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Una chica bonita con una vestimenta cerrada pero que resaltaba sus curvas. Ojos bien abiertos, no había más ojeras debajo de ellos. Una imagen totalmente diferente de mi misma en el espejo frente a mi.

Me di una media vuelta para mirar mi espalda, luego di otra vuelta al lado contrario para repetir mi acción. Me gustaba lo que veía.

Habían pasado ya varias horas desde mi llegada al establecimiento Fazbear, durante todo ese tiempo había aprovechado para tomar una muy larga siesta. Una vez me levanté decidí darme un baño y luego vestirme con el uniforme que se me había asignado, dejaría la lectura de mis tareas para después.

Busque en los cajones algo que pudiese usar, encontrando así un perfume en un frasco de sol en el tocador. Lo rocíe en mi cabello, muñecas y cuello. Era un aroma muy discreto pero dulce, algo que, a mi parecer, daba un toque único.

Volví a mirar mi reflejo, está vez solo para apreciarme. Era extraño verme tan... Bien. Sentí un nudo en la garganta. Revolví mis ideas y volví a mi actividad principal, no estaba con tiempo para deprimirme y pensar en mi pasado ahora.

Colgué mis llaves en las cadenas del pantalón y, antes de exhalar para relajarme, salí de mi habitación.

Eran casi las 8 de la mañana, lo que me ponía en ventaja para llegar mucho antes de la hora en la que fui citada. Camine por los pasillos aprovechado la pasada para echar un ojo en la burbuja de cristal que era la guardería. No había nadie, lo que me pareció un poco extraño... ¿No se supone que al menos debería de haber un guardia?

Seguí el camino hasta llegar a unas escaleras, baje por ellas y seguí guiandome por las flechas e indicaciones, las cuales me llevaron directamente a un gran y enorme par de puertas de madera. Supuse que era la entrada de la guardería por el sol y la luna a sus costados.

Empuje con todo mi cuerpo y aún así batalle para lograr mi cometido, ahora entendía porque la 'poca' seguridad. Di un paso adentro y volví a cerrar la puerta, soltando una gran exhalada de aire al terminar de cerrarla.

Mire a mi alrededor en busca de vida sin éxito. Aparentemente estaba sola ahí. Di unos pasos más adentro, estudiando todo el alrededor, siempre cuidando de no pisar nada en el suelo. Voltee mi mirada a la puerta de nuevo, al instante escuchando el sonido de algo cayendo en la piscina de pelotas frente a mi. Trague saliva.

"Eh... ¿Hay alguien aquí?..." Dije dudosa examinando los superiores de aquella sospechosa piscina.

No hubo respuesta.

Me sentí como una completa loca al hablar con la nada, puse mis manos en mi rostro y frote mis ojos mientras murmuraba cosas sin sentido.

*Tap* *Tap*....

Escuché el ruido del metal chocar con el suelo, lentamente volví a girarme hacia la piscina.

Juro que mi piel se erizo al instante, mis pies se pegaron al suelo como imanes, lo que tan solo me provocó más ansiedad y pánico.

Había un ser humanoide frente a mi, fácilmente podría medir los 2 metros (si no es que más). Tenía una cabeza de... ¿Sol? ¡No lo sé! Lo único que sabía era que daba MUCHO miedo y que me estaba mirando de una forma MUY turbia. Retrocedí lentamente, por accidente tumbando con mis pies una torre de almohadillas, lo que me hizo caer. Eso pareció molestarle mucho, pues su sonrisa se borró y sus pasos pesados se movieron más rápido y agresivo hacia mi. Cubrí mi rostro aterrada.

"¡Woo, woo! ¡Desorden, hay que arreglarlo!" Grito con voz robótica y un poco entrecortada.

Aquella figura se inco frente a mi y, lo que creí que sería mi final, en realidad fue su intento de acomodar lo que yo había hecho. Quite mis brazos de mi rostro y lo mire, a el y a sus torpes movimientos.

Uso sus largas manos para volver a formar la torre de almohadas, luego de lograrlo soltó lo que pareció ser un suspiro y me miró.

