Comienzos Desconcertantes

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Desperté con una sensación de incomodidad emanando de la cama sobre la cual reposaba mi cuerpo. El lecho, duro como la roca, carecía del abrazo suave de las almohadas que ansiaba en ese instante. Mis pensamientos volaron hacia mi lujosa cama en Londres, añorando el lujo al que estaba acostumbrado. La carencia de cobertores dejaba al descubierto mi piel ante el frío invasor que se filtraba sin piedad. Mientras luchaba por encontrar una posición más cómoda, un murmullo a mi lado capturó mi atención y se mezcló con sonidos extraños que inundaban la habitación.

Mis ojos se abrieron bruscamente, encontrándose con la presencia de la joven que me había acompañado el día anterior. Sus ojos amplios y asombrados se posaban sobre mí. El sobresalto fue tan intenso que me vi impulsado a saltar de la cama, chocando nuestras frentes en un golpe involuntario que nos dejó momentáneamente aturdidos.

En un esfuerzo por procesar la situación, traté de sobreponerme al impacto. ¿Cómo había llegado ella hasta allí? ¿Me había estado observando mientras dormía? ¿Tenia llaves de la casa? ¿Por qué estaba tan cerca? Sorpresa y confusión convergieron en un torbellino de emociones, desencadenando una intrincada batalla dentro de mi mente, esto que siento son nervios??

Reuniendo mis fuerzas, desvié la mirada hacia la joven, buscando respuestas en sus ojos. Sin embargo, solo me encontré con el mismo desconcierto que atormentaba mis pensamientos. Un incómodo silencio se apoderó del entorno, solo interrumpido por nuestra respiración.

Finalmente, rompí el silencio con una voz quebrantada: - ¿Qué haces aquí? - inquirí, esforzándome por mantener la compostura pero dejando entrever una pizca de inseguridad en mis palabras.

La muchacha respondió con celeridad mientras masajeaba su frente: - Lo siento, solo vine a buscarte. - Se levantó de la cama con gracia y continuó: - Intenté llamarte, pero no respondías, así que decidí entrar. Subí a esta habitación y te encontré durmiendo y murmurando en voz baja, como si estuvieras discutiendo con alguien. Estaba indecisa entre despertarte o permitirte descansar, cuando de repente te asustaste.

Sus palabras se agolparon en mi mente, mientras luchaba por encontrar coherencia en todo aquello. La imagen de mí mismo hablando en sueños me parecía extraña y perturbadora, una revelación inquietante de mi subconsciente.

Forcé mi memoria a recordar si había tenido algún sueño perturbador, pero mi mente permanecía en penumbra. El sobresalto inicial comenzó a entremezclarse con una peculiar sensación de vulnerabilidad.

Las sombras bajo mis ojos revelaban la escasa cantidad de descanso que había tenido.

- Bien, no hay tiempo que perder - anunció la pelirroja con un ademán enérgico, mientras apartaba bruscamente la raída cortina de la pared, permitiendo que la luz del sol me alcanzara directamente. Mi cuerpo giró instintivamente para evitar el resplandor, pero su respuesta inmediata fue desplazar la cortina del otro lado, negándome la oportunidad de volver a dormir.

- Arriba doc, el hospital no se atendera solo - Y salio del cuarto con un entusiasmo contagioso.

...

Comprendo que hasta el momento mis comentarios se han centrado en quejas, pero han existido motivos válidos para ello. Ahora mismo, mi estómago emite un ruego inconfundible, mientras un ligero mareo me invade, consecuencia de la prisa con la que he tenido que abandonar mi cama. La manera en que Lissi conduce no favorece en absoluto mi condición, y si hubiese tenido algo en el estómago, es probable que ya lo hubiese expulsado.

Agradezco que sea oscuro y así poder cerrar un poco los ojos, pero de repente - Se ve hermoso a esta hora, no crees - La pequeña niña me hace cabecear en mi lugar, no contesto con el fin de intentar dormir otra vez.

Estoy a punto de caer en los brazos de Morfeo cuando el estruendo del claxon estalla con un volumen inusitado, causando que me sobresalte en mi asiento. Lissi saluda efusivamente a varias personas que transitan por el campo.

Un poco más molesto intento volver a acomodarme - Dicen que es la mejor hora para recoger la cosecha, cuando tenía 6 veníamos con mi madre y siempre me comia la mitad que recogía - Esto la hace reír como un cerdito. Miro al frente molesto esperando que note mi reacción.

- A la señora Paxton nunca le gustó que estuviera, de hecho tenía un hijo, Nicholas Paxton, caminábamos pisando pequeños caracoles que salían con la lluvia, el que más pisara ganaba un bote de zarzamora que recogía Marriel Feux - De nuevo la risa de cerdito - Ese hombre siempre nos separaba la mejor parte..... - Mi reaccion ya es de enojo.

Sin embargo, ella prosigue sin inmutarse. Al parecer, no logra captar ninguna indirecta.

...

Transcurrida media hora, finalmente llegamos. Lissi detiene el vehículo frente a una modesta vivienda. La observo, esperando que encienda el motor nuevamente o me indique la dirección del hospital.

Con una amplia sonrisa en su rostro, me mira fijamente durante unos segundos antes de hablar: - Bueno, ¡buena suerte en el trabajo! - Me propina un fuerte golpe en el hombro, un gesto al que debería acostumbrarme.

Mi desconcierto me lleva a preguntar: - No entiendo, ¿no me llevarás al hospital? - Pregunto mientras me masajeo el hombro, que ya debe estar edematoso de tanto golpe.

Su sonrisa persiste mientras me indica con la mirada la casa a nuestro lado. Frente a mi evidente confusión, vuelve a señalar de manera obvia.

Giro lentamente mi cabeza hasta posar mis ojos en el rústico edificio que se alza sobre nosotros. Mi padre vuelve a ser el foco de mi desdén, mientras desciendo del vehículo con cierto desgano. Cierro la puerta con un golpe seco, sin molestarme siquiera en despedirme.

Antes de que mi puño impacte la madera, una mujer de baja estatura y complexión frágil aparece en la entrada. Me observa fugazmente por encima de sus lentes, y luego se dirige hacia el escritorio, dejándome con la palabra en la boca.

La naturaleza de nuestra relación se establece desde el principio, por lo que me encamino hacia la puerta que presiento que conduce a mi consultorio, con la esperanza de conseguir un breve descanso en la camilla.

Sin embargo, en lugar de una camilla, me recibe un espacioso sofá y un escritorio desordenado con una computadora de mesa. Suspiro profundamente, me enfundo en la bata blanca, ajusto el estetoscopio y organizo los instrumentos dispuestos. Dirijo mi atención hacia la puerta, manifestando mi disponibilidad.

A pesar de ello, la mujer parece ajena a mi presencia: - Haga pasar al primer paciente. - Anuncio en voz alta, pero antes de que pueda reingresar, su respuesta llega con voz ronca: - Todavía no ha llegado. - Sus palabras se entrelazan con su atención centrada en una revista. Inspiro con firmeza y me acomodo en el sofá, resistiéndome a la tentación de sumergirme en el sueño. Mi anhelo por finalizar la consulta y regresar a la incómoda cama en casa supera cualquier urgencia de reposo.

Una eternidad después...

Tres malditas horas han transcurrido, y aún no ha aparecido ningún paciente. Todo con tal de no perder mi puesto en el hospital.


Besos y abrazos, ROOMIES⏰

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Besos y abrazos, ROOMIES⏰...

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⏰ Last updated: Oct 19, 2023 ⏰

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