Tɪᴍᴇ ɪs ʙᴜᴛ ᴀ Cᴏɴsᴛʀᴜᴄᴛ

Capítulo 4: Recordando.

Por primera vez en todas sus vidas combinadas, Wei WuXian fue el primero en despertar en Lotus Pier. Incluso antes de que amaneciera, ya se había levantado con un fuerte bostezo mientras estiraba sus extremidades sobre la cama.

Después de años de vivir en soledad con Lan WangJi en el Jingshi, se había acostumbrado a la rutina matutina de su marido y, en menos de unos meses, sus horarios se fusionaron con éxito en uno solo.

Despertarse antes del amanecer, primero meditación, luego un baño rápido, o no tan rápido si Wei WuXian se metía en la misma bañera y se acurrucaba en la espalda de su marido, lo que generalmente conducía a otra ronda de amor caliente y humeante, músculos de la espalda desgarrados. y posiblemente otra situación de fuga de agua, y luego el desayuno, que incluía muchas guarniciones de verduras y un plato de arroz con su aderezo de chile favorito.

Wei WuXian nunca fue un madrugador, pero con Lan WangJi besándolo para despertarlo todas las mañanas, esperaba con ansias el calor doméstico que le brindaban estas tranquilas mañanas. Pero hoy se despertó sin extremidades enredadas. En cambio, era la imagen más adorable de su hermano y hermana marciales durmiendo a su lado.

Extrañaba las mañanas que solía pasar con su marido, pero hay que reconocer que esto no era tan malo en absoluto.

El primer lugar que visitó después de escabullirse de la habitación de su Shijie fueron los Salones Ancestrales. Por supuesto, no había flores, ni incienso, y definitivamente aún no había tabletas de piedra talladas con los nombres de las cabezas fallecidas del Clan Jiang. La sala en sí funcionaba más como un dojo, uno privado lejos del grupo más ruidoso que corría vueltas alrededor del campo de entrenamiento.

Una ola de nostalgia lo invadió en el momento en que entró en los pasillos vacíos. El rayo de luz inclinado iluminado por el sol entra por la entrada. El aroma a madera de los árboles verdes que se mecen afuera con la brisa. El olor penetrante y acre del betún para pisos.

Wei WuXian evitó la gran abolladura en el piso mientras cerraba las puertas detrás de él. Recordó cuando era muy joven, el día en que entrenó con Jiang Cheng y, por accidente, golpeó la madera con el pomo de su espada cuando cayó de espaldas.

Yu ZiYuan lo había castigado por destruir su propiedad con un látigo normal. Luego, Jiang FengMian se revolvió el cabello riendo y le dijo que una pequeña abolladura en el piso no era nada que la Secta YunMeng Jiang no pudiera reemplazar. Pero entonces Jiang Cheng entró con una sonrisa engreída, diciendo que quería mantener el agujero allí como prueba de su primera victoria sobre su hermano marcial, por lo que Wei WuXian abandonó el tema, aunque de mala gana.

Se rió entre dientes ante el recuerdo lejano, el cariño llenando el vacío en su corazón.

Y entonces, al final del dojo, vio lo que estaba buscando.

Con cada paso, Wei WuXian escuchó su corazón latir cada vez más rápido, la adrenalina llenaba sus venas. Aceleró el paso por los pasillos vacíos, olfateando el olor a incienso pero no encontró ninguno, y con pasos ligeros y vertiginosos se detuvo frente a la mesa de madera con muchos soportes para espadas alineados encima.

Su respiración temblaba, sus manos aún más, pero Wei WuXian se obligó a extender la mano hacia su amada espada. Agarró la vaina, trazando ligeramente con sus dedos la hermosa madera de ébano grabada en oro, sus ojos memorizando el toque familiar, registrando cada minúsculo detalle o abolladura porque quién sabe cuándo fue la última vez que empuñó esta espada suya y si el futuro falló. De cambiar, perdería a su pareja nuevamente.

Sus dedos recorrieron las palabras grabadas y, con la voz más suave y reverente, susurró con tanto anhelo. — SuiBian...

Reforzó su determinación y sacó la espada de su funda. Inclinando la hoja hacia arriba, permitió que la luz del sol rebotara en el metal blanco mientras miraba su propia espada con lo que sólo podía describirse como asombro.