Capítulo 8

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YEOSANG

Seonghwa aparcó el coche junto a lo que supuse era el taller. No estaba muy lejos y el camino fue corto.

La fachada del sitio era de un gris sucio similar al de la zona industrial. La persiana estaba abierta y desde fuera se podía ver parte del interior. También era de un color gris y blanco con toques de manchas de aceite rapartidos por el suelo. Se veía totalmente anti higiénico.

Había un par de coches en la entrada, rodeados de herramientas que no supe diferenciar. Cuatro empleados trabajaban en ellos, levantaron la vista al reconocer el sonido del motor del coche de Seonghwa y sonrieron ampliamente.

–Ya estamos aquí.– dijo Seonghwa, dejando el coche en punto muerto para después quitar la llave.

–No, pensaba que nos habíamos parado a observar las vistas, duh.

Seonghwa suspiró y me anoté una mini victoria. En algún punto acabaría por cansarse de mí, solo tenía que descubrir cuanto tensar su cuerda.

Bajó del coche mientras me quitaba el cinturón . Dió la vuelta y abrió la puerta del copiloto, haciéndome una seña para que saliera.

Obedecí, al final me estaba ayudando y, aunque moría por quejarme, era contraproducente.

Nos acercamos al taller. Le seguí por detrás. Él saludó desde lejos a los trabajadores en los que había reparado antes.

–Hombre, mira quién aparece por fin, el desaparecido.– bramó uno de ellos. Hablaba demasiado fuerte y su voz grave me daba migrañas.

Seonghwa se acercó y los saludó a todos con abrazos fraternales y palabras de preocupación superficiales.

El taller desprendía un olor fuerte que era bastante desagradable. Empecé a respirar por la boca. Ni queriendo me acostumbraría a ese hedor.

–¿Donde has estado Hwa?– preguntó uno de ellos.

–Haciendo trabajos por aquí y por allá. El jefe es un poco exigente.– río incómodo.

Entonces todos repararon en mí, como si no hubiera estado allí parado todo el rato. Sus miradas me repasaba de arriba a abajo con curiosidad, tal vez demasiada. Fruncí el ceño, estos tipos eran idiotas.

–¿Es tu chico?– preguntó otro de ellos.

–Ya le gustaría.–contesté en voz más alta de la que pretendía.

Los otros cuatro rieron, por inercia Seonghwa lo hizo también. Yo les seguía mirando con cara de culo.

–El chico tiene carácter.

Carácter mis bolas, viejo verde; pensé, aunque el tipo no debía tener mas de treinta.

–Sí.– río Seonghwa en respuesta.– Lo he traído para que trabaje un poco y se le bajen esos humos.– me miró prepotente.

Juraría que su cara y mi puño se llevarían de maravilla.

–¿Vienes una vez al mes y la única vez que vienes es para que otro trabaje por tí? Que arrogante.– ese debía ser el único tipo listo de todo el taller.

–Tiene una deuda pendiente conmigo así que trabajará aquí para pagarla.– se limitó a contestar.

El mismo tipo chasqueó la lengua.

–Es una lastima que te dejes los dedos aquí,– me habló directamente, aun inspeccionándome con la mirada– eres demasiado guapo. ¿No te gustaría ser modelo?

Modélame ésta; pensé, pero me volví a abstener de decirlo en voz alta.

–Me parece un trabajo estúpido.– elevé los hombros con pasotismo.

I Want Big Boy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora