08: Pentos

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Jacaerys Velaryon

Después de salir de allí nos dirigimos a las afueras del castillo. Seguramente Lucerys y el resto debieron de haber terminado, Daemon ya se encontraba arreglado. Era una señal.

Seguimos caminando en silencio absoluto y aunque parezca extraño no estoy incómodo y Baela tiene tranquilidad, aparentemente.

Sé que fue rara la manera en la que nos retiramos pero era necesario. Valía la pena hablar con ella y como consecuencia las prontas habladurías de los sirvientes.

Decidió tomar la palabra.

—Tenemos tiempo sin vernos.

Tarda leves segundos para contestar.

—Si, desde aquella tarde en Pentos. 

Inhaló profundamente.

—Si, lo sé.

Mi encuentro con Baela fue a finales de 128 d.C.

Fuí a Pentos a visitar a una bruja en compañía de Aemma, mi abuela materna. La bruja era vieja, sus uñas tenían un color amarillo que con solo mirarlas te enfermaba la vista. Su cabello extrañamente, pese a la edad que aparentaba tenía un color rojizo intenso que no hacía juego con las arrugas que adornaban su rostro. Sus ojos eran grises.

Se decía que había nacido al comienzo de la conquista.

También que era una prostituta retirada de Lys.

Los lanza de sol la buscaron personalmente pero los rechazó.

Mi acompañante quedó pasmada con lo dicho por la anciana.

"Una historia mal contada siempre se descubre y luego sus consecuencias traerán una danza de sangre."

Esa fue la primera oración dicha.

"Dos dragones se separarán pero su fruto traerá gloria."

Supe que ya se había cumplido. La separación de mis abuelos, era eso.

"Valiente, digno y magnífico. Un mar que chocará contra las llamas pero ninguno se extinguirá."

Eso fue más raro aún.

Habló rápidamente, no entendía parte de lo que hablaba.

"Un digno gobernante podrá ver el camino hacia los cuatro; Un hombre cruel: No tiene piedad a menos de que le agrades. Un hombre honorable: Te ayudará y será un gran soporte. Un hombre valiente: Luchará por tí hasta morir si es necesario. Y, una mujer: Amada, odiada, despreciada, venerada; algo honorable, un poco cruel y muy valiente."

Mi abuela no pronunció palabra alguna.

Luego de eso decidí visitar a mis tíos, Laena me había dado la oportunidad de quedarme allí contaba con 14 onomásticos. Cuando llegué fui recibido como un futuro rey se merece. Me gustó.

Entrené con Daemon, conversé con Rhaena, le enseñé lo básico de alto valyrio a Baelon, y Corlys se mostró reacio a mi presencia. No supe el motivo.

Baela estaba montando a Moondancer.

Decidí esperar para verla, llegó con el pelo alborotado y su traje de montar. Parecido al que le regalé hace años.

Se veía rebelde, vivaz y hermosa, en resumen, todo lo que ella era.

—Estabas agitada por el vuelo—. Le digo—. Y sonrojada.

Sonrio ante el recuerdo.

—Si—. Habla con cautela—. Y tu estabas siendo... Tú.

Suelto una carcajada.

—Lo siento.

Su tono revela que está avergonzada.

—No te preocupes.

La presión de ser el heredero de la heredera al trono es mucha, pero siempre busco una manera de relajación. Estudiando la historia de Westeros. Estudiando Alto valyrio. Estudiando la conquista. Montando en Vermax.

—Siempre soy yo. Aunque me cueste, siempre lo soy.

La miro directamente a los ojos.

Veo en ellos admiración, devoción y...

No.

Seguro es mi imaginación.

Baela expresó hace tiempo que no deseaba estar con ningún hombre con lo referente al matrimonio.

—¿Es difícil?

Se a lo que se refiere.

—Mi madre necesita mi apoyo no importa si tengo que sacrificar mi vida y mis sueños.

Su mirada se apaga.

—¿Piensas casarte?

Su pregunta me toma desprevenido. Tomo mi tiempo para responder.

—Es mi deber.

Mi tono no deja dudas.

—Primo, tranquilo no deseo que te incomodes—. Por su tono deduzco que no le gustó la respuesta.—Era una simple pregunta.

—Lo sé.

Seguimos caminando en silencio absoluto.

Diviso a lo lejos a Rhaena sentada en la arena junto con la pequeña Saera, y Alyssa, Lyssa, Rhaella y Vaella al rededor.

Por otro lado Joffrey, se encuentra haciendo un castillo de arena con ayuda de Corlys, Baelon, Viserys y Rodrik.

Antes de llegar a ellos Baela decide hablar.

—¿Tienes pensado casarte pronto?¿Quienes son las candidatas?

Medito mi respuesta.

—Tengo 15 onomásticos, rechacé un matrimonio que le fue ofrecido al rey para mí.

Me mira con detenimiento.

Mis manos comienzan a sudar.

¿No cree que sea verdad?

No lo sé.

¿Piensa que soy un presumido?

Tal vez.

Estoy nervioso.

Su rostro de pronto reflejó algo que pensé que no tendría.

Sorpresa.

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Primer momento a solas.
Una terca y un ciego.

~Ranmabavi.

Dynasteía: Westeros Where stories live. Discover now