Prólogo

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Las luces parpadeantes del Club destilaban una mezcla de desesperación y desenfreno en el oscuro rincón del barrio. En esa penumbra de la noche, mi figura se perdía entre las sombras, aunque mi belleza resplandecía como un faro en medio de la decadencia que rodeaba el lugar. Mi nombre importaba poco, pero mi presencia no pasaba inadvertida. Un antro decadente donde los sueños se desvanecen con cada copa servida y cada canción que retumba en las paredes descascaradas.

Mis ojos, reflejo de una tristeza que había aprendido a ocultar tras una máscara de belleza, captaron un instante furtivo entre las sombras. Dos figuras, Andi, dominaba las calles del barrio con sus negocios ilícitos, y un hombre de aspecto estranjero, discutían negocios en un rincón oscuro. No buscaba ser testigo de sus turbios asuntos, pero el destino tenía otros planes para mí.

—Vas a tener que aprender a cerrar la boca, Andi. —La voz grave del hombre resonaba en la penumbra, cargada de impaciencia.

—No te preocupes, Sergei, ¿Por qué no te llevas a esta hermosura a Rusia contigo? Podría ser tu mujer, ¿no? — Sergei se ajustó la solapa del traje, pero sus ojos se posaron de repente en mí.

Aquella mirada intensa, llena de apreciación y deseo, me envolvió como un hechizo. El hombre, que al parecer se llamaba Sergei, se percató de mi presencia y una sonrisa pícara se dibujó en sus labios.

— ¿Quién es esta hermosa criatura que ha decidido unirse a nuestra conversación? —preguntó Sergei, cuyo acento ruso resonaba en el aire.

Mis ojos encontraron los suyos, y en ese momento, supe que mi vida estaba a punto de dar un giro inesperado.

— No soy nadie importante. Solo estoy buscando una forma de pasar la noche. — respondí tratando de mantener una fachada de indiferencia.

— Una mujer tan hermosa no debería perderse en lugares como este —Sergei esbozó una sonrisa juguetona.

— ¿Y donde estaría mejor? ¿Contigo? Deberías aprender a tener mejores sueños. —Bromeé, aunque por dentro, la idea no me parecía nada desagradable.

—Mis sueños son bastante buenos, y podrían ser aún mejores si tú los compartes conmigo. —Su tono sugerente resonó en el aire cargado de tensión.

En ese momento, Andi interrumpió la conversación con una risa irónica. Él ya me había echado el ojo y sabía que era cuestión de tiempo que intentase algo conmigo.

—Olvídalo, estás perdiendo el tiempo. No puedes llevar a todas las mujeres guapas de este barrio a Rusia contigo. Esta belleza no es para ti. Seguro tiene un novio que la cuida.

—¿Por qué no? —Sergei ignoró a Andi con una chispa de desafío en sus ojos—. Tal vez esta mujer esté cansada de este lugar y esté buscando algo más.

Andi frunció el ceño pero no dijo nada más. Tenía toda la pinta de que el poder de Andi no era nada en comparación con el de Sergei.

- Quizás deberías considerarlo. Después de todo, una belleza como ella merece algo más que este oscuro rincón de la ciudad - Sergei continuó, con cierto atisbo de diversión en sus ojos fríos.

La sugerencia, aunque lanzada como una broma, resonó en mi mente como una posibilidad inesperada. El destino, caprichoso y juguetón, se asomaba por entre las sombras de aquel club. La idea de abandonar el barrio parecía tan absurda como fascinante.

Fue así como comenzó una conversación inesperada entre dos almas destinadas a cruzarse en medio de la desolación. La belleza cautivadora de ella, su coraje y determinación, despertaron un interés singular en Sergei. Poco a poco, entre risas y confesiones en la penumbra del club, nació una conexión improbable. La chispa que surgió entre ambos fue instantánea.

- ¿Qué dices, hermosa?¿Qué tal si te llevo a Rusia y te conviertes en mi mujer? Tengo el dinero suficiente para hacerte olvidar este lugar. Podría darte todo lo que deseas y más. - Sergei se acercó a mí con la esperanza de encontrar respuesta en mi rostro.

Andi soltó una risa burlona, ​​como si estuviera disfrutando de un juego que apenas empezaba a comprender.

No podía dejar de sentir la tentación que sus palabras llevaban consigo. Sabía que mi única salida del barrio pasaba por una puerta custodiada por la belleza y la ambigüedad moral. Y así, en medio de la música, el humo y las sombras, mi destino se tejió con la promesa de una nueva vida, aunque eso significara sacrificar una parte de mí en el proceso. La belleza, que una vez fue su única moneda de cambio, ahora se veía complementada por una nueva riqueza y un amor imprevisto.

Así comenzó mi viaje, Desde las sombras del club hasta el fulgor incierto de un futuro en Rusia, donde la belleza se mezclaría con la oscuridad de un mundo que solo estaba comenzando a conocer.

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A Stray BulletWhere stories live. Discover now