Sin Necesidad de Correas

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Escrito el 01 de Diciembre del 2023.

Palabras: 4, 904

Un perro podía olfatear a otro y con eso saber sus intenciones, sus emociones, y donde ha estado

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Un perro podía olfatear a otro y con eso saber sus intenciones, sus emociones, y donde ha estado.

Lamentablemente para Jason, todo eso le falló al estar con el Acertijo. Quizás su olfato se bloqueaba con él para que su aroma a mecánico sin bañar por un mes no le rompiera las fosas nasales.

Sus intenciones, emociones, y pasado las tuvo que ir descubriendo lentamente.

Sospechaba algo de él, pero no sabía exactamente qué. Y como buen perro, siguió su instinto. Más bien, fue Nygma quien también perseguía algo o alguien que los dejaba en el mismo lugar a los dos.

La primera vez que tuvo la respuesta frente a él de que era lo que perseguía Nygma como un perro ansioso salivando, no pensó demasiado y solo creyó que era algo sin importancia.

El Caballero de Arkham y el Espantapájaros habían estado fuera un mes entero para conseguir los químicos de una fórmula más fuerte de la toxina del miedo. Nadie tenía idea de dónde sacó Jason miles de millones de dólares, no solo para comprar químicos sino también todo un armamento militar. A Crane en realidad no le importaba si el Caballero robó cinco bancos o debajo del casco era un millonario.

Al volver a Gotham, lo único que quería Jason era quitarse el casco y respirar aire fresco -o la contaminación de la ciudad que le daba al aire mala calidad-, así que apenas estacionó el vehículo enfrente de las instalaciones abandonadas del Asilo Arkham, bajó sin ofrecerle ayuda a bajar al pobre anciano de pierna discapacitada.

Y para su mala fortuna -probablemente producto de ser un maleducado y dejar a Crane por su cuenta- no tuvo una cálida bienvenida.

—No es así como quería ser bienvenido después de mi regreso —dijo Jason al ver al Acertijo parado en la entrada como si fuera un árbol del paisaje sin hacer nada más que ocupar espacio—. ¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar escondiendo tus tontos trofeos?

Nygma rodó los ojos y cruzó sus brazos que estaban previamente en su cintura descansando—. Qué te importa —respondió a la defensiva a la primera pregunta—. Y todo lo contrario, Caballero, los trofeos no son tontos, son un desafío intelectual que están fuera de tu razonamiento para poder apreciar.

—En realidad, me gustan los acertijos, solo que los tuyos son aburridos. Mira, aquí tengo uno divertido. ¿Qué es más útil cuando está roto?

—Un huevo —respondió de inmediato Nygma sin necesidad de pensarlo más de un segundo.

—Tu cuerpo si no te quitas de la entrada y me dejas pasar —corrigió en tono serio. Una sonrisa se asomó en su rostro debajo del casco al ver la reacción del Acertijo. Toda su confianza y arrogancia salieron junto a sus ojos que casi se cayeron de tanto abrirlos por milisegundos.

Sin Necesidad de Correas | scriddlerWhere stories live. Discover now