Abrí los ojos y sentí una sensación diferente, nunca antes había dormido en una cama qué no fuera la mía, era simplemente incómodo. Sin embargo, me siento bien aquí, me produce paz, tranquilidad y además huele delicioso.
Salí, y me encontré con un Éric despeinado en la cocina.
—Vaya, despertaste —dijo sonriente.
—Así es, ¿tienes algo que me cubra más? —pregunté.
—¿Por qué? —me miró de arriba a abajo —mi camisa te queda perfecta, además, ya te vi todo, ¿por qué esconderlo?.
—Deja de bromear —mejor dame un café.
—Sabes, ninguna mujer se ha quedado en mi cama después del amanecer, y tú incluso me das ordenes —dijo sirviéndome la taza de café.
—¿Por qué?.
—Porque no me gusta que dejen su olor.
—¿Entonces por qué no me despachaste? —tomé un sorbo —mi olor quedará incluso en tú ropa.
Solo sonrió.
—Siquiera recuerdas lo que pasó anoche? —preguntó —estabas muy borracha.
—Lo recuerdo —respondí.
Soy pésima con el alcohol, pero de una u otra forma recuerdo cada cosa que hago.
—Tú personalidad cambia bastante —volvió a reír.
—Te estás riendo mucho de mí. ¿No crees?.
—Borracha eres más atrevida.
—¿Estás seguro? —pregunté acercándome a él.
Tomé su cara y le di un beso largo, luego metí mis manos por debajo de su franela y le susurré —quién realmente me hace ser atrevida, eres tú.
Me levantó y sentó en el mesón de la cocina.
—¿Y si me lo demuestras? —preguntó acercando su cuerpo al mío.
—¿Qué esperas para regresarme a la cama? —contrarreste.
ESTÁS LEYENDO
El poder de tus besos
De Todo¿Realmente los polos opuestos se atraen? Esta pregunta nos llevará a conocer la historia de Éric Martín y Romina Roux, dos personas completamente opuestas, pero que curiosamente tienen algo en común...sed de placer. Sí, quizá suene contradictorio...