VOCES SILENCIOSAS DEL PASADO

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Isabella, Lyara, Emily y la pequeña Alice regresaron a casa en el carruaje después de su visita a la aldea elfa. La madre de Isabella, al verlas llegar, salió a recibirlas con una cálida bienvenida.

El atardecer teñía el cielo con tonos anaranjados y rosados mientras el carruaje se detenía frente a la elegante mansión de los nobles. La madre de Isabella, una mujer de cabellos plateados y mirada amable, esperaba en la entrada con una sonrisa.

—¡Bienvenidas a casa, queridas! ¿Cómo les fue en la aldea elfa? —dijo con entusiasmo, abrazando a Isabella y luego a las demás.

Las chicas compartieron risas y anécdotas del día mientras entraban a la casa. El aroma de la cena preparada por los sirvientes flotaba en el aire, creando una atmósfera acogedora.

—Emily, ¿cómo te sientes después de la visita? —preguntó la madre de Isabella con interés, notando la tranquilidad en los ojos de la pequeña.

—Fue... diferente de lo que esperaba. No sé qué pensar exactamente, pero estoy agradecida por la oportunidad de entender más cosas —respondió Emily con sinceridad.

La madre de Isabella asintió comprensiva y guió a todas hacia la mesa, donde podrían disfrutar de una cena reconfortante después de un día lleno de emociones.

Durante la cena, las chicas compartieron la mesa en un ambiente relajado y agradable. Isabella, con la naturalidad de quien se siente en casa, comenzó a amamantar a la pequeña Alice mientras conversaban.

—¿Así que, Emily, qué te pareció la aldea elfa? —preguntó Isabella, manteniendo una conversación animada.

Emily, todavía procesando sus emociones, respondió tímidamente:

—Fue... diferente, como dije antes. No sé si pueda cambiar mi forma de pensar tan fácilmente, pero al menos ahora sé que no todos los elfos son malos.

Lyara, notando la incomodidad de Emily, decidió aligerar la situación con una risa amigable.

—¡Oh, Emily, no te preocupes! Isabella ha hecho esto muchas veces antes. Es un acto natural y hermoso. Además, no es nada que no hayamos visto ya —comentó Lyara con picardía.

Emily, ruborizada, intentó desviar la mirada mientras Isabella sonreía con naturalidad.

—Lo siento si te incomoda, Emily. Pero Alice necesita alimentarse, y no quiero interrumpir nuestras charlas para ir a otra habitación —explicó Isabella con calma.

La madre de Isabella, quien estaba presente en la cena, intervino con un gesto comprensivo.

—No hay problema en absoluto, chicas. La maternidad es algo hermoso y natural. Además, estoy segura de que Emily pronto se acostumbrará a estas cosas.

El diálogo continuó, y durante la cena, las risas y charlas llenaron la mesa, creando un ambiente cálido y familiar en la mansión noble.

La madre de Isabella, una hábil anfitriona, sirvió una deliciosa cena para todos. La mesa estaba adornada con platos que desprendían irresistibles aromas y colores. Emily, Lyara y la pequeña Alice se encontraron deleitándose con una exquisita variedad de manjares.

Los platos estaban repletos de sabores, desde carnes magistralmente sazonadas hasta guarniciones frescas y coloridas. El aroma de las hierbas y especias flotaba en el aire, creando una atmósfera culinaria encantadora.

Mientras disfrutaban de cada bocado, los personajes compartieron sonrisas y expresiones de placer. Emily, a pesar de sus dudas iniciales, no pudo resistirse al sabor exquisito de la comida y empezó a relajarse.

METAMORFOSIS MAGICAWhere stories live. Discover now