"¡Una amiga nueva! Aunque pareces un poco grande para la edad requerida..." Dijo con sospechas, gateando y acercando su rostro (si es que podría llamarsele así) hacia el mío. "Los adultos no tienen permitido entrar aquí..." Murmuró, acercándose cada vez.

Retrocedí aún en el suelo.

"E-eh... Yo no soy una adulta- ¡Osea, sí! Pero no estoy de visita, ¿e-entiendes?..." Intente explicar.

"No estás de visita... ¿Entonces eres una trabajadora? No apareces en mi lista de datos..." Me siguió por el suelo. Algo en esto era extraño, la forma en la que insistía en tenerme cerca me incomodaba.

"¿Será porque soy nueva?... Acabo de llegar recién, hoy es mi primer-"

"¡¿Una nueva asistente?! ¡Maravilloso! ¿Dónde está tu placa? Así podré agregarte a mi software." Dijo alegre, levantándose de un salto y ofreciendo su mano para ayudarme a mi también a hacerlo.

Me negué a tocarlo y me levanté por mi misma.

"¿Una placa? No me dijeron nada sobre una..."

"¿Encerio? Que pena, entonces no podré dejarte pasar aquí." Dijo sin más, agarro mi mano con un poco de fuerza y me jalo a la salida. Me queje por la fuerza que ejercía en ella.

"¡Ouch!.. ¡Espera! ¡Suéltame!" Intenté resistirme sin éxito, el era muy fuerte.

"Reglas son reglas." Dijo sin voltear a mirarme, aún jalandome bruscamente y sin cuidando a las puertas.

Vi como con una sola mano abrió una de las enormes maderas con una facilidad jodidamente sobrenatural, ¡yo había usado todo mi ser para hacerlo! Me asustaba su tranquilidad, con la fuerza que tenía podría fácilmente romperme y yo no tendría oportunidad de hacer nada... Me asustaba sentirme débil e inferior...

Mantuvo su sonrisa amigable, aún y cuando casi literalmente me tiró fuera de la guardería.

"¡Espera! ¡Te digo que soy una trabajadora!" Intente retenerlo.

"Veo que ya se conocieron." Hablo una voz familiar. Era aquel hombre de ayer, tenía en su mano un pequeño paquete con envoltura infantil.

El robot volteo a mirarlo, pude notar un ligero cambio en su mecánica expresión alegre.

Volví a mirar a mi jefe, el me miró con una sonrisa brillante y me extendió la palma para un apretón. Le tendí la mía.

"Veo que llegaste antes de la hora que te pedí... Me gusta tu puntualidad." Halago, tan solo sonreí un poco nerviosa en respuesta. "Olvide entregarte esto cuando nos vimos." Alzo el paquete. "Son tus identificadores como asistente."

Los tome con ambas manos, luego abrí la caja con delicadeza de cuidar el estampado. Dentro estába lo que parecía ser un reloj, una credencial y otra llave suelta. Saque la tarjeta.

"Sundrop puede ayudarte a completar tu registro, ¿no es cierto?" Miró a la máquina.

El robot forzó una sonrisa.

"Claro, yo puedo encargarme." Dijo en respuesta, en su voz había un cierto tono agresivo.

No quise voltear a mirar por mucho tiempo al ser de metal. Me incomodaba hacerlo.

Supe que mantuvieron su mirada entre ellos por un rato un poco largo por la forma en la que mi jefe no desviaba su vista de arriba de mi. Trague en seco.

"Bien, entonces eso es todo. Sundrop te dirá que hacer. Ten un buen inicio, ___." Deseó antes de dedicarme otra de sus sonrisas amplias. Correspondí con el mismo gesto.

"Gracias, señor. ¡Usted también tenga un lindo día!" Agregue viendolo partir, ni siquiera se digno a voltear a verme cuando le hable. Regrese mi mano a mi pecho para dejar de lado mi entusiasmo al recordar que seguía estando acompañada. Aquel robot seguía detrás de mi, podía sentir su presencia.

Estábamos ahora solo los dos... Solos... Sin nadie...

No podían ponerme en una peor situación.

No Más Lágrimas. [Sundrop/moondropxtn]Where stories live. Discover now