Capítulo 26

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[Maratón 2/10]

"Depression is back."

El viernes por la mañana llego temprano al colegio. Tengo tiempo de intercambiar libros en mi casillero y conversar con Maxi y Agus antes de entrar al salón. Ocupo el asiento al lado de Maxi, el penúltimo banco de la segunda fila.

Desde que llegué al colegio he intentado bloquear mis pensamientos dirigidos a Oriana. Aunque no la he visto en el pasillo y tampoco está sentada al frente.

Como si me leyera la mente, Maxi dice:

- ¿Dónde está Oriana?

-Me estoy preguntando exactamente lo mismo que tú.

Maxi se encoge de hombros restándole importancia a la vez que el profesor Quentin entra al salón.

Mis ojos vuelan a la puerta del salón y de repente Oriana se detiene en seco abrazando sus libros pegados a su pecho.

- ¿Va a entrar, señorita Sabatini?

-Disculpe.

Entra apresuradamente y con desesperación buscar un lugar. Pasa por el medio del salón siendo seguida por todas las miradas del lugar, toma asiento al lado de un chico, al fondo.

El chico tiene el cabello oscuro, ojos negros como la noche y se limita a dirigirle una mirada desprecio a Oriana. Ella lo mira y le sonríe sin separar los labios, él mueve la silla más contra la pared y desvía la mirada al frente.

En la segunda clase toca Historia. Soy consciente de que a Oriana y a mí nos queda trabajo pendiente por acabar para entregar. Pero decido que no voy a decírselo en persona. Distancia. Debo mantenerme alejado de ella, así que debo llamarla al móvil o pedírselo por texto.

Les he comentado a mis mejores amigos que esta noche tengo una especie de "pijamaza" con mis hermanos más pequeños, en mi casa. Y como la inmadurez aún vive en sus cabezotas, ambos quieren asistir.

Sé que si en la secundaria se enterarán de nuestros planes de viernes por la noche, seríamos el hazmerreír en los pasillos todos los días de aquí a la eternidad.

--- o ---

He tenido un fin de semana agradable. Sin contar las veces en las que me pregunté que habría estado haciendo Oriana en su solitaria habitación. Viernes con mis hermanos y mis mejores amigos, luego sábado en casa de Agus, pizza con amigos y maratón de videojuegos, y domingo en casa con mamá.

Si bien debo admitir que no estoy del todo tranquilo con la distancia que mantenemos con Oriana, decido que debo dejar de preocuparme. Confío en que si ella me hubiera necesitado, me hubiera llamado o algo, y como no lo ha hecho, no debe necesitarme.

Solo espero no haber tomado una horrible decisión.

Cierro la laptop y la dejo reposar sobre el escritorio de mi habitación. Busco mi móvil con la vista y decido enviarle un texto a Oriana.

"Debemos terminar el trabajo de historia, ¿te parece si lo repartimos?"

Dejo el móvil sobre la mesa de noche y aparto las mantas con un bostezo que me hace abrir la boca como un oso. El móvil vibra.

"Si, ningún problema."

Ha sido sencillo.

Decido que ahí termina la pequeña conversación y bloqueo mi móvil apenas me percato de la hora que es. Tarde. Mañana hay colegio.

Me meto en la cama y apago la luz de la lámpara que yace sobre la mesa de noche, cierro los ojos y oigo mi móvil vibrar. Ruedo los ojos y estiro el brazo para tomar el móvil.

Desapercibida (Adaptada) / SIN TERMINARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora