—EunJi. —Jimin la separó de sus brazos suavemente. La reconoció con ternura. —Nena ¿Qué haces tan tarde fuera de casa?

—¡Mamá dijo que vendríamos a ver a la abuela!—gritó emocionada.

—¿A la abuela?

—¡Sí, y también dijo que veríamos a kookie!

—¡Eun-Ji! —gritó la voz de una mujer. Jimin se puso de pie al ver a la Señora Lee al otro lado. Su vecina venía con el cabello recogido en un moño, su aspecto lucía un poco descuidado, pero se entendía por la ocupación que ella desempeñaba, era la cocinera de su propio y pequeño restaurante de sopas.

—Niña, que es esa manera de gritar—le regañó la señora a su pequeña hija. Sin embargo, la niña se escondió tras las piernas de Jimin.

Jimin saludó: —Buenas noches, Señora Lee.

—Buenas noches, Jiminie—le contestó la señora Lee con voz amable, cambiando su expresión a una cariñosa. —Ya llegaste. ¿Cómo estuvo la escuela?

—Bien, gracias—respondió él.

—Que bueno...—La señora Lee se detuvo repentinamente al percatarse de Suga a unos pasos atrás—¡Ooh! ¿Y quién es él? ¿Un amigo? —preguntó con curiosidad mientras miraba intensamente al joven.

Tanto como Jimin y la niña se giraron para ver a Suga. Ambos evidenciaron un sonrojo al mismo tiempo, y es que el primero se ruborizo porque la señora Lee había mencionado en voz alta la palabra "amigo" y la reacción de Suga había sido normal, sin ninguna objeción ante aquello. Y la segunda, bueno, la pequeña enrojeció porque algo dentro de ella se había expandido con maravilla cuando vio al pelinegro por primera vez.

—Oh sí, es un compañero de la escuela—contestó Jimin regresando su mirada a la señora Lee.

La señora Lee notó la educación del chico cuando este le dedicó una leve reverencia con la cabeza. Ella estaba encantada por el joven pelinegro y también maravillada por su fino aspecto.

—Santo cielo, los jóvenes de ahora se ven cada vez más guapos—mencionó asombrada. —Si tan solo en mi época hubieran existido chicos así. Pero claro, uno tenía que conformarse con lo que había, sino conoce a mi esposo ...—suspiró desdichada y dramática, lo que provocó una risilla sutil en Jimin. Incluso, ella misma sonrió por sus palabras. — Bueno, hay que ir a casa, tu abuela debe estar esperándonos.

—¿Sucedió algo malo con mi abuela? —preguntó Jimin preocupado, pensando que algo malo había pasado.

—¡Oh no, nada de qué preocuparse Jiminie! —La señora Lee agitó la mano negando—¡Todo lo contrario, hay buenas noticias! ¿Adivina quién va hacer una videollamada para saludarnos?

Jimin recordó lo que había dicho la niña al principio. —¿Jungkook?

—Se supone que sería una sorpresa, pero supongo que ya lo arruinamos y todo por culpa de esta niña ¡Eun-Ji! ...—llamó, pero la niña no reaccionó, pues seguía con la mirada sobre Suga. —En todo caso, cuando lleguemos ¿Podrías fingir sorpresa? Si no, YoonSuk va a matarme. Ya sabes cómo se pone ese hombre—le sonrió.

Jimin comprendió. —Sí, no se preocupe.

—Gracias Jimin, ¿Nos vamos?—él asintió.

— EunJi, vamos...¡Eunji!—volvió a llamar la señora Lee.

Sin embargo, la niña no hizo ni un movimiento. Ella se había quedado plantada desde que sus pequeños ojos habían visto a Suga, parecía como hipnotizada.

—¿EunJi?—su madre la miró preocupada.

—¡Mama! —La niña se soltó rápidamente de Jimin y volvió corriendo hacia ella, escondiéndose tras su falda.

La señora Lee estaba desconcertada, le preguntó: —¿Qué pasa EunJi?

La niña vaciló con sus pequeños labios. Señaló con su diminuto dedo en dirección al pelinegro. —¿Máma...él...él es un verdadero ángel?

—¿Qué?

—¡Un ángel! ¡Es un ángel caído del cielo! ¡Mamá, él es tan blanco y bonito como un ángel! —La inocente ilusión la dominaron, sus ojos brillaron como nunca.

La señora Lee la miró sorprendida, para luego echarse una risa estridente sin contenerse. Su hija poseía una imaginación inigualable: — EunJi, él no es un...

—¿¡Puedo tenerlo, puedo, puedo!? ¿Puede ser mío? —suplicó sin escuchar a su madre, interrumpiéndola abruptamente.

La señora Lee no hallaba crédito a lo que su hija le estaba pidiendo. Jimin estaba tan sorprendido como ella, y está demás describir la expresión que puso Suga cuando la oyó la exclamación de esta niña. Tenía distorsionada la cara ¿Un ángel? ¿Cómo llego a verlo de esa manera?

La señora Lee abrió y cerró la boca sin saber qué decir. EunJi era una niña muy caprichosa, había heredado la terquedad pura de su marido, por lo que tenía que inventar una buena excusa para que ella abandonara aquella soñadora idea. Dirigió su mirada a donde se encontraban los dos muchachos, Jimin y Suga.

—No, no puedes. —Le dijo de pronto inclinándose a la altura de la pequeña.

—Por qué no—EunJi hizo un puchero, frunciendo su carita.

—Acércate...—La niña le hizo caso y su madre susurró solo para ella. —Porque ese ángel ya tiene dueño. ¿Y sabes quién es?

La niña negó intrigada. Su madre le dio la respuesta cuando apuntó con su mirada hacia el otro lado. EunJin la siguió con sus ojos, y los abrió inmensos cuando al final comprendió.

—¿De nuestro Jiminie? —preguntó inocentemente, susurrando igual de cómplice que su madre.

La señora Lee le asintió. —No querrás quitárselo ¿Verdad?

La niña lo dudó por unos instantes, pero luego volvió con una inmensa sonrisa.

—¡Si es de nuestro Jiminie, está bien!

El Mismo Cielo (Yoonmin)Where stories live. Discover now