ENCANTO EN LA ALDEA ÉLFICA

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En la acogedora sala de estar, Isabella y Lyara se dedicaban a darle mimos a la pequeña Alice. Él bebe slime, vestida con encantadores disfraces, disfrutaba de la atención de sus dos cuidadoras. Isabella no podía evitar sonreír al verla tan feliz y Lyara, la sabia elfa, observaba con ternura la escena.

Mientras compartían momentos de alegría, un suave golpeteo resonó en la puerta. La madre de Isabella, alzando una ceja con curiosidad, se ofreció a atender a la visita. Dejando a Alice en su cuna, Isabella y Lyara esperaron con intriga.

La puerta se abrió lentamente, revelando la figura de una niña. Sus ojos curiosos se iluminaron al ver a la pequeña slime y, con una sonrisa, saludó:

—¡Hola! ¿Puedo jugar con ustedes?

Isabella intercambió miradas con Lyara, sorprendidas por la inesperada visita. La niña parecía amigable, y Alice, ajena a la situación, emitía burbujas de alegría en su cuna.

—¡Claro! —respondió Isabella, invitándola a unirse—. ¿Cómo te llamas?

—Soy Emily. ¿Y ella?

—Esta es Alice, nuestra pequeña amiga.

Las risas y juegos llenaron la habitación, pero algo en la mirada de Emily denotaba algo más. Mientras disfrutaban del momento, una inquietud se apoderó de Isabella. ¿Por qué una niña se presentaría de repente en su puerta?

Isabella observó la carta que Emily sostenía en sus manos. La niña, con cierta seriedad, explicó:

—Soy enviada por la iglesia para supervisar la educación de Alice. Aquí está la carta que lo confirma.

Lyara y Isabella intercambiaron miradas, sorprendidas por la noticia. Emily extendió la carta hacia Isabella, quien la tomó con cautela y comenzó a leer.

"Estimada noble Isabella,

Hemos enviado a Emily, nuestra representante, para supervisar la educación de la criatura mágica bajo su cuidado. La iglesia está comprometida con la seguridad de nuestro pueblo y no podemos permitir que una amenaza potencial se desarrolle sin control.

Emily estará presente para evaluar la naturaleza y comportamiento de la criatura. Si en algún momento se demuestra que representa un peligro, la iglesia tomará medidas necesarias para eliminar la amenaza.

Atentamente,

Líder de la Iglesia"

Isabella suspiró ante las palabras escritas. La misión de Emily era clara, pero, aun así, ella no podía aceptar que consideraran a Alice una amenaza. Levantó la mirada y enfrentó a Emily.

—Comprendo la situación, Emily. Sin embargo, estoy segura de que, al convivir con Alice, verás que no es una amenaza. ¿Podemos trabajar juntas para demostrar que puede ser parte pacífica de nuestra comunidad?

Lyara asintió en señal de apoyo, esperando que Emily pudiera ver más allá de la carta y entender la verdadera naturaleza de Alice.

Isabella notó la determinación en los ojos de Emily, una niña marcada por la tragedia de perder a su madre a manos de un elfo oscuro. La convicción de Emily era fuerte, y Isabella sentía compasión por la carga que llevaba la niña. Se acercó con delicadeza y dijo:

—Lo siento mucho por lo que has pasado, Emily. Nadie debería tener que vivir algo así. Pero creo que Alice no es como esos elfos oscuros. Quisiera ayudarte a superar ese dolor y entender que no todos los seres mágicos son iguales.

Emily la miró con desconfianza, pero la expresión compasiva de Isabella comenzó a suavizar sus reservas. Isabella continuó:

—¿Te gustaría pasar un tiempo con nosotros y ver cómo es realmente Alice? Tal vez puedas descubrir que no todos los seres mágicos merecen ser juzgados por los errores de otros.

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