1.No siempre el 1 es el comienzo

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Nota aclaratoria:

Hola chicas y chicos, debido a confusiones en cuanto a la trama de la historia y los saltos en el tiempo, además de los nombres, realicé unas ligeras modificaciones en cuanto a fechas y al nombre de dos personajes.



-Señorita Gallaguer -  la exclamación de la profesora hace que levante la cabeza rápidamente hacia donde se encuentra - Puede decirme de que estamos hablando...

Pienso en una respuesta rápida y entonces abro la boca para contestar.

-Bueno pues en que un número negativo no tiene raíz real -y todos estallaron en carcajadas -¿Qué?- preguntó inocentemente

-Estamos en clase de literatura Dy-me dice mi mejor amiga Catherine.

……………………………………………

Una vez que he llegado a casa después del instituto, me apresuro a tomar una ducha, en menos de 30 minutos tengo que estar en la cafetería del señor Hathway y aunque se con certeza que no le importaría si me retraso,  existe otro motivo para querer salir pronto de casa. 

Salgo de la ducha y una vez que estoy frente al espejo hago una mueca de dolor, mis ojos recorren la figura que se presenta en el espejo, me cuesta admitir que en ese reflejo no puedo encontrar quién soy, sé con toda certeza como luzco ,pero eso no es lo suficientemente fuerte para llenar el vacío que se expande por todo mi ser, uno que a veces lucha por ahogarme y arrastrar hasta lo más profundo.

Es como si cada pieza del rompecabezas jamás terminará de embonar , la lucha es constante pero pareciera abismal.

Me apresuro en limpiar el espejo que se ha empañado por el calor de la ducha , es uno de esos días que la oscuridad es más intensa, subo el jean que se ha quedado colgando de mis caderas cuando me he perdido en la melancolía. Colocó mi blusa verde procurando no rozar el lateral de mi cuerpo.

Mi vista se nubla y es imposible caer en ese bucle de sentimientos de nuevo ,mi padre debe estar por llegar ,somos dos en una casa tan grande como para ocultar verdaderas aberraciones ,para el resto del mundo ni siquiera somos alguien. No, al menos desde que mi madre nos abandonó.

Eso sumió a mi padre en una completa tristeza los primeros meses ,pero después vino lo peor ,dedico su vida a beber ,la furia era inhumana sus ojos siempre centelleaban fuego ,hasta que sucedió ,ni siquiera lo vi venir, el impacto de su puño en mi cara me hizo caer.

Nada lo detuvo y se que nada lo hará.

Catherine ha sido sin duda mi ángel enviado en forma de mejor amiga y tal vez la única persona que se preocupa por mi. 

Hago una pequeña coleta con mi cabello me pongo los anteojos y me coloco mis zapatillas algo desgastadas pero el dinero no me alcanza. Agarro mi mochila y salgo directa a la cafetería.

-Dilan crees poder venir a trabajar el domingo, yo no estaré y necesito a alguien que le ayudé a mi hijo- el señor Hathway, dueño de este lugar está mirándome con ojos suplicantes.

-Esta bien, solo que no puedo volver tarde a casa- hago una mueca sabiendo que los domingos suele beber mucho más y terminará golpeándome, si no me encierro en mi habitación.

Atiendo todas las mesas, pero cuando estoy por atender la última mesa me siento incapaz ya que en ella se encuentran Milla y Luke Hathway los populares de la escuela y ambos han hecho mi vida imposible. Luke de un modo en el que ni siquiera tiene idea.

-Bienvenidos a Candy Coffee que se les ofrece- doy el pequeño discurso esperando con mi libreta para apuntar el pedido.

-Mira si es la empollona del grupo, queremos un té helado de limón ¿y tú Luke? - voltea a verlo pero él no pone atención, está mirándome fijamente poniendo mis nervios de punta.

-Yo quiero un café con chocolate y galletas de mantequilla- asiento y me retiro.

-Ese bombón te comía con la mirada- me susurra Jena mi compañera, me pongo colorada y obligo a mis piernas a dejar de temblar.

-Es Luke, un compañero del instituto y el hijo del señor Hathway, ahora dame mi pedido- me sonríe y coloca todo en la bandeja, camino hasta la mesa de regreso cuidando las bebidas. Las colocó con cuidado sobre la mesa y me despido deseándoles buen provecho.Es media hora después cuando me llaman de una mesa para cobrar, me acerco a la agradable señora que me da una dulce mirada y después me regala una propina, mi celular vibra así que me veo obligada a salir a atender, es mi padre, mi respiración se corta y el miedo me crea un nudo en el estómago. 

-¿Dónde carajos estás? -suena molesto y un poco ebrio

-Estoy en la casa de una amiga, voy para allá- mi padre no debe enterarse que yo trabajo o me quitaría el poco dinero que obtengo en la cafetería y tampoco es cómo si realmente supiera dónde estoy, normalmente sólo le importa llegar al fondo de la botella.

-Tienes que venir, las señoritas decentes están en su casa y no en la calle comportándose como una golfa- suelto un sollozo y cuelgo, a estas alturas no debería sentirme así, desde que mamá se fue él me trata así, mis ojos están nublados, siento una mano en mi hombro.

-Puedes irte a casa- me dice el señor Hathway, apretando ligeramente mi hombro, eso sólo hace que quiera llorar más.

Entro a por mis cosas y me dirijo hasta la salida, me siento observada y por un momento volteo y me encuentro un par de ojos grises mirándome , no le doy importancia.

Llegó a casa y lo que veo me da miedo, porque está justo enfrente de mí, con su mirada encendida se acerca y el primer golpe recae en mi mejilla, duele mucho y más allá de ser físico es una cicatriz mental que probablemente nunca sanará, con el paso del tiempo puede ser olvidada pero siempre estará ahí esperando el momento idóneo para salir .

La apuesta esta embarazada #VanirAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora