Los sueños tienen final

Start from the beginning
                                    

La cena fue muy silenciosa, mucho más que cualquier otra noche.
Comí lentamente, queriendo que se alargara la mayor cantidad de tiempo posible.
Esta sería nuestra última cena, después de esta noche ya no existiría un nosotros.
Ya no comería otra vez lo que el preparara.
Ya no tendría a nadie con quien compartir mi tiempo

   

Después de esta noche volvería a ser solo Dokja

Alguien que nació para estar solo.

   

Pero por mucho que deseemos algo, no siempre se hará realidad.
La cena terminó mucho más pronto de lo que deseaba.

Recogí los platos y me dirigí a la cocina.
Deseaba desesperadamente alargar esta comodidad doméstica.
Sabia que nunca más tendría algo así.

    
¿Cómo la tendría si lo único que quería era a él?

   

Nos adentramos nuevamente a un silencio cómodo mientras lavabamos los trastos. Él lavaba mientras yo secaba, tal como muchas otras noches.

   

Cuando el trabajo se terminó me dirigí a la habitación.
Sabía que si no actuaba pronto, simplemente me quedaría para siempre.

   

Siempre fui un cobarde, y la idea de tener que dejar ir a mi protagonista me destruía. Pero debía hacerlo. 

¿Cómo puedo seguir dejando esta carga tan pesada en sus hombros?

   

¿Acaso no fue sufiente la carga de sus miles de regresiones?

   

Me di cuenta nuevamente que solo era un bastardo codicioso.

   

   

Agarré mis maletas y me dirigí a la puerta. Antes de finalmente salir de la habitación miré detenidamente todo dentro.

Los muebles dentro de la habitación los elegimos los dos un día que me dejaron salir del hospital para pasear. No tenía mucho tiempo de haber sido reintegrado y Seolhwa había dicho que era bueno para mí dar paseos para poder fortalecer mis músculos.

Joonghyuk había dicho que debíamos elegir los muebles para nuestra casa, que ahora que estabamos juntos no todo tenía que ser de acuerdo a sus gustos.

Miré el ropero y sentí como mi pecho se apretaba al notar que solo quedaba la ropa de Joonghyuk. El ropero no era más que un mar negro.

Mi mirada se dirigió a la cama y a mi mente vinieron los recuerdos de las noches en donde nos acostabamos, disfrutando de la comodidad del brazo del otro.
   

¿Quién diría que todo no fue más que una ilusión?

   

Cada paso después de salir de la habitación se sentía como un calvario.

Me sentí como un prisionero sentenciado a muerte que iba directo a cumplir mi castigo.

   

Mi pecho seguía doliendo, como si me advirtiera para no seguir con esto.

   

Seguramente era mi corazón diciéndome que no iba a soportar lo que vendría.

   

Estoy completamente seguro que es eso.

   

   

Y por cada uno mis pecados, una nueva flor saldráWhere stories live. Discover now