capítulo 14

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REBECCA

¿Qué posibilidades hay de que mis padres me permita dejar este matrimonio? No muchas.

–¡Mierda! –exclama la persona que acaba de cruzar por mi mente– ¡¿Qué haces ahí a oscuras?!

Me encuentro en el cuarto de estar, con las luces apagadas y en total silencio, eso hasta que llegó Freen a profanar mi tranquilidad.

–¿Por qué tienes que gritar?

–Deberías ir a la cama, ya es tarde.

–Déjame en paz, no eres mi madre –respondo de una forma grosera.

–Pero soy tu esposa y te pido que vayas a dormir.

–¿Mi esposa? –me rio secamente–. No está mhee así que ahórrate esa mierda.

Mhee se fue una semana a la casa del padre de Freen, por lo que solo estamos ella y yo. Para mi mala suerte.

–Estoy hablando en serio Rebecca –su tono suena duro, pero honestamente, no me interesa.

–Ya, yo también –estoy sentada en el sofá que está en frente de la televisión, y ella está detrás, por lo que le doy la espalda en este momento.

–Está bien, has lo que quieras. No me importa –escucho que se dirige a la cocina, así que aprovecho de hablar.

–Maldita presumida... –digo por lo bajo, lo cual no sirvió de nada porque Freen volvió para encararme.

–¿Qué acabas de decir? –camina hasta quedar frente a mí, ella de pie y yo sentada.

–Dije que eres una maldita presumida –levanto la cabeza para poder verla a los ojos.

–Y tú eres una mujer mimada que no hace otra cosa que molestarme –poco a poco acerca su rostro al mío.

–Vaya, veo que alguien se sacó la máscara.

–Cállate.

–Ya no hay nadie que nos vea, así que, ¿al fin te atreves a mostrar quién eres?

–Cierra la boca –suena amenazante, pero no me importa.

–¿O qué? –la reto.

–O haré que la cierres.

–¿Crees que te tengo miedo? –me rio en su cara–. Solo eres una maldita amargada, esclava de sus padre. Ni siquiera tienes opinión propia, no haces otra cosa que fastidiarme aveces creo que solo usa el dinero de sus papis yo al menos soy una abogada no slo tengo un maldito apellido

–Tú eres la única que se empeña en fastidiarme tengo 3 malditas careras ero nunca sabrás nada de mi por que eso no te importa -freen me mir ay yo la beso freen huelia a alcohol

No sé por qué razón hago lo que hago, pero la tomo de la ropa y la acerco a mi boca. Al principio, el beso es un poco torpe, pero en cuanto Freen asimila lo que está sucediendo, me levanta, se sienta en el sillón y me tira con ella, no dejándome más opción que ganarme a horcajadas sobre ella. El beso se vuelve más intenso en el segundo en el que separo mis labios y Freen mete su lengua. Jamás creí que podría besarme con ella, mucho menos que estaría tan fascinada luego de hacerlo, porque la odio. O eso es lo que pienso. Pero mentiría si dijera que no me encanta lo que hace.

FREEN

Los labios de Becky, o más bien, su boca completa, es demasiado exquisita. Sus labios son tan malditamente suaves, su aliento caliente y su sabor es dulce, por alguna extraña razón, lo percibo dulce.

Muevo mi mano y sujeto firmemente su cabeza desde atrás, pegando su boca completamente a la mía y con la otra sujeta su cadera apretándola en el proceso, ocasionando que Bec suelte un leve gemido.

–Ah, Freen –mi nombre se oye demasiado bien. Tan, pero tan bien, que me asusta.

¿Qué estoy haciendo? Algo hace clic en mi cabeza, sacándome de esta nube cargada de encanto y excitación que es Bec.

No puedo hacer esto, no con ella.-ella no sabe de mi condición

Detengo lo que estoy haciendo y aparto a Becky de mi cuerpo.

–¿Qué pasa? –me mira confundida.

Siento que mi corazón va muy rápido. No sé si es por lo que estábamos haciendo o porque quizás me dará una crisis de pánico, no sé nada en este momento, pero debo salir de aquí, eso lo tengo más que claro.

–Bájate –sueno más dura de lo que planeaba–. Lo siento, por favor. Solo bájate.

–¿Hice algo mal? –la forma en la que pregunta eso, hace que mi pecho se contraiga.

–Por supuesto que no... es solo –mi respiración se vuelve un poco irregular, tanto así que ni las palabras salen correctamente–. No puedo... no puedo hacer esto.

–¿Qué?

–Lo siento –mi vista se torna borrosa, así que aparto a Bec de mí, me levanto y me voy directo a mi habitación.

En cuanto llego, me encierro con llave, abro la ventana y trato de respirar. Intento calmarme, pero es imposible ¿Qué mierda estoy haciendo? No debí hacer eso. No puedo hacer eso. Toco mi rostro y lo siento mojado, ¿en qué momento empecé a llorar? Vamos Freen, respira. El zumbido en mis oídos comienza a ser más notable. Mierda, reacciona. -no puedes tener sexo con rebecca no puedo no se nada de ella ni si quiera estoy cumpliendo con la promesa que le hice a ella 

Solo es un contratoWhere stories live. Discover now