-No quiero ir – siente su mirada en la nuca, no le queda mas opción que seguirlo, antes se arrancaría las orejas si debía escuchar otro de sus discursos sobre su vínculo.

Las miradas de ocho hombres se posan en ella cuando cruza las puertas de la oficina, Miles se pone de pie cediéndole su lugar, Duncan la ignora, así que hace lo mismo, sigue furiosa con él, reconoce a otros dos hombres, estaban en ese mismo lugar el día en que escapó, los otros tres son desconocidos, que la miran con recelo.

-Alfa Dylan, alfa Derek, alfa Erick, quiero presentarles a mi Luna, Ayla Wayne – quiere rebatir lo que ha dicho, pero muerde su lengua antes de hacerlo, sonríe, hundiéndose en su lugar, intimidada por las miradas de los tres.

-Es humana – gruñe uno de ellos, el rubio con mirada ausente, tiene una postura rígida, semi inclinado en su dirección.

- ¿Esta es una clase de broma, Malik? - ¡Era lo mismo que ella se preguntaba!

-Es una larga historia, pero no, no es humana – la atención se dirige al castaño, que toma su lugar en la cabecera de la mesa – además la naturaleza de mi mujer no es el tema a discutir.

-Tienes razón – Derek, un hombre de cabello negro, cejas pobladas que parecía estar eternamente molesto es el primero en tomar la palabra- lo que nos interesa saber es ¿Cómo supieron que nos atacarían a mitad de la noche? – se siente confundida, su mirada viaja entre todos los presentes, buscando una respuesta.

-Se aparecen en medio de la noche, con guerreros y brujas, justo a tiempo para evitar un ataque a nuestras manadas – todo comienza a tener sentido ahora, había logrado advertirles, aunque sus recuerdos de esa noche son borrosos.

- Lo que parece muy sospecho, nos hace pensar, que estaban detrás de ese ataque.

- ¿Qué? - vuelven a observarla por interrumpir, baja la mirada instintivamente.

-Quizá deberíamos tomar la vida de tu luna – Dylan, eral rubio, empuja la mesa, casi derribándola de la silla, grita asustada por el movimiento repentino, por suerte Miles la detuvo- para estar a mano – los ojos del hombre san vuelto rojos, la apariencia de su rostro se ha deformado, hay grandes colmillos que salen de su boca, pelo grueso aparece en su cara y brazos, sus dedos se han vuelto garras.

En cuestión de segundos salta sobre la mesa con intención atacarla, ella grita cerrando los ojos, siente como tiran de ella hacia atrás, hay gruñidos y gritos, cuando se atreve a mirar Malik tiene al hombre por el cuello, inmovilizándolo contra un librero, mientras lucha sin dejar de verla.

-Si te atreves a tocarla o amenazarla de nuevo haré que te encierren, y tu hijo crecerá en un orfanato- la voz del castaño es elevada, incluso le parece que ejerce cierto poder en el alfa Dylan, quien poco a poco vuelve a su estado normal.

Nadie, salvo los miembros de la manada de su compañero habían intervenido, Duncan la sujetaba tras su espalda, delante de ellos los dos hombres de edad avanzada los protegían, Miles gruñía en advertencia a los alfas restantes, que no se habían molestado en ayudar.

-Todos aquí le deben la vida y seguridad de su manada, ella fue quien nos advirtió, mandó a nuestros guerreros a protegerlos, no dejaré que pongan en duda su palabra.

La tensión en el lugar baja, todos toman su lugar, esta vez Malik se asegura de acercar su silla a la de él, tomando su mano de forma protectora, en cierto modo tranquilizándola.

-Luna Ayla, ¿podría explicarnos lo que sucedió? - ¿debería explicarles todo?, no está segura si decir que había escapado, ¿y si eso los ponía en peligro?

-Yo...- piensa rápido, ¡piensa rápido! - estaba tratando de llegar al pueblo humano vecino, pero me extravié, estaba por anochecer, así que busqué un refugio, entonces escuché a dos hombres hablando sobre atacar tres manadas, su plan era secuestrar a Moira y su cachorro para asesinarlos- Dylan gruñe – así matarían al alfa y tomarían su manada y guerreros, para atacar a Malik.

