•|•AMARGO•|•

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•∆•INTERMEDIO•∆•

Narrador:.

Un pequeño niño rubio dibujaba recostado sobre el suelo mientras tarareaba. Su estomago rugió de hambre, Armin se levantó del suelo y salió de su cuarto aún tarareando. Después de todo solo tenia cinco años. En la planta baja de aquella casa, Mónica discutía con su esposo una y otra vez sobre lo mismo de siempre. No había día en que Mónica no tuviera que escuchar los vergonzosos comentarios de su esposo o no recibiera una bofetada de parte de él. Aún asi se negaba a dejarlo, no podía, más bien no quería dejarlo.

La discusión entre ambos esposos concluyó de la manera en que siempre concluía, un golpe. El esposo de Mónica la golpeaba hasta el cansancio, y cabe mencionar que la mayoría de las lesiones eran propinadas en la cabeza o el vientre. Una vez más ella estaba en el suelo casi sin respirar. El hombre estaba parado frente a ella mientras esta se retorcía de dolor, él miró a un costado y diviso la pequeña figura de Armin. Molesto, caminó con prisa hasta él y lo tomó del cabello arrastrándolo, Armin grito con dolor una y otra vez:

—¡Papi!, ¡no al sótano otra vez! ¡Por favor! ¡Papi! ¡Papi! ¡Por favor!.—dijo llorando el pequeño rubio. Él hombre, ya harto del pequeño lo levantó del cabello hasta su altura.

—¡NUNCA! ¡NUNCA ME DIGAS ASÍ DE NUEVO! ¡¡ENTENDISTE!! ¡¡YO NO SOY TU PADRE!! ¡¡ASQUEROSO BASTARDO!!—y diciendo esto lo lanzó escaleras abajo hasta el sótano. Haciéndolo quedar inconsciente por el golpe.

Armin despertó horas después con la cabeza en las piernas de su madre. Ella sollozaba haciendo que sus lágrimas callera al pequeño rostro de Armin. Armin se levantó, un poco adolorido, y comenzó a secar el rostro de su madre con sus pequeñas manitos. Mónica sonrió, su pequeño era emasiado bueno, tan tierno y lindo. Eso era lo que hacia que los golpes de su esposo no dolerán tanto, y "eso" era el amor de su hijo. Armin abrazó a su madre.

—¿Porqué Papi nos odia?—preguntó el pequeño rubio.

—Oh, no, mi pequeño. Papi no nos odia.—dijo la mujer.

—Pero siempre nos trata mal y nos dice cosas feas.—

—Es que...él es una persona especial.—

—¿Persona...especial?.—

—Hací es, igual que tú —y se recostó de nuevo a Armin en sus piernas para hacerlo dormir.

Una vez que el pequeño estuvo dormido lo dejo sobre un colchón que ahí había y lo cubrió con una manta. Al salir del sótano cerró la puerta con traba. Mónica debía ponerle un fin a eso, a los abusos, a los insultos contra ella y su hijo. A esa hora, su esposo estaría durmiendo. Subió escaleras arriba y notó al bulto que tenia que ser él, debajo de las sabanas. Caminó hasta donde estaba él, quedando en frente, se sentó en la cama, inclinándose depositó un tierno beso en la frente de su esposo.

—Te amo demasiado, y por eso, es que hago esto.—Mónica levantó su brazo, y en su mano había un cuchillo de hoja  rectangular de cocina.

Armin parpadeo un par de beses sentándose en el colchón y fregó sus ojos con su mano, luego miró a todos lados esperando encontrar cerca a su madre.

—¿Mami?.—nadie respondió. Se levantó del colchón y caminó hasta las escaleras, el cuerpo aun le dolía.

Subió las escaleras y trató de abrir la puerta, no pudo hacerlo. Bajó de nuevo buscó entre las cosas de su padre algo que le sirviera. Encontró una copia de las llaves colgadas de un clavo en la pared. Con dificultad de llegar hasta ellas las tomó y fue corriendo hasta la puerta. La abrió cuidadoso de no hacer ruido, su padre solía enojarse con mucha facilidad. Escuchó un pequeño ruido proveniente del baño, caminó hasta allí y vio a su madre despedazar el cuerpo de su padre dentro de una bañera la cual estaba rodeada de elementos como: sierras, cuchillas y demas. Mónica notando la presencia de su hijo se levantó y volteó para mirar a Armin con una amplia sonrisa.

•|•🌷Dulce Obsesión🌷•|•Armin X T/N•|• CONTINUACIÓN Where stories live. Discover now