~¡Obedeceme! ~ Twilight // Emmett C.~ Seth C.

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-¿Lo prometes?- Preguntó, inclinándose para apoyar su frente contra la de sus compañeros.

-Sí, lo prometo, bebé grande.-

Emmett se rió entre dientes y levantó a su compañero que se reía tontamente, haciéndolos girar.

Se encontraron de nuevo en un beso mientras él los acompañaba a su habitación compartida, con Alex todavía en sus brazos.

Dejó al chico en la habitación y observó cómo comenzaba a empacar dos maletas; uno para cada uno de ellos.

-Entonces, ¿por qué exactamente esto es un problema?- Preguntó Emmett, moviéndose para coger las cosas que quería traer antes de entregárselas al chico.

-Bueno, porque Bella es humana. No creo que necesite decirte lo mala idea que es tener una lista de invitados de sólo vampiros en el cumpleaños de un humano.- Alex miró fijamente la maleta que había estado empacando, asegurándose de no perderse nada.

Pero había algo más ahí, otra preocupación.

-¿Qué ocurre?- Emmett se acercó detrás del chico y envolvió sus brazos alrededor de su abdomen. -Esto no se trata sólo de Bella, ¿verdad?-

-No, se trata de Jasper.- admitió Alex.

-Alice se encargará. Si alguien puede mantenerlo a raya, es ella.- Bromeó Emmett, sonriendo en su cuello.

Y Alex casi sonrió, pero la idea de que su hermano perdiera el control todavía estaba en el fondo de mi mente.

Jasper era fuerte; él lo sabía. Pero Jasper también era todavía nuevo en su estilo de vida de dieta animal.

Era un vampiro que había pasado gran parte de su vida futura bebiendo sangre de humanos, que incluso ahora, después de casi dos años de sangre animal, todavía tenía problemas para resistir la tentación.

Entonces, ¿hacer esta fiesta? También podrías estar colgando un filete crudo en una jaula con un león hambriento.

-No me parece.-

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Carlisle estaba sentado en el sillón de la sala, inquietantemente silencioso.

Cada uno de los Cullen estaba sentado o de pie alrededor del hombre, que parecía estar sumido en sus pensamientos.

A su derecha estaba su esposa, Esme a su lado, y a su izquierda estaban sus dos hijos que habían regresado a casa hace sólo unas horas. Alex y Emmett llegaron justo antes de que los otros chicos regresaran de la escuela.

En ese momento, pudieron decirle al líder del aquelarre qué exactamente Rose les había dicho sobre el plan de Alice.

Y estaba, con razón, enojado.

No sólo había tratado de tener una mente abierta para sus hijos, sino que también les había dado todo lo que querían, siempre que fuera dentro de lo razonable. Y, sin embargo, ¿Alice tuvo el descaro de ir a sus espaldas para hacer esto?

Habría esperado algo como esto de Edward, pero nunca de Alice. Al menos si fuera el lector de mentes, habría sabido qué hacer.

Pero Alice nunca se metió en problemas, y tal vez eso fue porque él la dejó salirse con la suya...

Había sido demasiado indulgente y eso significaba que estaba perdiendo el control.

Inmediatamente llamó a todos a la sala de estar.