3. tulips

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alzo las cejas con sorpresa, y una sonrisa se plasmó en mi rostro. —¡Alex, eso es genial!— admito, genuinamente feliz por él. de pronto todo el malhumor que traía se esfumó en cuestión de segundos.

me mira sonriente, aún con timidez. —ya era hora de que te superara, Castillo.— le pegué en el hombro. era consciente de sus sentimientos hacia mí, pero me tocaba rechazarlos, pues mis planes eran otros. juntarme con un compañero de universidad o trabajo, era lo último que haría. —estuvimos hablando hace un rato, y decidí la cafetería solamente como excusa para comer tartas de manzana.

—bien, su mesera seré yo.— dije con una sonrisa. —¿o será incómodo?— pregunté, solo para asegurarme y Alex rió.

—claro que no, tonta.— niega. —pero no te daré propina. después de todos los juegos nuevos que compré, solamente me queda mi herencia.— exagera y giro los ojos. hombres y su obsesión por los juegos y consolas. —te enviaré fotos de mis opciones de ropa, ser daltónico es de mis peores virtudes.

lo miré de arriba a abajo, juzgando su outfit. —es bueno que te des cuenta.— bromeé.

—¡Melody!— se quejó.

después de eso, tomamos caminos diferentes para nuestras últimas clases. media hora después, estaba entrando al café dispuesta a comenzar otra jornada de trabajo. gracias a mi sueldo, puedo ser capaz de alquilar un pequeño departamento y darme un par de gustos. ya que los estudios eran pagados por mi madrina, y mi bici fue mi último regalo de cumpleaños por parte de mi madre, el cual fue hace seis años. pero hey, servía para llevarme de un lugar a otro. no me quejaba para nada de Betty.

—¡mi empleada favorita!— el señor Lombardo anunció mi llegada con los brazos abiertos. los padres de Colin me adoptaron como una hija más, por lo cual podría llamar al café como mi segundo hogar. cuando llegué frente a él, me rodeó con sus enormes brazos, elevandome un poco en el proceso. detrás de él, podía ver la cara de disgusto de Colin y reí viéndolo. —¿cómo fue la universidad hoy, ciccina?

—aburrida, como siempre.— acorté mi respuesta.

—no te preocupes por eso, ya queda poco y vas a ser nombrada como gerente aquí.— bromea sacudiendo mi pelo como un cachorro, causando mi sonrisa.

—¡papà, me dijiste eso a mí el mes pasado!— se queja mi amigo y no puedo evitar reír.

—cuando te decidas una carrera universitaria, hablamos Col.— lo mira de reojo, y se va sacudiendo un trapo en su hombro. —los suministros ya llegaron hace un rato, los ayudo a acomodarlos y luego vamos a salir a caminar con tu madre.— anuncia.

después de ponerme mi delantal y atar mi cabello en una cola, nos ponemos a trabajar. como había contado, los lunes son los días más agotadores. los clientes iban y venían. tuve que limpiar un café derramado, y Colin tuvo que pelearse con una señora que prometía que había pedido descafeinado, pero en realidad no. cuando marcaron las cuatro y el lugar se vació, fue en ese momento que pudimos sentarnos y soltar un largo suspiro.

—odio los lunes.— me quejo, recostando mi cabeza por el hombro de mi amigo.

—yo odio todos los días de mi vida.— protesta Col, y río porque sé que no lo dice en serio. —¿crees que hoy va a venir?

—¿hm? ¿quién?

—tu príncipe azul, Melody— dice dramáticamente y escondo una sonrisa. —el chico que has visto dos veces y no te han dado las agallas para hablarle.

—no debo hacer relaciones sociales mientras estoy en el trabajo.— me defiendo, con las mejillas calientes.

—entonces pregúntale por su puto número y salgan en una cita.— regaña y giro los ojos. —es una condena verte así en este estado.— dice señalando mi libreta amarilla, donde una hoja con el nombre "Matt" y un corazón a su lado se escapaba. las mejillas se me enrojecen aún más y oculto rápidamente el libro en mi bolsillo.

espresso in love !¡ matt sturnioloOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz