• Te confieso que... •

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Necesito bajar de este auto ahora mismo, necesito correr a la habitación, ahogar gritos en la almohada, su acto me estaba enloqueciendo, Mac hacía esto de una manera tan extraña y simple, pero aún así sentí muchas cosas. De verdad, había prometido no enamorarme de algún psicopata pero parece ser que terminé haciendo todo lo contrario, me enamoré de él y negaba aceptarlo.

Su mano bajó hasta la mía acariciando este con lentitud, su mano era suave y de tamaño más grande que la mía.

— Hannah y Mac —nos llamó la mayor— pueden bajarse debo ir a trabajar urgente, tus hermanos no están Mac.

— Genial, lo que me faltaba~ —susurré viendo mis manos—

— Bueno madre, ¿ellos vendrán a qué hora?

— Enseguida creo, no iban a tardar, por favor cuídense.

Asentí levantando mi mirada a la señora Dubois quien sonreía, ella también me miró, cuando bajamos del auto vimos cómo este se alejaba. Sin más me volví a él, me sonríe un poco y camina a la puerta abriendo esta. Él entró primero, yo lo seguí hasta el recibidor y luego corrí a la habitación.

Mi corazón iba a estallar, saldría de mi pecho tarde o temprano, no puedo enamorarme de él, es alguien extraño, bastante diferente a mí y no nos vemos juntos en un futuro. Él no es para mí.

No sabía cómo pero me quedé dormida un rato acurrucada en la cama hasta que escuché ruidos abajo, me levanté con cuidado teniendo un tacón en mi mano, baje las escaleras con mucho silencio y entré a la cocina como para atacar.

Solté un grito de guerra corriendo hacia el sujeto.

No era cualquier persona, era Danielle quien quedó asustado también.

— Hann~ soy yo, tranquila —puso su mano sobre la mía bajándola porque estaba a dirección de su rostro— buen arma.

— Me asustaste mucho, perdón. —reí apenada y dejé el tacón a un lado—

— Es bueno saber que vas a defendernos cuando seamos atacados. —desordena mi cabello caminando luego a la mesada de la cocina—

— Siempre debemos estar listos, o no?

Mi mirada lo siguió hasta verlo sentarse en una butaca que hacía juego con la mesada del centro de la cocina y yo ordenaba mi cabello. Luego me senté a su lado.

Era increíble como con Danielle podía hablar tan simple, tan libre y tan agradable, es bonito.

— ¿Quieres comer algo? Guerrera de la familia Dubois. —dijo entre risas—

— Muero de hambre, Joven Dubois. —lo respondí con dulzura mirándolo—

— Entonces puedes agarrar unos cubiertos y servirte tú misma.

— Gracias, le debo una.

Bromeé haciéndolo reír, me serví algo de comida que por cierto se veía deliciosa. Estábamos comiendo entre risas y seriedad por temas, íbamos bien pero la presencia de Mac de nuevo hizo el ambiente tenso y para mí nervioso. No levanté mi vista, solo comía. Mi pierna derecha empezó a moverse por los nervios, quería salir de ahí, como siempre metida en mis pensamientos, hundida en ellos no escuché la voz de Danielle hasta que me sacudió suavemente.

— ¿Quieres jugo o prefieres agua? —cuestionó con curiosidad—

— Jugo me parece bien, gracias Dan.

Mi sonrisa se dibujó en mi labios siguiendo a Danielle con la mirada, me entregó el jugo y cuando iba a agradecerle sonó su celular. Él empezó a salir de la cocina, verlo salir parecía fin de mis días.

round 24U (round two for you) Where stories live. Discover now