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N/A: Antes del reencuentro entre Toji y Satoru tenemos que saber varias cosas sobre cómo Toji llegó a tener un hijo y cómo crió a Megumi

Es por eso que este capítulo está compuesto por tres partes. La primera es un conjunto de flashbacks sobre la situación en la que Megumi creció, con momentos muy específicos sobre relación padre-hijo, los sentimientos de Toji y la forma en que salió adelante con su hijo. Recordad la advertencia de los TW del prólogo, aquí no venimos a justificar, sólo a explicar. Son cosas distintas. 

Las otras dos son parte de la historia normal, es decir, la continuación de lo que pasó en el anterior capítulo. Es por eso que este quedó un poco más largo de lo normal. Aún así espero que sea disfrutable.

<3

Toji Fushiguro tenía un historial complicado

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Toji Fushiguro tenía un historial complicado.

Sus antiguos compañeros del centro para delincuentes juveniles en el que fue ingresado por asesinato a los diecisiete años dirían que era un tipo genial, un tanto escurridizo quizá.

Su compañero de celda diría que era el mayor hijo de puta que conoció alguna vez. En especial porque se folló a su mujer.

Porque cuando Toji salió de prisión, después de cumplir condena por un delito de lesiones, se encontró con una mujer esperando al otro lado de la línea telefónica, pidiéndole encontrarse en el lugar más cercano.

Eso había sido ocho años atrás, meses antes de su diecinueve cumpleaños. También fue el momento en el que se había dado cuenta de que su miserable vida no tenía arreglo por ningún lado.

La mujer le llevaba doce años y era la esposa de su compañero de celda. Se habían conocido durante un permiso, puesto que su compañero le había pedido decirle un par de cosas que no podía comunicarle por los servicios postales penitenciarios.

Toji siempre diría que esa noche fue engatusado, presionado. Que era esa zorra la que había jodido todo.

Era gracioso cómo nadie le creería.

Estoy embarazada —había dicho, nada más abrir la puerta del apartamento en el que ella vivía.

Se había quedado plantado en el pasillo, paralizado. La había mirado de arriba a abajo, consternado, esperando a que dijera que era una broma, pero ella sólo le estaba echando una estúpida mirada recriminatoria. Como si fuera su culpa.

—¿Qué? —una sonrisa nerviosa curvó la cicatriz. No había sabido cómo reaccionar.

Que estoy embarazada, pedazo de imbécil. La cárcel te dio sordera, ¿o qué?

Y, pronto, Toji se había derrumbado en el suelo. Cubriéndose el rostro repleto de hematomas de golpes, brazos llenos de moratones, nudillos raspados. Un despojo humano, solo y maltratado. Las lágrimas habían bajado por su rostro, después de ahogar un ese crío no es mío, cayendo de sus ojos verdes al dorso de sus manos.

Cold, cold, cold || TojiSatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora