Capítulo Tres.

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Tres días pasaron y Kris seguía sin ver su dinero de vuelta. Comenzaba a enfadarse y a desesperarse. KyungSoo había estado practicando sus sádicas amenazas con Yeol, porque ciertamente era el que más lo sacaba de sus casillas.

Tao y Kris se estremecian con cada palabra que salía de los labios del pelinegro y esperaban que ahora si surtieran efecto en Kim. Tenían todas sus esperanzas puestas en KyungSoo y éste no planeaba defraudarlos y mucho menos planeaba dejarse ganar por Kim JongIn.

- Marca el número, Tao -ordenó Kris y el pelirrojo así lo hizo.

- ¿Si? -se escuchó a través de la línea telefónica.

- Escúchame bien, imbécil. Espero ahora si hagas caso de está advertencia, ya me harté de estarte esperando, necesito mi dinero ahora -habló Kris.

- Y yo necesito que me dejes en paz, no tengo tu dinero y tampoco sé de lo que hablas -insistió.

- De verdad no me gustaría ir a visitarte -sonó casual KyungSoo- Sabes, hace poco compré una moto sierra, la he probando talando ramas rebeldes que crecen de los arbustos de mi jardín pero quisiera ver que tan rápido podría cortar tu cabeza en dos, tal vez después la arrastraría hasta tu brazo izquierdo mientras que en el derecho quitaría capa por capa tu piel -hizo una pausa- el gran lago de sangre que se formaría por debajo de tu cuerpo -suspiró y sonrió.


Los tres más altos se miraron entre si, KyungSoo tenía un cierto brillo en los ojos cada que hablaba de sangre, disimuladamente se separaron un poco de él y esperaron la respuesta de JongIn.

Pasaron dos minutos de silencio para después oír como JongIn soltaba una estruendosa carcajada, los cuatro se miraron entre si confundidos. KyungSoo sintió moverse algo en su estómago al oír a JongIn reír, creyó que era parte de la furia y frustración por haber fallado de nuevo.


JongIn no dejó de reír y después de cinco minutos de sólo escuchar eso, Kris colgó.


- ¡Quiero su número! -exigió KyungSoo con la mirada fija en el celular.

- Yo creo que lo mejor es volver a esperar -sugirió Yeol.

- ¡Quiero su número! -gritó esta vez- o necesito torturarte para que me lo des -Kris asintió con la cabeza y Tao anotó en un hoja el número telefónico de JongIn.

- Toma -se lo extendió cuidadosamente y KyungSoo lo arrebato.

- Sé que no han funcionando mis amenazas pero juro que tu dinero y mi orgullo estarán devuelta -habló KyungSoo y se perdió entre los pasillos de la escuela.


Kris sonrió y Yeol y Tao se miraron confundidos.

- ¿Por qué sonríes? -cuestionó Tao preocupado, tal vez KyungSoo le estaba pegando su locura.

- Ese pequeño habla en serio y quiero ver la carnicería que hará con JongIn -finalizó con otra sonrisa y los otros dos temblaron.


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- KyungSoo... -escuchó que lo llamaban, suspiró y cerró su libro. Si había algo que KyungSoo más odiara aparte de las personas tratando se establecer una relación con él, era que lo interrumpieran de su lectura.

KyungSoo miró al joven que había osado a pronunciar su nombre.


- Y-yo m-me preg-gunta-aba si tú... qui-quisi-eras... te-tener una cita co-con-mi-migo.


Llevaba toda la semana de mal humor y no sabía si era porque JongIn no se había cagado de miedo con sus amenazas o porque cada que recordaba su risa algo en él se removía. Nunca antes había escuchado un risa tan profunda y melódica, era una dulce melodía que podía oír a diario y jamás se aburriría de ella.


- Mi cuchillo rebanando cada una de tus huellas digitales, después haciendo cortes verticales en todo el borde de tus labios. ¿Sería bueno finalizar con uno de tus ojos fuera de su cuenca o con tu lengua cortada? -dijo serio.

- ¿Q-qué? -tartamudeo el pobre chico mientras miraba a KyungSoo en shock.

- Puedes correr ahora -rió Soo y el joven así lo hizo.


"¿Cómo a él si le dí miedo?" se cuestionaba mentalmente. Se levanto del pasto y tomo sus cosas, camino hasta su casa tranquilamente y cuando estuvo en su habitación sacó el papel con el número de JongIn.


Estaba seguro de que amenazándolo noche y día, JongIn cedería y le regresaría su dinero a Kris, mientras que a él, su tranquilidad de saber que aún era bueno creando cosas sádicas y sangrientas en su mente.


Marcó el número con cuidado y al tercer timbrado, aquella gruesa voz se escuchó por la bocina.


- ¿Si? -habló JongIn.

- ¡Hola, JongIn! -exclamó con fingida alegría.

El moreno reconoció la voz inmediatamente. - ¿Otra vez tú? -cuestionó burlón.

- Si, otra vez yo. ¿cantas? -preguntó usando un tono tranquilo.

- Mmmm...no -respondió confundido.

- ¿Y no te gustaría saber cuál es el agudo más alto que alcanzas mientras gritas de agonía y dolor, debido a los dedos que te estaría cortando? -

Una carcajada se escuchó por parte de JongIn y el corazón de KyungSoo tembló, su estómago se contrajo y las manos le empezaron a sudar.


- Eres muy gracioso -dijo alegre.

- No estoy intentando ser gracioso -bufó- intento hacer que tengas miedo -

- Pues siéntate porque te cansaras de esperar.

- Eres imbécil, simplemente paga lo que debes -explicó- y dejaré de molestarte -

JongIn soltó un suspiro. - En serio no sé de que hablan -

- Pues entonces seguiré llamándote para contarte mis locas ideas sangrientas -dijo enojado.

- ¿Sabes? No me molestaría escuchar tu linda voz a diario -un coqueto JongIn contestó y KyungSoo se quedó helado, volvió a reír JongIn por haberlo dejado sin palabras y colgó. KyungSoo no pudo dormir esa noche.


...

Peculiar [KaiSoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora