Tenía un presentimiento, pero sucedió.
"Oh no. Lástima que no hayas oído nada.
Incluso sin una amenaza contra tu vida, sólo hay una forma de que un humilde sirviente sobreviva, y es pegarse a los poderosos, así que más te vale estar del lado del príncipe heredero".
Entendí lo que decía, pero fingí que no.
"Oye, no sé de qué estás hablando...."
"Escucha, voy a contarte algo, pero se rumorea que la comida que come el príncipe heredero lleva un poco de veneno que, si se ingiere durante mucho tiempo, le volverá loco o debilitará su cuerpo".
Al oír eso, tragué saliva, olvidando que se suponía que debía mostrarme indiferente.
Sabía que el príncipe Carlisle estaba desesperado por matar a William, pero seguía sin poder imaginar que un niño, que aún no era adulto, pudiera haber hecho algo tan venenoso.
"¿Por qué, porque te da pena el príncipe? Ni se te ocurra ponerte de su parte. No hace mucho, un viejo esclavo que trabajaba aquí intentó decirle al príncipe que sentía lástima por el joven William, y desapareció como un ratón o un pájaro."
"Ah...."
Gemí y me estremecí. Estaba actuando por rabia, pero a los ojos del sirviente debía parecer un niño actuando por miedo.
"Lo sé. Sé que tienes miedo, así que tendrás que portarte bien o morirás. Sólo tienes que tener cuidado con los bahren, pero el resto no debería ser tan difícil".
Asentí obedientemente. Sentía que iba a gritar si me quedaba más tiempo, así que salí del restaurante, con un sudor frío recorriéndome la espalda.
El veneno....
¿Desde cuándo tomó William ese veneno y...? ¡Ah!
De repente, un pensamiento pasó por mi mente. El cuerpo de William se había desarrollado anormalmente rápido. No era porque fuera superior, pero podría ser un efecto secundario del veneno.
Mientras miraba fijamente al espacio, apareció una ventana de información.
[El veneno había causado una anormalidad en su sistema nervioso, haciendo que sus rasgos alfa dominantes se volvieran prominentes].
¡Ja, sí, sí, sí! Pobre William.... Debo informar de esto al bajorano inmediatamente.
Cuando empecé a caminar rápidamente con estos pensamientos, sentí una punzada en la nuca y, de repente, mi visión se volvió negra y empecé a ahogarme.
Podía sentir una fuerza que me arrastraba, pero mi visión era borrosa y no podía ver nada.
Así perdí el conocimiento.
***
Cuando abrí los ojos, mi visión se nubló y apareció el príncipe Kaloi. No me sorprendió, ya que me lo esperaba.
Aunque fruncí el ceño, recordando el ceño arrogante que me había puesto la primera vez que lo vi.
"Ay, príncipe heredero".
No pareció darse cuenta de que estaba despierto, así que le llamé tan alto como pude. Al hacerlo, volví a sentirme mareado.
No podía mover las manos, aunque no estaba atado, para ver qué demonios me habían hecho.
"No te muevas", dijo Kaloi con voz inquietante.
"No te muevas. Si intentas moverte a la fuerza, te harás daño. Puede que seas un humilde Omega, pero sigues siendo un Omega".
