O9

1.3K 142 29
                                    


Honestamente, cuando Alba vio el rostro de Amelia, no pudo evitar sentirse de dos formas. Primero, inferior, porque Amelia era tan segura de sí misma, que no le importaba usar tanto maquillaje o no, y segundo, superior, porque seguramente y en su mente, ella se veía mil veces mejor que Amelia.

La mexicana, teniendo en su mente que Alba no tenía la culpa de ser encantadora, sonrió forzadamente. Creía que había sido cruel que iniciara a salir con Chris, aunque hasta donde sabía, no habían formalizado nada, de cualquier modo, si estaba por ahí con él, significaba que a ella también le atraía, y entonces le había estado mintiendo en la cara cada que elogiaba su relación, era la primera vez que lo pensaba, ¿cómo pudo creer que Alba era completamente inocente? Quizás no era del todo culpable, pero, su inocencia tampoco era total.

—Hola, Alba—saludó Amelia, pero de inmediato se dio la vuelta, intentando ignorarla y que así se fuera, pero, eso no pasó.

—Oye, luces bien. Quiero decir, te ves algo apagada, pero, bien—sonrió de forma hipócrita.

Amelia volvió a darse la vuelta, pero solo sonrió forzadamente.

¿A qué hora llegó esta? —preguntó Ricardo bebiendo otro shot de tequila.

Alba ignoró al chico borracho.

—¿Cómo estás?

—De maravilla, con los muchachos—respondió, sabiendo que Alba no reconocería a ninguno a pesar de haber estado en el Gran Premio.

Alba les dio un rápido escaneo a todos, menos a Ricardo, a él ya lo conocía. Le pareció que todos eran un poco familiares, pero, no recordaba, ni le importaba saber de dónde. Solo admitió que eran atractivos, y sintió molestia al saber que la mexicana estaba rodeada de chicos guapos.

—Linda compañía—dijo haciendo una mueca.

—¿Y tú con quien vienes? —Amelia sabía la respuesta, pero, quiso preguntar de todos modos.

—Con Chris—respondió con orgullo—, ya sabes estamos... conviviendo mucho. Pero, no es lo importante, estamos sentados con el ganador de la carrera.

Max se ahogó con la bebida y comenzó a toser, provocando que la mexicana le diera unas palmadas en la espalda para que se estabilizara, lo logró.
Amelia entonces sonrió, pero intentó disimular, y miró a Alba otra vez.

—¿Con el ganador? —fingió sorpresa— No puedo creerlo eso es...

—Increíble, lo sé—sonrió enormemente—. Quizás, si le pregunto a Chris y al corredor, pueda lograr que lo conozcas, o que te regale una foto.

Amelia asintió.

—Eso sería fabuloso, de verdad estaría muy emocionada por conocerlo.

—Mira, haré lo que pueda, Amelia, no te prometo nada. Es un chico bastante importante, y no le gusta estar con desconocidos, pero, prometo intentar ayudarte.

Amelia fingió de nuevo sorpresa.

—No puede ser, ¿en serio? Yo estaría muy feliz con eso, Alba.

Ella solo volvió a sonreír con superioridad.

—Ajá, haré lo que pueda—repitió, y le causó curiosidad saber porque todos los chicos que la acompañaban, estaban intentando no reír—. Y, ¿no me presentas a tus amigos?

Amelia sonrió y accedió.

—Obvio. Él es Carlos Sainz, Charles Leclerc, ambos pilotos de Ferrari. Fernando Alonso, una leyenda de la fórmula uno—el mencionado se sonrojó un poco—. Sergio Pérez, mi piloto de México, y Max Verstappen, el ganador de la carrera de hoy.

ABOUT LOVE | Checo Pérez.Where stories live. Discover now