catorce: yeonjun, beomgyu, heeseung.

Start from the beginning
                                        

—¿Y tú por qué no vas a recepción a preguntar cómo pueden haber tres cachorros cuando el paciente solo parió dos?

—Porque el que está llorando es el paciente y deberías consolarlo en lo que yo le traigo a su cría.

—¿Y si no es su hijo y el señor Jeon está inscribiendo un cachorro que no es suyo en el registro?

—¿M-Me podrían traer a BeomGyu? —Y esa fue la voz de TaeHyung, con el rostro repleto de lágrimas y las mejillas rositas, balbuceando el nombre de su último cachorrito con la esperanza de poder reconocerlo una vez le olfateara.

No estaba molesto con el par de enfermeros que discutían en susurros ignorando el hecho de estar haciéndolo frente a un tigre de bengala que perfectamente escuchaba su plática, tampoco con el médico que le atendió y que solo le dejó a dos de sus bebés cuando nacieron. Estaba emocionado por contar con uno más, como si la misma emoción que tuvo con YeonJun y HeeSeung hubiese vuelto con más ganas.

—Ahora mismo —Musitó el beta con una grandiosa sonrisa para luego abandonar la sala junto a su compañero.

Intentó limpiar sus lágrimas, calmar sus sollozos y estar listo cuando le presentasen a su último cachorrito. Pero sentía que era mucho para él solo. JungKook no estaba con él allí.

Repasó los pliegues de la sábana blanca con cuidado y vio la pulsera que yacía en su mano derecha, un cortísimo suspiro se escapó de sus labios y con una mueca volteó hacia la puerta, con la esperanza de ver a su Alfa atravesarla. Necesitaba esa imagen que estuvo con él en los meses de gestación cuidándole y brindándole el amor más bonito de todos, ocupaba su apoyo allí ahora. Que le dijese que había hecho un buen trabajo, que todos estaban bien, que ahora tenían una familia.

Quiso ver a sus dos cachorritos en las cunas y no pensar en el tercero, en ese bebito que no llegó a sus brazos y que ahora le tocaría consolar. La mayor preocupación era que su Omega no le aceptase, que al olerle reconociera el olor de otro Omega y que por ende, no le quisiese. El error pudo haber sido de los médicos, pero el malestar se lo llevaría TaeHyung.

Cuando la puerta se abrió, el corazón del tigre explotó en el mismo segundo. Sus ojitos grises captaron a JungKook primero, con grandes ojeras bajo sus ojuelos negros y una sonrisa orgullosa marcada en el rostro. Y en sus brazos se encontraba el tercer rollito de mantas blancas, pequeñito y adorable.

—Se nos ha escapado un cachorro de tigre muy bonito y creo que este precioso niño únicamente puede ser tuyo, cariño. —Aquellos luceritos perdieron la batalla y las lágrimas se acumularon una vez más— Nuestro pequeño tiene mucha hambre... —Dijo una vez más y le hizo llegar a sus brazos, besando su frente y acariciando sus cabellos grisáceos.

La carita del bebé destapada permitió a sus padres apreciar su ternura y con varios besitos en sus mejillas, TaeHyung se quedó cerca para olfatearle como había hecho con sus hermanos anteriormente. Y el alivio le golpeó con fuerza cuando encontró el olor a leche.

—¿Dos tigres y un conejito? —Le preguntó JungKook acercándose a las cunas— Un trato justo por lo que veo...

—Sinceramente esperaba que fueran tigres los dos que esperábamos... —Murmuró divertido al verle acercarse a los pequeños y acariciar sus mejillas destapadas.

—Ya, hablé con el médico y parece ser que una de las enfermeras le hizo la prueba del tobillo más tarde y se lo llevó antes de que pudieses tomarlo. —Alzándose de hombros se le quedó viendo con una suave sonrisa— ¿Cómo te encuentras?

TaeHyung dejó caer su cabeza en la almohada soltando un quejido con desgana, gimoteó ante la mirada de su pareja sobre él y su cachorro, como si el trabajo de traer al mundo a tres cachorros hubiese sido una tarea sencilla y rápida.

tae's giggles | kooktaeWhere stories live. Discover now