Capítulo 22◆

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Snape se quedó prendado de la voracidad con la que ella empezó a besarle, pero se mostró igual de entusiasmado a la hora de estimular el sexo. Era como si se hubiera quedado famélica y le devoró los labios por completo. Le dio la vuelta para que quedara atrapada entre él y la encimera de la cocina mientras se apoderaba de su boca. Pero ella estaba ganando control sobre él y él tuvo que apartar la botella de vino para que no se rompiera accidentalmente, antes de levantarla sobre la encimera.

Ella tiró del cuello de su camisa para aflojarlo y poder alcanzar su cuello. Le mordió la piel, la lamió con la lengua y estaba segura de que dejaba marcas de sus profundos besos, incitada por el torrente de sangre que corría por sus venas, palpitando bajo su piel, mientras él cerraba los ojos de placer y se mordía el labio inferior para ahogar un gemido. A ella le gustaba que ya no se pusiera un hechizo sobre la cicatriz; se acercaba a ella y no tenía nada que ocultarle. Podía ser él mismo cuando estaba con ella, sin ninguna vergüenza.

Se había preguntado si le resultaría extraño tener a un hombre en su apartamento, pues no solía traer hombres a casa. Pero éste no era un hombre cualquiera. Era Severus, el hombre al que amaba, y su largo cuerpo la oprimía, y no había nada que pudiera cambiar. Excepto por la ropa, que era demasiada. Así que fue ella la que se separó, se quitó la blusa y empezó a desabrocharle la camisa. Él la detuvo, se la subió entera por encima de la cabeza, dejando al descubierto la amplia superficie de su pecho. Antes de que ella pudiera saborearlo, él se agachó y se quitó sin miramientos el resto de la ropa, excepto los calzoncillos. Estaba completamente desvergonzado, hermoso y extremadamente excitado ante ella. Hermione sintió que su cuerpo reaccionaba al verlo. Que Dios la ayude...

Se agachó y empezó a bajarse la falda y las medias, cuando las elegantes manos de él sustituyeron a las suyas.

"Déjame", le dijo, con una voz tan profunda y lánguida que la hizo estremecerse.

Enganchó hábilmente los dedos bajo la cintura y empezó a quitarle lentamente las capas de ropa a lo largo de las piernas. Cuando terminó, le quitó las medias, de nuevo con una deliberación casi ritual. Le levantó la pierna con las manos, le dio un beso en el arco del pie derecho y empezó a recorrer con los labios la sensible piel de la pantorrilla. Fue subiendo, ahora besando, ahora mordisqueando, ahora haciéndole cosquillas con ligeras caricias susurrantes. Ella empezó a inclinarse hacia atrás, apoyándose en los codos sobre la encimera de mármol.

Al llegar a su muslo, masajeó el músculo con los dedos, lo torturó con ligeros besos y, como ella había hecho con su cuello, hundió lentamente los dientes en el músculo de la cara interna de su muslo, haciéndola gemir y empujar las caderas hacia delante con necesidad. Él emitió un sonido gutural, entre divertido y complacido. Subió hasta el pequeño retal de sus bragas, dejando que sus dedos recorrieran su entrada sobre el fino material de las bragas, mientras ella se estremecía bajo él.

Pasó la punta de la lengua por debajo del borde de la tela, excitándola. Hermione se retorcía ahora, tratando de alcanzarlo ineficazmente, pero él no se apresuraría. Llevaba ropa interior de encaje verde; deberían... celebrarlo, acordó su mente.

Abrió la boca, la apretó contra el encaje verde y dejó que el calor de su aliento la acariciara a través del endeble material. Subió la mano derecha para explorar la curva de sus pechos cubiertos de encaje y observó su reacción cuando sus ágiles dedos rozaron su pezón endurecido. Le mordisqueó un poco la carne de la cara interna del muslo y luego, riéndose por anticipado, le apartó las bragas para poder saborearla. Saborearla. Usó la punta de la lengua para acariciar sus pliegues, sumergirse en ella, despacio, suavemente. Dejó que la yema de los dedos rozara el pico tenso de un pezón, mientras saboreaba el ronquido profundo y desigual de su respiración. Sonrió contra ella y le quitó las bragas por completo antes de iniciar un ritmo lento y creciente entre sus piernas que la puso al borde del abismo.

𝗨𝗻𝗮 𝘃𝗲𝘇 𝗺𝗮́𝘀 | 𝗦𝗲𝘃𝗺𝗶𝗼𝗻𝗲Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin