con una delicada caricia—. Gracias.

—Nada qué agradecer, querido, un hombre no puede aceptar que su... compañero, vaya por ahí luciendo una vergonzosa impureza en su piel delicada. Ciertamente, no podría permitírmelo. Veo que saldrá a correr por ahí de nuevo, en ese caso, mejor será que tome esto, con la lluvia y el lodo, estoy seguro que algo ha de ayudarle para limpiarse lo que no es bienvenido. —Cassius Doherty, por casualidad, advirtió al fin la presencia del joven Holmes, que seguía de pie justo detrás del pequeño Watson. Sus brillantes y claros ojos azules, se enfrentaron a los fríos orbes grises que amenazaban decapitarlo.

—Y-yo, no creo que...

—Permítame insistir, temo que no puedo dejarle ir si no acepta este obsequio.

—Bien, de igual forma... —La sorpresa lo congeló en su lugar, pues al recibir el pañuelo ofrecido, Cassius Doherty encerró sus manos con un firme agarre.

—Regrese a tiempo para la cena, después de comer veámonos en la biblioteca, he de hablarle de un asunto urgente. Y por una vez, se lo ruego, vaya solo. Estoy seguro de que Holmes puede renunciar a acecharlo por unos minutos.

—De acuerdo, gracias, nos vamos ahora. —Tras ello, Cassius Doherty liberó la mano de John, y de inmediato comenzó el camino.

El joven Holmes, colérico, cuyo ceño fruncido hizo acto de presencia a los tres segundos de advertir a Doherty y que, de haber notado alguna mancha en la suave mejilla de John Watson, no hubiera tardado menos en agradecer por la oportunidad de tocarlo, deshaciéndose en el acto de rastro alguno; aprovechando que salían apenas del dormitorio y la puerta aún no se cerraba, liberó de un golpe la tensión que le hacía doler los músculos cada vez que Doherty osaba interponerse en su camino de acaparar la atención del pequeño Watson.

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