☽ Min Yoongi ansiaba venganza. Como único y último heredero del legado de las tribus del norte y lobo de viento, deseó imponer justicia desde el instante en el que un ataque inesperado rompió su rutina, su naturaleza amable, su familia, su amor y su...
—Bien —el sanador tomó asiento, Hoseok y él mismo lo imitaron—. Tu salud es buena muchacho pero en cuanto a lo que debo prescribirte para el ciclo lunar que estás a punto de atravesar no estoy plenamente seguro. No sé cómo puedes reaccionar al tipo de medicamentos que los lobos de nuestro clan generalmente tomarían.
El hombre habló directamente para Yoongi y eso de alguna manera hizo que el lobo de viento bajase los hombros que no había notado que estaba manteniendo en alto. La presión descendió. Le gustaba ese anciano. Era definitivamente amable y olía a sinceridad.
—Si no estuvieses en etapa lactante podría arriesgarme pero ahora mismo cualquier cosa que te recete podría afectar a la alimentación de tus bebés. Así que mi recomendación es bastante sencilla.
Solo en ese momento la mirada del sanador pasó a Hoseok.
—O bien mueves tu culo para llevar al chico de vuelta a la cima de la montaña y le consigues las hierbas que su manada usaba durante el celo. O bien haces lo que cualquier lobo sano de su edad haría, deja que vaya a un bar o a una fiesta y se divierta. Que consiga a un pretendiente sano y atractivo y que pase su celo con una persona agradable que aminore sus síntomas.
El gruñido del guardián los sorprendió a los tres. Incluyendo al propio Hoseok.
—No puedes estar hablando en serio, estamos en medio de un toque de queda y subir a la cima es lo menos recomendable cuando hay… —Hoseok cerró su boca antes de decir más de lo necesario. Nadie necesitaba saber nada acerca de sus investigaciones sobre los túneles que surcaban el interior de la montaña—. Cuando todavía existe peligro.
—Bueno. Decidáis lo que decidáis, mi recomendación es sencilla. O conseguís hierbas que por la naturaleza de Yoongi puedan convivir con su cuerpo sin dañarlo, o bien optáis por lo más simple de todo y dejáis que su lobo se libere como lo haría el de cualquier otra persona de su edad.
Los dos chicos se miraron.
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Yoongi nunca había escuchado la música sonar con tanta intensidad, ni de la manera en la que lo hacía en aquel lugar. Sabía que Hoseok ponía canciones cuando entrenaba e incluso había logrado escuchar algunas melodías que le agradaban pero lo que el guardián habitualmente reproducía en sus altavoces no se parecía en nada a lo que ahora sus oídos estaban captando. Quizás por eso inclinó su cabeza a un lado y al otro, justo después estrechó sus ojos con cierto interés.
—Música en directo, en caso de que vayas a preguntarme al respecto. Es una banda, una de las pocas que hay en este clan. Cada vez son menos los músicos que deciden quedarse atrapados en la montaña, el mundo humano supone para su profesión una zona mucho más diversa y atractiva. Sobre todo para los que quieren vivir por el resto de sus vidas dedicándose a ello.
Era diferente, porque había personas produciendo los sonidos que escuchaba. Y esos sonidos no se parecían en nada a la música ceremonial que solía sonar en las tribus, eran un poco más… Estridentes. Pero de alguna manera la fortaleza con la que golpeaban el interior de sus tímpanos le agradaba y eso era extrañamente satisfactorio. Le gustaba y lograba que todo su cuerpo quisiera moverse.
