Capítulo 1: "Allie siempre fue una chica diferente"

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   Finales de la década 1950

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   Finales de la década 1950.

   MIS DÍAS NUNCA FUERON USUALES, empezando por mi antiguo estilo de vida y yo misma, todo en mi mundo era diferente.

   Hacía unos meses que, junto con mi madre y hermana, acababa de llegar a Liverpool, Reino Unido. A pesar de ser la ciudad más recóndita de la tierra, el clima, el ambiente y la misma piel paliducha que se cargaba el habitante promedio, me hacía pensar que mi lugar de nacimiento, New York y esa ciudad eran iguales. Claro, la única diferencia eran los estrenos de las películas, siempre había cierta diferencia en los tiempos de estreno.

   Durante los primeros años de mi vida, me vi expuesta a los discretos comentarios y críticas de las hermanas de mi padre, dando a entender que, a diferencia de mi hermana, yo tenía el lenguaje más vulgar y no me comportaba como una señorita de clase.

   Pero hubo más razones por las que sin haber dicho nada a nadie, las tres nos fuimos de una de las ciudades más importantes del mundo, decidiendo en nuestro transcurso del viaje, a qué lugar del país inglés iríamos, y por puro juego, Liverpool se convirtió en nuestro destino.

   —Allie, adivina qué.

   La aguda voz de mi hermana, Emma Louise, llegó hasta mis facultades auditivas mientras checaba revistas de cocina que mi madre había dejado esa mañana antes de irse a trabajar. Levanté la mirada, encontrándome con su aspecto tan natural y alegre.

   — ¿Mi amor Elvis viene a Londres? —Fue la única pregunta que pensé y expresé al momento, ya que era mi costumbre hablar de Elvis Presley y lo maravillosas que eran tanto sus canciones como él.

   —No, tonta, algo mejor.

   Vi como con una sonrisa, se sentaba frente a mí y se daba un momento antes de darme la noticia.

   —No sé sí recuerdes, pero mi obra de teatro está dirigida por una mujer, la señorita Le Gallienne y ella te vio el otro día y piensa que sería buena idea si aceptas un papel...

   —No voy a ser actriz, para eso estás tú. —Le dije completamente decidida, oponiéndome al hecho de la inusual propuesta y es que solamente deseaba que mi hermana siguiera con su sueño de ser actriz y por no tener dinero, tener que estar yo dentro de ese ambiente, de ese mundo que mi hermana había anhelado por tanto tiempo desde que éramos tan sólo unas infantas.

  Y a pesar de que de niñas habíamos ido a clases de actuación para disminuir nuestra timidez, siempre quise ser psiquiatra, ayudar a la gente, pero a mis dieciocho años caí en cuenta que mi decisión final de no estudiar nada, fue la correcta. Antes éramos las mujeres del gran Graham Boynton, uno de los empresarios más influyentes de New York, sino es que del norte de Estados Unidos. Pero para entonces y del otro lado del mundo, no éramos más que tres desconocidas mujeres que apenas podían llevar la renta de una casa y comida.

El Espectro de CalderstoneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora