Capítulo 6

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El giro que había tomado la vida de Baltazar no era algo que creyó que sucedería. Pero era real. Y ahora lo estaba viviendo.

Debía ser una broma.

Y es que resultó que ser bartender no era un trabajo tan sencillo como pensó en un comienzo. Solo era mezclar y servir bebidas... ¿Por qué debía ser complejo?

—... y esta es la combinación que debes aprenderte para esta noche —le señaló Aris, el chico que trabajaba como subgerente y un puesto abajo a Denice—, no son bebidas del todo complicadas y, con la suerte que tenemos aquí, la mayoría solo pide cerveza y eso es todo.

Baltazar asintió y miró con el ceño fruncido la barra que yacía frente a él, a la vez que analizaba en silencio la cantidad de cosas que había por debajo como los utensilios y vasos y, además, las enormes y largas repisas a sus espaldas que sostenían botellas de todo tipo. Trabajar en un sitio así le resultaba extraño, porque siempre había sido de las personas torpes que tiraban accidentalmente todo lo que fuera de vidrio que cruzara por sus manos.

Y la idea de estar rodeado de botellas frágiles que podrían romperse con un simple desliz era inquietante y lo ponía ansioso.

—De acuerdo —murmuró. Sentía que llevaba una eternidad en ese club y solo habían pasado tres horas... Y tres horas sin música o ruido externo, porque todo estaba muy calmado y silencioso debido a la hora del día.

—Deberías estar al tanto de que en los viernes este lugar siempre se pone muy alocado —puntualizó Aris con una sonrisa un tanto vacilante—. Denice y yo estaremos, aunque tendremos otro tipo de trabajo y no podremos estar muy al pendiente de ti... ¿Crees que puedas manejarlo?

"No. En lo absoluto. Despídanme de una vez antes de que rompa todas las botellas aquí", fue el fuerte pensamiento que inundó la mente de Baltazar. En cambio, se forzó a corresponder la sonrisa mientras inhalaba y exhalaba con fuerza.

—Eso espero —dijo con un tono algo agudo por el hecho de estar mintiendo—, los clubes no son precisamente lo mío, pero haré lo que pueda.

Aris asintió y alzó sus pulgares.

—En ese caso, te dejo para que repases todo lo que acabo de decirte y te familiarices un poco con la barra. Puedes irte a descansar cuando quieras, solo te pedimos que regreses para las ocho de la noche.

Baltazar observó cómo el chico, que era más menudo y de estatura baja de lo que pensaría que alguien con veinticinco años se vería, se giraba sobre sus talones y le dejaba solo con sus pensamientos y sentimientos encontrados. Apretó sus labios en una fina línea recta, mirando entonces hacia el resto del club.

Era grande y espacioso; de eso no cabía duda alguna. El suelo era de un material que se asemejaba a la madera, aunque tenía la teoría de que no era esto en lo más mínimo; del techo colgaban muchas lámparas en estilo vertical y había una planta superior de la cual solo se asomaban unos balcones en forma de U. Frente a la barra había un pequeño escenario rodeado de intensas y llamativas luces de colores; se preguntó qué tipo de grupos musicales solían subir a tocar. Esperaba que al menos la música no fuera tan angustiante como sabía que lo era en los escasos clubes a los que le habían convencido de ir.

Soltó un dramático y largo suspiro y enterró su rostro entre sus manos. Si sus padres tuvieran forma de saber que ahora estaba en un club trabajando como bartender en lugar de estar en la universidad como lo planeó, entonces tal vez se estarían riendo. Su padre le diría que sabía que no triunfaría fuera del pueblo, y su madre le miraría con una sonrisa compasiva sin decir nada.

Baltazar se preguntó si esta era la razón por la que Cael no se llevaba bien con ellos.

Y lo más molesto del asunto era en realidad no tener recuerdos concretos de esta época. No era difícil adaptarse, porque ya la había vivido en algún punto de su vida, pero se sentía como si tuviera una venda en los ojos y alguien le hubiera dejado a su suerte en el bosque... Reconocía vagamente su alrededor por instinto, mas lo cierto era que no sabía nada.

El Otoño de 1999 © [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora