𝙴𝚗 𝚎𝚕 𝚃𝚎𝚖𝚙𝚕𝚘

12 3 0
                                    

Cerbero se estaba arrepintiendo de haberle hecho caso a su hyung Han a éstas alturas.

El guardián del Inframundo sólo veía cómo su hermano mayor pasaba una de las peores vergüenzas que le ha visto pasar durante los mil años que llevan juntos.

Wonwoo estaba mirando al chico bonito que olía como su mamá Perséfone.

De una manera que se parecía mucho a su papá Aidoneo mirando a su mamá Perséfone cuando hacía galletas.

Con amor y dulzura, pero también con deseo y posesividad. Una combinación que no debería ir junta, siendo sinceros, pero que, para ellos, los dioses, no les sentaba mal.

En algunos casos, claro está.

-Las personas son tan raras -pensaba Cerbero.

Pero para tener mejor contexto, vamos a ver qué fué lo que le pidió Jeonghan a Cerbero.

-Eso es, buen chico... Ahora, necesito que me hagas un favor.

-El que sea para hyung Han...

-Necesito que lleves al chico bonito que huele a tu mamá al templo, ¿sí?

-¿A cuál lo llevo?

-Al mío, mamá quiere verlo allá, ¿puedes hacerlo, amigo?

-¡Claro!

Cerbero, en su cerebro inocente, obedeció. Jaló al chico de cabellos rosas por la manga de su suéter color crema. Mingyu sólo pudo seguir a la criatura sin decir mucho.

No es cómo que Mingyu estuviera entendiendo mucho de todas maneras, él sólo se dejaba llevar.

Fueron seguidos por Jeonghan, Seungkwan y Dokyeom al templo de Hécate, un lugar de lo más hermoso que asemejaba a los jardines de Babilonia con todas sus plantas, flores, fuentes, aves y mariposas.

Sólo porque sea una titánide oscura, no implicaba que todo deba ser negro y muerto.

-Ahm... ¿Alguien podría explicar por qué Cerbero arrastró a Mingyu hacia acá? No me quejo, pero me es raro -Dokyeom pidió razones.

Aunque siendo sincero, Dokyeom sentía miedo al estar en ése templo. Él era un dios de la primavera, sentía un frío extraño al estar allí.
Podía ver cómo Seungkwan estaba acostumbrado a pasársela del mundo mortal al Inframundo cómo si fueran vacaciones, no entendía cómo le hacía, Dokyeom sentía miedo y frío ahí dentro.

Pero lo que más le preocupaba al pelivioleta era el mortal delante de él.

Mingyu estaba tan tranquilo con el lugar que le estaba empezando a preocupar.

Su florecita seguía siendo Kore, más bien, el menor debía sentir miedo al estar ahí, y lo único que el mortal hacia era estar sentado en los escalones del altar del templo junto con Cerbero y una sombra con varias caras.

Esperen.

¿Una sombra con varias caras?

Dokyeom quiso llorar al ver cómo Hécate tomaba forma corporea para hablar con el elegido de Perséfone de una manera que podría verse amistosa, casi que maternal, de no ser por sus uñas largas u ojos de distintos colores, se sentiría tranquilo, pero, tranquilidad sería lo último que sentiría hasta que no saliera de ése lugar junto con su florecita.

-Elegido de Deméter, ¿no crees que estás siendo muy prejuicioso en éstos momentos? -una voz femenina resonó en la mente de Dokyeom-. No le haré nada al niño, es mi protegido, tiene mi bendición.

Tɑles from Olympus 𖣃 ᴍᴇᴀɴɪᴇ Where stories live. Discover now