Capítulo número cinco

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Capítulo 5

1 año y medio atrás

Ginny se despertó bruscamente. Le dolía horrores allí abajo y sentía ardor en uno de sus omoplatos. Instintivamente y aún sin abrir los ojos, se llevó la mano a su vientre. Estaba plano. Le brotaron lagrimas e intento colocarse en posición fetal. Deseaba morirse y solamente por una razón; los seguidores del señor oscuro habían sido claros en su mensaje: cuando la criatura naciera sería sacrificado inmediatamente frente a los ojos de su padre. O al menos de quien ellos creían que era. Se mordió el puño, intentando aplacar sus sollozos, no sería nada agradable si la escuchaba alguno de los mortífagos. Se sintió débil y se odió a sí misma. Si hubiese logrado estarse despierta quizás habría logrado ver, aunque sea unos momentos, al fruto de amor que ella y Harry se tenían. Gimió del dolor y sintió que abrían la puerta lentamente. Intento relajar su cuerpo y engañar a quién seguramente la estaba vigilando. Ya tenía suficiente castigo con el de haber perdido a su pequeño hijo.

Una mano tibia se posó sobre su rostro y por un momento pensó que estaba muerta, ese trato tan dulce no se lo daría alguno de los seguidores del señor oscuro, aunque el dolor en su vientre le indicaba todo lo contrario. Abrió los ojos lentamente y observó el rostro amable de Lily frente a ella. ¿Qué había sucedido? Se supone que ella se encontraba secuestrada en la mansión Malfoy.

–¿Cómo te sientes, cariño? –la matriarca Potter la miraba con dulzura. Ginny le respondió llorando profundamente. Ella la abrazó. –Tranquila, pequeña, ya estás a salvo.

El resto del día, porque cuando se despertó eran cerca de las 9 de la mañana, Ginny solo cruzó algunas palabras con su ex-suegra (la joven la denominaba así, porque por nada del mundo pensaba en volver con Charles y Harry), no deseaba hablar con nadie más; ni siquiera con su propia madre, quien seguramente intentaría convencerla de casarse lo más pronto posible con su antiguo prometido. Los pequeños monosílabos que lograron salir de su boca, habían sido para responder si deseaba comida o si se encontraba lo suficiente cómoda en esa cama. La madre de los gemelos en ningún momento realizó algún comentario acerca del porqué se encontraba indispuesta o de cómo había llegado hasta allí. Así que de lo único que tenía certeza es que la única persona rescatada del hogar Malfoy había sido ella. Nada más que ella, sin el bebé a su lado.

Cada vez que pensaba en la criatura que llevó en su vientre por casi nueve meses, los ojos se le llenaban de lágrimas. Quizás si la hubiesen llevado allí junto a la criatura todo se habría sido solucionado, y si no, bueno... habría seguido adelante ella sola, esperando al regreso de Harry, quien seguramente la perdonaría al ver al pequeño ser que había nacido del amor de ambos y si no, no le interesaba.

Lily no mencionó nada acerca de su estado, está bien, su cuerpo denotaba que hace muy poco había dado a luz, pero al parecer ella por respeto no solía sacar el tema a colación, e inclusive, ella misma había hablado con la madre de Ginny para mencionarle que la pelirroja solo deseaba descansar, sin ser molestada. A veces cuando sentía que alguien estaba abriendo la puerta, fingía dormir. No tenía ganas de hablar con nadie.

Una semana pasó, y Lily con una mirada llena de comprensión, intentó entablar una conversación con ella.

–Ginny, sé que estar esos meses secuestrada por los mortífagos deben haber sido atroces para ti, pero me gustaría que hablaras de algo... ¿qué deseas hacer? –la mujer sonreía tristemente, quizás intentando darle ánimos. –Si seguimos con esta rutina, puede que enfermes más y nadie de nosotros desea eso... eres como mi hija.

–Yo... la verdad es que no sé de qué hablar... me siento aún algo mareada y adolorida, señora Potter –le respondió.

–Bueno... –ella suspiró. –No le he dicho a nadie acerca de que diste a luz hace poco... por tu privacidad. Ni siquiera a tu madre, siento que su relación es algo tensa... no me malinterpretes, hasta yo tengo un trato extraño con mi mamá –ella rio al decirlo y Ginny se sintió agradecida. Había estado pensando constantemente en el bebé...inclusive en las noches que no podía dormir. Y las conclusiones que tenía en su cabeza, no eran nada alentadoras.

El otro hermanoWhere stories live. Discover now