—no creo, sinceramente.— dice finalmente, y ambos no hablamos hasta llegar al lugar.

cuando llegamos el ambiente a festividades se podía sentir. la gente vestida abrigada, con guantes y bufandas. aún no había nieve, pero el frío estaba. el olor a calabaza y malvavisco asado se podía notar en el aire. luces navideñas, los niños jugando y un santa disfrazado. amaba las navidades, aunque no fuesen perfectas siempre, nunca había que perder el espíritu. Col y yo habíamos planeado cenar en su casa e intercambiar nuestros regalos en mi departamento al día siguiente. me estaba volviendo a sentir en casa después de mucho tiempo.

—ahí está.— señaló mi amigo y los nervios volvieron a aparecer. un escalofrío evidente recorrió mi cuerpo. Colin friccionó mi brazo, transmitiendo confianza. —tranquila, Melody. es una salida de amigos, todo va a salir bien.— recordó y asentí.

lo podía ver entre las demás cabezas de las personas. traía un gorro de invierno y parecía buscarnos con la mirada, hasta que chocó con el brazo levantado de amigo y alzó las cejas notándonos. comenzó a caminar entre la gente hacia nosotros, solté un suspiro que se vió con humo, debido al frío.

—hey, ¿cómo están?— nos saludó con una sonrisa cerrada. le dió un "saludo de hombres" a Col, y luego se fijó en mí. me miró disimuladamente de pies a cabeza y se acercó a darme un abrazo corto. contuve la respiración cuando sus brazos rodearon brevemente mi cuerpo, y correspondí de igual forma.

—bien, ¿y tú? ¿nos estabas esperándo hace mucho?— preguntó el de pelo negro, después de que nos hayamos separado.

—para nada, acabo de llegar. no encontraba estacionamiento.— aclaró. —¿ustedes?

no podía emitir ninguna palabra, su presencia me dejó atontada. estaba vestido con ropa abrigada de color negro, así que estábamos a juego. el perfume que traía se podía sentir por encima de todos los olores que había en el lugar, mareándome un poco. su pelo era precioso, pero cuando lo tenía escondido en esas gorras que usaba, dejaba más a la vista su rostro, luciendo sus ojos azules.

—lo mismo.— respondió Col. —¿viniste solo?— se atrevió a preguntar.

—no, de hecho-

—¡Matthew Sturniolo!— una nueva voz se escuchó, y todos giramos a ver de dónde provenía. ¿qué? ¿por qué habían dos Matt's? —¡me dijiste que me esperarías mientras ibas al baño!

—vine con mi hermano.— aclaró, mientras yo seguía con mi mirada asombrada y confundida. —Melody y Colin, son mis amigos. él es Nick.

—¿gemelos?— pregunté, aceptando la mano que me ofrecía el tal Nick como modo de saludo.

—trillizos, de hecho.— aclaró. mientras más me fijaba en él, observaba que no era una copia exacta, tenían algunas diferencias. comenzando con el pelo rubio, y el piercing en la nariz. aún así, los ojos eran idénticos. —mi otro hermano Chris no pudo venir.— informó amablemente.

—oh, wow.— mencionó Col, igual de sorprendido que yo. —¿cómo los diferencian? además del pelo, claro.

—ah, ¿ser gay es una diferencia?— preguntó bromeando Nick. en ese instante Colin abrió los ojos con sorpresa.

—¿hablas mi mismo idioma entonces? gracias a Dios.— exageró, como si se encontrase con alguien de su misma especie después de años.

—¡lo sé! a este pueblo le faltan gays.— bromeó Nick y todos reímos ante su comentario. extrañamente comenzaron una conversación demasiado fluida, como si se conociesen desde hace tiempo. Matt y yo nos miramos con diversión.

—¿comenzamos a recorrer? vi un puesto de manzanas acarameladas.— ofreció, y asentí con una sonrisa. —oh, casi lo olvido.— nos detiene, antes de comenzar a caminar. busca en su bolsillo de su hoodie y saca algo, lo cuál observo con curiosidad.  —te traje algo. vi esa libreta amarilla que tienes en el café, y vi que estaba un poco...— dudó.

