La vida, en ocasiones, te pone personas bonitas enfrente, unas veces te das cuenta y otras veces no.
Soy Emma, soy hija única, nací en Manhattan, pero por trabajo me vine a vivir a California hace unos años, mis padres murieron hace 3 años en un accidente de coche y los echo muchísimo de menos.
Tengo 28 años y llevo 8 trabajando de administrativa en una buena empresa. Encontré una finca cerca de la playa, de la cual, me conseguí comprar un piso ahí.Hace un año empecé a salir con John, un compañero de trabajo bastante guapo, bueno conmigo, era moreno y tenía los ojos marrones, un poco más alto que yo y delgado. Todavía no me había presentado a su familia, él decía que era pronto.
Vivo en un tercer piso y justo enfrente tenía a una mujer mayor, la señora Parker, era viuda y tenía 85 años, muy sabia, no tenía hijos y había vivido mucho, poco a poco se fue convirtiendo en una de las personas más importantes en mi vida, la pobre señora siempre escuchaba mis problemas y siempre tenía solución para todo y los consejos que me daba, eran los mejores.
Era viernes y cuando salí de trabajar, como todos los días, fui a por el pan para mí y para la señora Parker y entonces fui y se lo llevé a su casa antes de ir a la mía. Le encantaba contarme sus batallitas de la juventud.
-Buenos días señora Parker, tenga le he traído el pan-. Le dije.
-Buenos días cariño, pasa-. Me dijo la señora Parker.
-Gracias-.
Pasé y le di un abrazo, siempre me trataba muy bien y me quería como una hija.
-¿Cómo ha ido el trabajo?-. Me preguntó mientras nos sentábamos en el sofá.
-Bien, muchos números-. Respondí riéndome.
-¿Y con John?-. Preguntó la señora Parker.
-Con John muy bien, me quiere mucho, hoy me ha traído el almuerzo al trabajo-.
-¿Ya te ha presentado a su familia?-. Preguntó.
-Aún no, él dice que es muy pronto-.
-Lleváis un año juntos ya, no se a que espera-. Me dijo poniéndome té en mi taza.
-En parte tiene razón señora Parker, con un año aún no conoces bien a la persona-. Le dije yo intentando salir aireosa de la situación.
-Bueno cariño, yo solo quiero que seas feliz, eres la única persona que vale la pena en este edificio de locos-. Dijo riéndose.
-Lo soy, señora Parker y gracias-. Le dije.
Al rato, salí de su casa y me fui a la mía, lo tenía todo patas arriba, así que me puse a recoger a ritmo de música. Al rato me llamó John.
-Hola amor, dime-. Le dije.
-¿Qué haces, cielo?-.
-Recogiendo la casa, la tengo toda patas arriba-. Le dije riéndome.
Él se rió.
-He reservado mañana para cenar en un mexicano que han abierto nuevo por aquí cerca ¿vamos?-. Preguntó.
-Si claro ¿Quienes vamos?-. Pregunté.
-Tú y yo solos-.
-¿Cuándo vas a presentarme a tu familia? Llevamos juntos un año y creo que ya va siendo hora-. Le dije un poco alterada.
-Cielo, aún no quiero, solo llevamos un año, quiero seguir así hasta dentro de unos meses-. Me dijo intentando tranquilizarme.
-De acuerdo cariño, lo dejamos así entonces-. Le dije ya cortando la situación.
-Bueno ¿Mañana te recojo a las 20:00h?-. Preguntó.
-Si, mañana nos vemos-. Le dije seca.
Colgamos el teléfono y continué haciendo mis cosas.
Cuando terminé me hice la cena y me puse a ver la tele sentada en el sofá, era verano, por lo tanto hacía calor.
Me quedé dormida en el sofá y cuando me di cuenta ya eran las 8:00h.
-¿Pero qué...?-. Dije mirando el reloj.
-Me he dormido en el sofá-. Pensaba mientras me restregaba los ojos.
Me levanté y me hice el desayuno, pensaba en que hoy había quedado con John para ir a cenar al mexicano nuevo.
Me fui a comprar y como siempre pasé a por el pan para mí y la señora Parker.
...
Eran las 19:00h cuando empecé a arreglarme para mí cita con John, me puse unos pantalones cortos con una camiseta de tirantes, la temperatura en California era excelente.
Bajé a la calle a las 20:00h para esperarle y a los minutos lo vi aparecer con su coche, tenía un BMV gris pequeño de tres puertas.
Fui y me metí en el coche.
-Hola cariño-. Le dije dándole un beso.
-Hola nena, estás guapa-. Respondió.
Yo le sonreí tímidamente, lo quería, aunque no fuera la relación soñada de cuando era una adolescente.
Llegamos al mexicano y nos pedimos unos tacos al pastor y una quesadilla.
Cuando nos lo trajeron, empezamos a comer.
-¡Que rico!-. Le dije.
-La verdad es que si, la comida mexicana está muy buena-. Respondió.
-Podríamos irnos a Cancún el año que viene de vacaciones-. Le dije emocionada.
-Buff no lo se cielo, es muy caro y ahora no está el asunto como para tirar cohetes-.
-Pero si vives con tus padres y no tienes gastos-. Le dije.
-Ya, pero no está de más ahorrar para el futuro-. Me dijo mientras bebía.
Le miré un poco extrañada de lo que estaba hablando y decidí zanjar el tema.
Cuando acabamos pedimos la cuenta y nos la trajeron. Él la cogió, la miró y la dejó encima de la mesa.
-Cielo, paga tú que no tengo aquí dinero-. Me dijo apoyando su espalda en la silla.
-¿Qué? Pero si las últimas veces he pagado yo, además, has sido tú el que has reservado, no yo-. Le dije.
-A la siguiente pago yo, te lo prometo-.
-Pero si siempre me dices lo mismo, venga va, déjalo, pago yo-. Le dije un poco mosqueada.
Saqué la tarjeta y pagué la cena.
Salimos ahí y andando fuimos a mi casa, llegamos a la puerta de mi finca y me acerqué al oído de John.
-¿Quieres quedarte a dormir?-. Le susurré.
-Claro, pero mañana a las 10:00h tengo que irme porque hay comida familiar con mis hermanos y sus parejas-.
Me sentó mal eso, pero decidí dejar pasar el tema, solo quería pasar una buena noche de sexo con mi pareja.
Subió a casa y cuando llegamos empezamos a besarnos y ha quitarnos la ropa, hacía tiempo que no teníamos sexo, estábamos con muchas ganas.
Cuando acabamos él enseguida se giró y se durmió y yo me quedé mirando al techo un poco decepcionada con él, me sentía sola, sentía que me faltaban cosas con John. Quería ser feliz.
YOU ARE READING
Querido vecino
RomanceEmma tiene 28 años y vive en California, tiene un trabajo estable en una oficina de contabilidad y hace poco se compró un piso en una bonita finca cerca de la playa. Enfrente de ella fue a vivir una señora mayor con Alzhéimer, al principio la cuidab...