Capítulo 11

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Nos encontramos sentados sin poder mirarnos a la cara por la incomodidad que sentíamos cada uno.

Después de que Alicia se fuera llena de enojo y maldiciendo no pudimos mencionar una palabra más, quería romper el silencio, pero la verdad no encontraba la manera.

—Eso no lo esperaba —escuché la voz burlona de Noé.

—¿Qué cosa? —le pregunté confusa.

—No sabía que eras tan valiente y atrevida —se río.

—Creeme que yo tampoco —bromee.

—Toma a mí hermano, es todo tuyo —decia señalando a Èric que estaba frente a mí.

El se sonrojó casi sin poder sostener la mirada.

—Soy suyo hace mucho —susurró.

—Ewww —reaccionó Noé —creo que debería irme —se levantó y se marchó sin mucho apuro.

—Creo que yo también debería irme —dije en voz baja.

—No, no puedes —me dijo Èric sentandose a mí lado —aún no te doy la sorpresa que te dije.

Se levantó y se fue directo a la habitación, de allí regresó con una pequeña caja.

—Toma —me entregó la caja que al verla de cerca pude notar que era de un color lila precioso.

—Abrela —quiero contarte algo después.

La abrí de inmediato, estoy completamente segura de que mis ojos de llenaron de un brillo intenso en cuanto ví el contenido; era una esfera de cristal en una base de madera, en la parte interior se podía visualizar la noche estrellada de Vincent van Gogh. Estaba tan sorprendida por ver semejante belleza que tenía ganas de gritar por la emoción.

—Observa la verdadera magia —lo escuché decir.

Mis ojos se dirigieron a el apenas lo oí, ví como caminó hasta las luces que iluminaban el interior del apartamento y las apagó, quedamos en una pequeña oscuridad que se producía porque la noche ya se acercaba.

Regresó a mí y me pidió que cerrara los ojos, y entonces sentí como presionó el pequeño interruptor que tenía a un costado la base de madera que sostenía la esfera.

—Puedes abrirlos —me dijo al oído.

—¿Has escuchado hablar sobre el mito que dice que cuando ves las cosas en cámara lenta, significa que es tú momento más triste o más feliz? —hice una pausa —creo que este es mi momento más feliz —dije al abrir los ojos y ver como el techo reflejaba la noche estrellada que se encontraba dentro de la esfera, era realmente mágico.

—¡FELIZ CUMPLEAÑOS! —unió sus labios a los míos tiernamente.

—Mi cumpleaños fue hace mucho —me reí un poco.

—Pero no te había dado un regalo adecuado —se acercó y acaricio mis mejillas.

No sé si realmente puedes cambiar a alguien, o más bien esa persona decide cambiar por sí mismo, realmente no lo sé, pero hay algo de lo que estoy completamente segura, el Éric que he presenciado hoy... es simplemente la mejor versión. 

 

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El poder de tus besosحيث تعيش القصص. اكتشف الآن