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Ojos expectantes y murmullos sobresalientes, era lo primero que resaltaba en aquella oficina, repleta de adultos y personas ocupadas en sus asuntos. Tan concentradas en papeles y computadoras que lograban distraer al ahora azabache chico. Atento a los quejidos y maldiciones que se les escapaban a sus colegas, quienes al estar a su alrededor, no podían ni siquiera prestarle atención a la bolita de luz que estaba hecha bulto en su asiento.

Mil pensamientos invadían su abrumada mente, jugueteando con sus dedos y por fuera, tratando de ser disimulado con las personas que aparecían y pasaban por su escritorio, fingiendo escribir y también fingiendo ser alguien ocupado y concentrado en sus asuntos, aunque en verdad no estuviera haciendo nada.

Entre sus pensamientos intrusivos, veía a Taesan, a su amado, a su querido prometido, por el quién le daba hasta la última estrella del gran universo.
Aunque todos esos apodos le dieran vergüenza al mencionado.

Apoyo su mejilla contra el escritorio, cerrando sus ojos y quejándose en silencio al no poder estar con el más alto. No podía llamarlo porque la respuesta más asertiva sería que no le contestará las llamadas o de suerte, los mensajes.
Cerró sus ojos y los pensamientos volvieron.

El peli-negro era realmente atractivo, no podría negarlo, tenía suerte de tenerlo a su disposición. Delgado, alto, atento y callado, cada vez que pensaba en su sonrisa cuando se ponía nervioso podía hacer revolver el estómago de Myung, quien ya estaba sonriendo estúpidamente al pensar en su prometido.
Apretó sus labios en pensar en sus brazos, se sentía mal al verlo así, marcados y manos venosas y delgadas, cuáles podían tocar mil zonas de su cuer-

- ¡Jaehyun! ¿Acaso te estás durmiendo? - Una voz retumbó y ocasionó que este se levantará de golpe y fingiera que solo se estaba estirando un poco. -

- ¿Qué dices..? No, para nada, estaba.. estirandome, Park.

Mencionó fingiendo tener la razón, alzando sus cejas y parpadeando rápidamente antes de seguir con el extenso papeleo y documento que tenía sobre el escritorio, encargándose de acomodar tanto como pudo para mantenerse distraído de aquellos sucios pensamientos sobre su amado, cuál era el completo protagonista de estos.

( 𝗦𝗽𝗲𝗰𝗶𝗮𝗹 - 𝗟 + 𝗦 )
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Su temblorosa mano recorrió el pecho del castaño, quien aferrado a su cintura no lo dejaba ir, sintiendo sus labios quemar por la suavidad que Kim le proporcionaba con besos ligeros, pequeños a decir verdad, cuál causaba temblores y suspiros por parte del azabache.
Su pierna fue sujetada, siendo recargado contra el escritorio de aquella oficina, solitaria y silenciosa, siendo invadida por los jadeos y pesados gemidos que los dos individuos soltaban en forma de escape de los labios ajenos.

La delgada diestra de Kim fue posicionándose contra el muslo del más pálido, causando un notable temblor y un claro nerviosismo.
Subió su mirada, encontrándose con la contraria, sonrió buscando aprobación, cosa que Sungho no le negaría después de estar meses rogando hasta al innombrable para tener esta oportunidad con el castaño.

Una cosa fue a otra, hasta que una aguda y molesta voz entro a la oficina sin tocar, una presencia que sin duda Sungho odiaria toda su vida causo que Leehan soltará cualquier agarre que tenía ya aferrado hacia el azabache. Cuál soltó su cabello, molesto al ser interrumpido.

- Eres un sucio. - mencionó Jaehyun, haciendo una mueca al no poder encontrar la avergonzada mirada de Leehan. -

- Tú lo eres más, largo.

La puerta siendo cerrada y el silencio abarcó el lugar, siendo evidente que el momento se había apagado por la jodida visita sorpresa.
Lo odiaba toda la vida si fuera necesario, aunque, eso no impediría que Sungho quisiera seguir antes de cualquier cosa.

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