—¿sucia, desastrosa, con las hojas salidas?— mi amigo se metió por un momento en nuestra conversación, con la mirada burlona.

—¡Colin!— regaño con un ligero rubor en mis mejillas.

Matt rió viéndome. —sí, esa. decidí regalarte una.— me entrega una pequeña bolsita de papel de madera, casi del temaño de su mano. —está bien si no la quieres usar. probablemente elijas la vieja por comodidad, pero cuando se le acaben las hojas limpias, tienes otra de respuesto.— dijo con una sonrisa.

—gracias, Matt. no tenías porqué.— dije realmente agradecida y sorprendida. creo que era el gesto más lindo que alguna vez alguien me había hecho, estaba demasiado contenta. es de mayor sentimiento incluso, porque significaba que notaba mi presencia y mi cochina libreta amarilla. —estoy avergonzada ahora porque yo no te traje nada. la próxima que vayas al café, prometo regalarte otra cookie de red velvet.— me apresuro en decirle.

—no te preocupes, es un gesto de amigos. pero, trato hecho.— dice y me estrecha la mano, causándome una risa. —a las cookies de red velvet nadie les dice que no.— asiento dándole la razón. me quedo observando su mirada hacia mí por un par de segundos, y sólo somos interrumpidos por Col y Nick llamándonos para avanzar con ellos.

pasamos el día comiendo, recorriendo puestos y jugando la variedad de atracciones que ofrecía la feria. realmente era un día que lo iba a guardar en mis recuerdos de forma especial. este año había sido una mierda para mí, y volver a disfrutar con amigos me reconfortaba. me sentí muy cómoda con Matt y su hermano mayor Nick, aunque el último fuese un poco más hablador, Matthew se encargaba de sumarse a las conversaciones y soltar chistes de vez en cuando. pasando el día, se hicieron las cuatro de la tarde, y estábamos solamente el chico y yo caminando. al pasar de las horas, pude dejar de sentir nervios y no temblar como un chihuahua cada que lo tenía a mi lado.

—entonces, ¿qué opinas de las cervezas artesanales?— habíamos descubierto que aún eran menores, así que escondiéndonos de la mirada de todos, le había hecho probar un sorbo de mi vaso, esperando su respuesta.

hizo una mueca. —horrible. no sé cómo les puede gustar.— confesó con la nariz arrugada, causando que suelte una risa. —¿en serio tienes veintiuno?

—¿quieres ver mi identificación?— bromeé, estaba a punto de responder y lo interrumpo. —mentira, salgo horrible.— me apresuro en decir, y él ríe. —oh, mira. un puesto de flores.— señalo. —no querrás ver alguna opción para tu siguiente víctima- digo, cita.— bromeo.

—graciosa, Castillo.— dice sarcásticamente. ambos nos acercamos a observarlas más de cerca. —¿te gustan las flores?

asiento rápidamente. —pienso que es un gesto precioso. es una forma de transmitir emociones y sentimientos en cada ocasión, valiéndonos de un idioma que ha caído en desuso a través del tiempo. la floriografía o lenguaje de las flores.— dije, viendo la variedad de ramos. desde las clásicas rosas rojas, hasta lavandas. —¿cuál es tu favorita?

Matt pensó por un momento, mirándolas de la misma forma que yo. volvió su mirada hacia mí, y sonrió.—¿cuáles son las tuyas?

—ehm, creo que es la pregunta más difícil que me han hecho. — pensé. realmente me gustaban todas, tenía algunas más alto en el top y otras más bajo. finalmente me decidí. —las peonías.

—¿las... qué?— preguntó y giró levemente la cabeza como un cachorro, gesto el cual me causó ternura.

—peonías. su nombre viene de Peón, discípulo de Asclepio, el dios griego de la medicina que lo transformó en una flor por estar celoso de él.— comenté brevemente, mientras sentía su atenta mirada. —además, también es una flor muy popular por formar parte frecuentemente del ramo de la novia en las bodas.

—eres una persona muy curiosa, Melody.— dice antes de comenzar a voltearse en su eje. —y me gusta.

mis mejillas se enrojecen. —no me dijiste tus flores favoritas, Matthew.

—tendrás que averiguarlo.

espresso in love !¡ matt sturnioloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora