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                              —Dale boludo— Le digo entre risas— Es re linda, veamos esa— Hago pucherito y veo como a través de la pantalla de mi computadora niega con la cabeza mientras pone una mano en su frente— No quiero ver Metegol otra vez, es malísima, Juli.

—Ey, no bardees a la mejor película que tiene la industria nacional, tonta— Dice mientras frunce el ceño y me señala con el dedo como si me estuviera retando.

Al fin y al cabo terminamos viendo la peli romántica que yo quería.

—Dale, uno, dos, tres— Se escucha por la llamada, el clic de los botones cuando ambos le damos play al reproductor.

Los últimos días, aparte de cursar y trabajar, mis he estado ocupada por actividades compartidas con el jugador de River, aunque a través de las pantallas.

Esta es la cuarta película que vemos juntos.

Me da un poco de vergüenza admitir que a veces dejo de prestar atención a lo que pasa en las escenas y solo me quedo observándolo. Hay algo que me hipnotiza en su forma de entornar los ojos cuando algo interesante pasa, o como su torso se eleva un poco al reír por algún chiste que los personajes hicieron, o la ternura que me dio cuando me di cuenta de que gesticulaba tímidamente algunos de los diálogos de Metegol. Cada vez que vuelve de entrenar me manda un mensaje, yo intento terminar todo mi trabajo para esa hora y así pasamos horas con la compañía del otro.

—Re fuerte el monólogo del final— No le respondo nada y me limito a limpiar las lágrimas de mis ojos— Casi que me...—Se acerca el teléfono a la cara— ¿Estás llorando Maca?

—¿Yo?— Me hago la boluda e intento disimular las lágrimas y la nariz roja.

—Dale boluda— el castaño trata de disimular la risa. 

—Bueno, dejame— le saco la lengua y le muestro del dedo del medio a la cámara— Es re linda esta peli, la vi un montón de veces. Posta que me hace mierda boludo.

De un momento a otro escupo verborrágicamente muchos datos sobre la peli que vimos, le comento desde como la actriz consiguió el papel hasta que el protagonista falleció tiempo después de grabar ese film. De reojo veo como él me presta atención y comenta algunas cosas— un poco sorprendido— ante lo que le cuento.

Hablar con Julián siempre se sintió como estar en una nube de pedo. Nunca no está interesado por lo que le digo, presta atención a los detalles, me pide que le siga hablando de lo que me gusta. Y debo admitir que cuando la situación se da vuelta es recíproco.Me encanta ver ese brillo que portan sus ojos cada vez que habla de los partidos o los entrenamientos.

Estoy por comentarle un dato curioso sobre la vida de uno de los personajes secundarios cuando noto que a través de la videollamada que toma el teléfono y frunce el ceño.

 —¿Está todo bien?— Pregunto un poco confundida.

—Sí... Mm—Divaga un poco mientras veo, por el movimiento del video, que tipea algo rápido— Macu, te llamo más tarde, me está hablando Matías, mi representante, y me dice que es algo urgente.

Por el tono de su voz, me asusta un poco lo que el tal Matías tenga para decirle. Porque a pesar de que para mí el bonito castaño de ojos color café, es mi mejor amigo de toda la vida y la persona en la que más confié durante mucho tiempo, soy consciente que ser jugador de fútbol conlleva estar en el ojo público. Y estar en el ojo público puede significar muchos problemas.

ETERNO | Julián ÁlvarezWhere stories live. Discover now