—Grace, si hablas con él lo entenderá. Sabes mi hermano ha salido con pocas chicas, pero tú...tú eres diferente y estoy segura de que lo sabes

Estuve un rato hablando con ella, también le di algunos consejos, aunque ella no los necesita porque es experta en dar consejos de amor. Y finalmente Thiago y Mar aparecieron por el salón. Mi amiga me dio un abrazo y se despidió de mí, después ellas se fueron y me giré hacia Thiago.

—Antes de ir a la librería, ¿podemos pasar por mi casa?—le pregunté

—No, mejor vámonos ya—me respondió

Él pasó por mi lado, pero yo no me moví y él se dio cuenta cuando notó que no le seguía el paso. Se dio la vuelta para mirarme y me crucé de brazos.

—No pienso ir con estás pintas... Estoy feísima—le dije

—Rubia, tú estás preciosa con cualquier cosa que lleves puesta—me respondió y me arrastró hacia la puerta

Caminamos un rato y cuando llegamos a la librería, entramos y recorrimos todos los pasillos. Esto era increíble. Amaba tanto venir a comprar libros, perderme entre las páginas de cada uno y pasar horas mirándolos.

—¿Por qué te gusta tanto leer?—me preguntó de golpe

—Porque me permite vivir cosas que nunca me van a pasar, porque cuando estoy triste los libros me permiten desconectar de todo lo que me rodea, porque son mi salvación—le respondí

Seguí caminando y él me siguió. Empecé a mirar libros uno tras otro y sonreí cuando leí una frase que me hizo enamorarme. Entonces levanté la mirada y me encontré con la suya que brillaba más que una estrella.

—¿Por qué me miras de esa forma?—le pregunté curiosa

—Porque me gusta verte feliz, me gusta ver como sonríes leyendo—dijo y sonreí—¿Quieres que te compré este libro?—me preguntó al ver lo feliz que estaba

La verdad, es que deseaba comprarme toda la tienda, pero tampoco tenía todo ese dinero. Bajé la mirada y la mantuve en el libro, después miré a Thiago y le tendí el libro.

—Sí, por favor

Me compró el libro y cuando salimos todavía era pronto para volver a su casa, así que decidimos irnos a un restaurante. Nos sentamos, pedimos nuestra comida y esperamos a que nos la trajeran.

Estábamos comiendo y una chica se acercó a nuestra mesa. Nos empezó a decir que hacíamos buena pareja y que me había visto en aquel partido en el que me declaré a Thiago. En ese momento sentí un poco de vergüenza, pero se me pasó cuando ella se alejó y vi a Thiago aguantarse las ganas de reírse.

—¿Algo que quieras comentar?—lo desafíe

—Sí. ¿Volverías a saltar un campo para decirme que me quieres?—se burló y estaba deseando matarlo

—¿Para que tengas el ego más subidito? Ni loca lo vuelvo a hacer—le contesté

—Pues yo desearía verte hacer eso de nuevo—se río y le lancé mi servilleta a la cara

Seguí comiendo y él me seguía mirándome con esa mirada que me hacía enloquecer y que hacía que mi corazón se alterara. De repente unos amigos del equipo de él entraron en el restaurante y se acercaron a nuestra mesa. Me moví hacia el lado en el que estaba mi novio sentado y en el otro lado se sentaron sus amigos. Ellos me saludaron y yo hice lo mismo, después empezaron a contarnos cómo iban las cosas en el equipo y un rato más tarde se fueron porque tenían que comer y luego ir a entrenar. Nosotros pagamos la comida y nos levantamos.

—¿Daniela, te molestó que se sentaran con nosotros?—me preguntó él

—No, no me molestó. Solamente no entendí de lo que hablaron porque no sé mucho de fútbol—le respondí y me paso su brazo por mi hombro

—¿A dónde vamos?—me preguntó y me puso la capucha de la sudadera

—Quizás a algún sitio que esté cubierto porque parece que va a llover—le respondí

Empezamos a caminar y entonces se me ocurrió una idea a donde podíamos ir. Él tuvo que haberme visto la cara que puse porque adivinó que tenía una idea.

—¿Qué se te ha ocurrido?

—¿Recuerdas el trato que hicimos?—asintió—Pues, podría enseñarte el lugar al que tengo que llevarte, si quieres—le propuse

—Me parece una idea estupenda

Cambiamos de dirección y caminamos durante un rato. Antes de que comenzara a llover llegamos al lugar, pero le pedí a Thiago que se tapara los ojos porque quería que fuera sorpresa.

—Este lugar lo debes de conocer porque alguna vez te traje—le dije

—¿Puedo abrir los ojos?—me preguntó

—Sí, ya puedes abrir los ojos—le contesté

Me quedé a su lado, él abrió los ojos y se quedó mirando la casa. Esperé que dijera algo, pero solamente se quedó mirándola. Entonces empezó a subir los escalones del porche y antes de cruzar la puerta, se giró hacia mí.

—¿Por qué me trajiste a esta casa? ¿Qué tiene de especial para que se convierta en tu lugar favorito?—me preguntó curioso

—Porque mi abuelo la construyó y desde que soy pequeña he venido siempre que podía con mi familia. Y como hace unos años que él murió, venir aquí me hace sentirme en paz, me conecta con él y me acuerdo de todos los momentos que pasé con él—le confesé y noté su mirada de tristeza

—Lo siento Daniela—nos miramos unos segundos—Está un poco cambiada o quizás no me acuerdo de que era así porque vine hace bastante tiempo. ¿Por qué no entramos a la casa?—me tendió su mano y la acepté

Entramos y encendí las luces que iluminaban toda la casa. Thiago se dirigió hacia la cocina y lo seguí. Abrió unos armarios y me miró cuando vio que había comida.

—Tienes comida—dijo sorprendido

—Sí, hace unas semanas que vine con tu hermana

—¿Por qué no cocinamos algo?—me propuso y me negué enseguida

—Yo no sé cocinar y puede que sí lo intentó la casa acabé en llamas—le dije

—Para eso estoy yo. Vamos, ven, yo te enseño—me insistió y acabé aceptando

Di la vuelta al mármol y me puse a su lado. Esperaba salir viva y no incendiar la casa. 


Este capítulo fue precioso

Al fin, Daniela le enseñó su lugar favorito y el significado es muy especial para mí

¿Qué les pareció?

¿Ustedes son como Thiago que sabe cocinar  o como Daniela que no sabe? Yo soy como Daniela jajaj pero aprenderé

Espero que hayan disfrutado, estoy deseando subirles el próximo

Gracias por confiar en mí y darle una oportunidad a esta historia, los amo.

Corazones en llamas ©Where stories live. Discover now