No dijeron nada en represalia. Sólo lo miré fijamente, de manera extraña.

Como si fuera extraño.

-Entonces, eh... ¿qué hace una chica como tú sola en el bosque?- Emmett se rascó la nuca con torpeza, encontrando todo el silencio algo... bueno, incómodo.

La persona le dio otra mirada antes de encogerse de hombros y darle la espalda.- Realmente no creo que sea de tu incumbencia.-

Su voz era tan suave. Emmett casi se desmayó cuando los escuchó hablar por primera vez. Sin embargo, se mantuvo firme.

-Bueno, estás aquí sin ningún tipo de protección. Cualquier cosa podría salir de este bosque.- Hizo un gesto, señalando los árboles antes de señalarse a sí mismo con una sonrisa arrogante-No me importa ser tu caballero, con una armadura brillante.-

-No soy una damisela en apuros. Ni siquiera una damisela...- Se volvieron hacia el hombre que sostenía el arma a su lado.- ¿por qué estás aquí afuera? Seguramente corres el mismo peligro, incluso con esa aterradora arma en tu ayuda.-

-Debería preguntarte lo mismo. Además, estás en mi lugar, Ángel.- Sonrió cuando el apodo tomó al otro con la guardia baja. Sin embargo, se recuperaron rápidamente.

-Yo pregunté primero.-

Emmett se rió entre dientes, colocando su rifle sobre su hombro cómodamente.- Está bien, vengo aquí a cazar.-

Recibió un asentimiento del hombre mientras miraban fijamente el agua frente a ellos.- Aunque no parece que vaya a recibir mucho hoy.-

-Lo siento por los inconvenientes ocasionados.-

-No estoy preocupado. Mañana atraparé algo. Mientras tanto...- Se sentó junto a ellos ahora, acercándose mientras observaban cada uno de sus movimientos por el rabillo del ojo.- Creo que debería llegar a conocerte más... Ángel.-

-Sigues llamándome así... ¿por qué?- Lo interrogaron con esa mirada extraña de antes.

Emmett echó otro vistazo a su físico y notó su mandíbula afilada y su pecho plano... sí, debería haberlo sabido.- Sólo estoy diciendo lo obvio.- Él sonrió.

Ella le puso los ojos en blanco y se alejó del hombre. Para ella olía demasiado bien y no quería correr el riesgo. Sin mencionar que este hombre estaba dejando una sensación extraña en su pecho que nunca antes había experimentado con otro humano.

-¿Puedo darme un nombre para el ángel caído con el que me he topado hoy?- Emmett sostuvo un folleto para la mujer.

En el fondo, algo le decía que siguiera adelante con ese sentimiento.

Y Emmett siempre escuchó sus instintos.

-¿Mi nombre?- La chica cuestionó, como si fuera la petición más extraña imaginable.- Acabas de conocerme. Puede que nunca nos volvamos a ver después de esto... ¿por qué debería decirte mi nombre?-

-Porque esta no será la última vez que nos veamos.- Emmett le sonrió a la chica que todavía era más baja que él incluso mientras estaba sentada.- Y creo... que tú también lo sientes.-

La chica parecía insegura pero también sorprendida. Como si supieran exactamente de qué estaba hablando pero todavía no quisieran creerlo. Ese sentimiento era fuerte en ella al igual que lo era en el hombre brutal.

-... No creo creer en ese sentimiento tuyo... pero tomaré tu palabra.- La chica sacudió la cabeza, sonriendo.- Mi nombre es Alex Cullen.-

-Emmett Dale McCarty, a su servicio.- Dejó escapar una sonrisa arrogante mientras se quitaba un sombrero imaginario.

~¡Obedeceme! ~ Twilight // Emmett C.~ Seth C.Where stories live. Discover now