LA PROMESA

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Un hombre oscuro y malvado se acerca a la reunión clandestina de los trabajadores de la iglesia. Su mirada está llena de malicia y su presencia impone temor incluso entre los más fanáticos. Con una sonrisa siniestra, se une a la conversación:

—Buenas noches, hermanos y hermanas. Veo que están tramando algo interesante.

El líder de la iglesia le da la bienvenida al recién llegado con una expresión de complicidad.

—Bienvenido, hermano Malachor. Tenemos un problema que requerirá de tu... experiencia.

Malachor asiente con satisfacción, sus ojos brillando con malévolo entusiasmo.

—Díganme, ¿cuál es el plan?

Los conspiradores comienzan a detallar su plan para sembrar el caos en la ciudad, culpar a Isabella y desacreditar cualquier intento de cambio benevolente en el sistema de la iglesia. Malachor escucha atentamente, aportando sugerencias siniestras que intensifican la malevolencia del plan. Su risa malévola resuena en la oscura sala, anticipando el caos que están a punto de desatar.

—Este será un día memorable para la iglesia, mis queridos hermanos. La oscuridad se cierne sobre la ciudad, y pronto todos verán que somos la única luz que puede guiarlos.

La conspiración se gesta, y la amenaza acecha en las sombras mientras preparan el terreno para su plan retorcido.

Bajo la lúgubre luz de la luna, los conspiradores de la iglesia se adentran en los oscuros bosques que rodean la ciudad. Guiados por Malachor, avanzan con sigilo, su determinación oculta tras las sombras de los árboles. A medida que se adentran más en la oscuridad, una criatura monstruosa de poder descomunal surge de entre los árboles.

El monstruo, una amalgama de sombras y pesadillas, emite gruñidos guturales mientras sus ojos brillan con una luz malévola. Su presencia inspira temor y horror, como si hubiera sido extraído directamente de las pesadillas más profundas.

Los conspiradores, liderados por Malachor, despliegan un hechizo arcano diseñado para debilitar la voluntad de la criatura y someterla a su control. La bestia, afectada por la magia oscura, se ve obligada a ceder ante la voluntad de sus captores. Con cadenas místicas, los conspiradores atan al monstruo, que ruge en protesta mientras es sometido a su nuevo destino.

Con su monstruoso prisionero en tow, el grupo siniestro regresa a la ciudad. En las sombras, la criatura acecha, sus ojos resplandeciendo con malicia mientras espera el momento adecuado para ser liberada y sembrar el caos en la inocente población. La oscuridad se cierne sobre la ciudad, y la amenaza acecha en la penumbra, lista para desencadenar su furia descomunal.

La serenidad de la mañana se quiebra con los desgarradores gritos que perforan el aire. Isabella, alarmada, se apresura hacia la puerta y, al salir de la casa, se encuentra con una escena caótica. La ciudad, una vez tranquila, se ve invadida por el pánico mientras los ciudadanos huyen despavoridos.

En el centro de la conmoción, un monstruo de pesadilla se cierne sobre la ciudad, alimentándose de la desesperación y el miedo de quienes cruzan su camino. Su forma grotesca se retuerce y se distorsiona con cada alma que consume, creciendo en tamaño y ferocidad con cada vida arrebatada.

El rugido del monstruo resuena en los callejones, un eco macabro que estremece a los testigos. Isabella, valiente pero llena de temor, observa la destrucción desatada ante sus ojos. El monstruo, alimentándose de la energía de sus víctimas, se vuelve cada vez más formidable, una fuerza descontrolada que amenaza con sumir la ciudad en la oscuridad.

Los gritos de los ciudadanos se mezclan con el rugir del monstruo, creando una sinfonía de caos y desesperación. Isabella se encuentra en el epicentro de la tragedia, su mente trabajando a toda velocidad para idear una estrategia para detener la calamidad que se avecina.

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