-¡MOORE! -chillo Fred en cuanto la diviso.

-Weasley.

Ambos primos ya estaban juntos, obvio. Por más que ambos eran muy, muy altos, Amelie pudo notar la gran diferencia que Fred le sacaba a James. Era muy poco creíble, pero si, tal vez la gente no lo notaba porque James era mucho más fornido, mientras que su primo apenas tenía un poco de piel rellenando sus brazos.

-Mira esto -indicó Fred, tomando delicadamente la cabeza de la muchacha para girar su cuello y señalarle una persona-. Adivina quién es.

No entendía, definitivamente, la sonrisa burlona de Fred y James, pero al entrecerrar sus ojos verdes, Amelie pudo notar unas extravagantes iris violetas bajo una sedosa cabellera rubia sobre la muchacha. No tardó mucho en entender de quien se trataba.

Hallie Zabini.

-Esto será divertido -murmuro Fred, frotando cínicamente sus manos entre sí. Se adelantó un paso, dispuesto a ir donde la serpiente, pero James se le adelantó y, con uno de sus recios brazos, interrumpió su paso.

-Ni se te ocurra, no tenemos nada con que negociar esta vez, así que aguántate. Le prometí a papá que no tendría tantos castigos este año.

-Ajá. ¿Y ahora que me dirás? ¿Qué besaste a Amelie? ¡Ja! -exclamó Fred, sarcástico, riendo de lo estúpida que sonaba la situación.

Amelie se removió incómoda y James retiró su brazo, dándose por vencido, regalándole paso libre y permiso a su primo para burlarse de la Slytherin.

Fingiendo no ser parte del plan, para que Zabini tampoco se enojara con ella, volvió su vista sobre el resto del andén, buscando la negra cabellera de su mejor amiga. Distinguió a Scorpius Malfoy a un par de metros, a Dean Finnigan y Dylan Belby por otro lado, pero no podía encontrar la ubicación exacta de su amiga.

-Oh, mira -pidió James, sin separarse de su lado, codeándola levemente y señalando con su cabeza al lugar donde estaba la familia Zabini-. Esto se pondrá bueno.

Y, magníficamente, tuvo razón. Por más que estaban bastante lejos, pudo escuchar como Fred su burlaba cínicamente con ella, tratándola de Barbie plástica y rubia oxigenada. Cosas que a cualquier persona blonda le hubieran ofendido.

Con lo estúpido que era Fred, tampoco parecía haberse dado cuenta que se trataba nada más ni nada menos que la Slytherin más respetada y temida de todo Hogwarts. Y, por ende, más orgullosa.

-Te ves hermosa huequilla, ¿Te inscribirás en el equipo de porristas?

Al segundo, Fred colgaba de una sola pierna, calvo, con incisivos extravagantemente anormales de tamaño y pústulas maravillosamente asquerosas. Humillado.

-Tal vez deberías darle una mano -musito Amelie, preocupada.

-Yo se lo advertí. Él no escucho.

Roxanne, su hermana, no hizo más que acercarse a Zabini y chocar puños amistosamente, mientras que George reía a carcajadas y fotografiaba la vergüenza de su hijo, seguramente para plasmarlo en su negocio y tenerla de inspiración para nuevos productos. Angelina y Molly eran las únicas de la familia que parecían realmente preocupadas, pero tampoco hicieron nada, tal vez porque entendían que Fred se lo merecía.

-¡YA BÁJALO! -escucho Amelie gritar a alguien y, cuando dio media vuelta, se encontró a Jenna Adams, con su cabello como siempre, irregularmente cortado, y el rostro hirviendo de furia.

Zabini, únicamente, rodó los ojos.

-Ya... ya está bien, Hallie -se atrevió Amelie, con temor, mientras James la veía asombrado.

Amelie Moore y la maldición de los PotterWhere stories live. Discover now