- ¿Sabe quiénes eran? - Erick, el otro de los alfas, tiene una mirada más compasiva, que no la infunde miedo.

-No, lo siento, no pude verlos, temía que si me veían podrían asesinarme, y yo quería advertirlos, para salvarlos.

-Pues tu plan no funcionó- reclama de nuevo el rubio.

-Lo siento mucho – no sabe que más decirle, puede ver el dolor en su mirada, por lo que entendía había perdido a su compañera, pero su hijo seguía con vida.

-Estaría con vida si me hubieras creído- no hay remordimiento alguno ante lo que ha dicho.

- ¡Malik! - aprieta su mano para detenerlo – no es culpa de nadie, hicimos lo que estaba en nuestras manos - se atreve a estirar su mano para tomar la de Dylan, tratando de darle algo de paz a su corazón – lo que importa ahora es encontrar a quién orquestó los ataques, y hacer justicia a nuestros caídos.

-Eso haremos – parece que se ha ganado la confianza de los lideres, se siente útil después de todo.

La reunión se extendió unas horas más, sin percance alguno, se acordaron tomar medidas de protección, para asegurar el bienestar de todos, además de aceptar la ayuda de los brujos, varios aquelarres se unirían a las manadas como protectores, la propuesta causo un leve revuelo, pero Malik pudo convencerlos de aceptar.

Ellos fueron los últimos en salir de la oficina, la joven se sentía cansada mentalmente, no opuso resistencia en seguir a su carcelero hasta la habitación que ahora compartían, la dejó ducharse primero mientras él ordenaba la cena, comieron en silencio, sin atreverse a mirarse.

-Quiero el nombre de la bruja que te ayudó a escapar.

- ¿Qué? – se despega de la ventana, la luna se veía preciosa aquella noche helada.

-No lo repetiré – ve como desliza una playera por su abdomen, acaba de tomar una ducha, el cabello castaño se le pegaba a la frente, la "v" que se marcaba en su abdomen la distrae momentáneamente.

-No lo sé – aparta la vista cuando está completamente vestido.

-Ayla... - conoce perfectamente ese tono en su voz, cansado y algo molesto, es el que emplea cuando ella no quiere obedecerlo, honestamente le gustaba provocar su ira, así le daba más motivos para que la dejara libre.

-Ya te dije que no lo sé, además, ¿para qué quieres saberlo? – se cruza de brazos, el hombre está de pie en medio de la habitación, se le ve cansado.

-Te secuestró, la invitamos a nuestra casa y te puso en peligro, es un crimen que se paga con la muerte – la sangre baja a sus pies, sus ojos se abren con asombro, y terror.

- ¿Qué dices...?

-Preguntar su nombre era pura cortesía, sé perfectamente quien lo hizo, la arrestaran y será ejecutada en unos días – le da la espalda, con intención de abandonar la habitación.

- ¡No! – se lanza a detenerlo, alcanza a tomar su manga, pero se suelta con un movimiento rápido- no lo hagas.

-Debiste pensarlo antes de escapar- debe perseguirlo casi corriendo, avanzan por el pasillo discutiendo.

-¡Debiste pensarlo antes de secuestrarme! – grita en la cima de la escalera, ve la espalda del hombre tensarse, ha logrado su objetivo, se detiene a mirarla, no hay señal alguna de arrepentimiento por lo que hizo. – Si la lastimas, juro que volveré a huir, o te rechazaré eternamente – el alfa sube las escaleras gruñendo furioso – o de ser necesario haré que me maten, yo misma podría hacerlo – refuerza su amenaza arrojándose de la escalera de espaldas, sabe perfectamente que él la sujetará.

- ¡Estás loca! - la toma en brazos, lo oye gruñir mientras vuelven a su recamara, no iba a dejar que la controlara por más tiempo, ya era hora de tomar las riendas de su vida.

AylaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora