SACRIFICIO

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Narrador Omnisciente

El Capitán Jack Sparrow acababa de presenciar como Héctor Barbosa hería de manera letal al Capitán Barba Negra.

De pronto, nada más desviar su mirada en busca de su amada esposa, la vio como se desvanecía en el suelo cubierta de sangre.

Corrió hacia ella preocupado.

-Amor, ¿qué ha ocurrido? Preguntó cada vez más alterado. La elevó del suelo y la situó sobre su regazo, presionando su mano en sus heridas con cuidado.

-Supongo que el Rey español no acepta un no por respuesta... Murmuró débil, convirtiendo su intento de sonrisa en una mueca de dolor.

-No te preocupes, todo va a salir bien... Te pondrás bien, amor... Hemos estado en situaciones peores. Dijo el capitán acariciando su pelo. -Ahora mismo vuelvo, tú intenta no cerrar los ojos, ¿sí?

El pirata se apresuró a buscar los cálices como loco entre los escombros.

Pensaba hacer lo imposible para salvar a su amada.

Barbosa había reclamado la tripulación de Barba Negra por lo que huyeron junto a los corsarios ingleses y españoles.

Solo quedaban las ruinas rodeadas de un sucio aire, contaminado por el polvo de los escombros.

La melodía favorita de su esposa comenzó a oírse. Seguido, una hermosa sirena de rasgos muy parecidos a los de la Capitana Sparrow surgió de las aguas próximas a la fuente con ambos cálices en las manos.

Se los dio al Capitán con una seria expresión. -Salvad a vuestra amada al igual que ella salvó al mío y a mí misma. Salvad a mi hermana. Le rogó antes de desaparecer en el fondo del agua.

El pirata algo extrañado hizo lo que le pidió sin dudarlo.

Buscó el débil flujo de agua de la fuente, rellenó ambas copas y echó la lágrima en una de ellas.

Después, se dirigió al moribundo Capitán Barba Negra.

Era hora de hacer lo que mejor se le daba a nuestros protagonistas: engañar una vez más en beneficio mutuo:

-Su hija está herida por el mismo filo. Se está muriendo. No puedo salvarlos a los dos. Debe beber para salvarla. Le mintió.

-¿Cuál contiene la lágrima? Quiso saber el pirata herido.

-Está. Señaló el Capitán Jack Sparrow.

El egoísmo del pirata le llevó a tomar de la copa que creía que le daría un mayor número de vidas a pesar de que fueran los de su propia hija.

Sin perder ni un segundo, el Capitán fue corriendo donde su amada y le dio de beber de la copa restante.

-Puede que me haya equivocado... Murmuró el pirata al ver como a su esposa se le curaban todas sus heridas.

-¡¿Qué?! Exclamó el Capitán Barba Negra, incorporándose del suelo.

-Sí... Además, su hija huyó hace mucho. Nunca estuvo herida...

-Málditos pirat... Antes de poder finalizar la frase, un remolino de agua proveniente de la fuente le arrebató la vida dejando únicamente sus huesos.

Una ya recuperada Susan Sparrow saltó a los brazos de su esposo de lo más alegre.

La pareja de capitanes se unió en un lento y extenso beso de celebración.

Al fin y al cabo, sus planes siempre funcionan. Incluso aunque tengan que improvisar de vez en cuando.

Piratas del Caribe: En Mareas MisteriosasNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