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Capítulo 9

Sentía el cuerpo pesado, mantuvo los ojos cerrados unos minutos antes de volver a la realidad, tratando de procesar lo que estaba pasando, esperaba encontrarse en su habitación, pero no era el caso, el lugar era igual de grande, pero en la decoración predominaba el color negro.

Se sienta con lentitud, la cabeza aun le duele un poco, estaba sola en la cama, lleva puesta una playera negra enorme, con un aroma delicioso, se talla los ojos, para desperezarse.

Una vez de pie descubre que no lleva nada más debajo de la prenda que llega a los muslos, su rostro enrojece solo de pensar que alguien la vio desnuda, la puerta se abre asustándola, se mete con velocidad a la cama para cubrirse, el castaño sonríe al verla sonrojada.

-Al fin despertaste- cierra la puerta con seguro, camina hasta la cama, sentándose a sus pies.

- ¿Qué hago aquí? - reclama, tratando de imprimir en su voz el odio que empezaba a sentir por él.

-Estabas muy débil, dormiste por dos días, nuestro doctor te revisó, nada grabe, sobrevivirás.

-Para tu desgracia- murmura rodando los ojos.

-Y la tuya – le responde de la misma manera irónica.

Se quedan unos minutos en silencio, ella se niega a mirarlo, sabe que no le ha quitado el ojo de encima, aprieta sus rodillas a su pecho, recordando que alguien le había desnudado sin su consentimiento.

- ¿Quién me vistió? - rogó internamente para que su respuesta fuera Morgan, pero sus plegarías jamás habían sido escuchadas.

-Yo.

- ¿Me viste desnuda? - grita horrorizada, se atreve a mirarlo, sus ojos azules se oscurecen con el recuerdo, ella en cambio tiene el rostro colorado.

-No fue una mala vista, si te hace sentir mejor- su declaración hace todo lo contrario, enfurece, pero él se ve tan tranquilo, sin dejar de mirarla, provocándole escalofríos, no quiere tenerlo cerca, se pone de pie, dispuesta a dejarlo, pero una mano se cierra sobre la suya, impidiendo que abra la puerta- ¿A dónde crees que vas?

-A mi habitación- su voz tiembla al sentir su calidez a través de la fina tela, como el simple toque de su mano revoluciona todo dentro de ella.

-Después de lo que ha pasado, ¿crees que te dejaré sola? - un escalofrío la sacude, se gira aun en sus brazos temerosa de lo que estaba por venir.

-No quiero volver al calabozo- los ojos azules del hombre se suavizan un poco al percibir el miedo en sus palabras.

-No lo harás- siente sobre sus hombros el tacto caliente de sus manos, pronto comienza a sentirse más tranquila, confía en lo que dice a pesar de ser una prisionera- pero si quieres volver a tener todos tus privilegios, debes ganarte mi confianza.

Hay una guerra librándose en su interior, trata de sacudirse sus manos, pero solo logra que este las deslice por sus brazos con lentitud, estremeciéndola, su respiración se agita al sentir su cercanía, en los ojos azules del hombre pueden verse destellos dorados.

- ¿Qué haces...? - su respiración se corta, no sabe si por miedo, o por otra cosa, la sujeta por la cintura, desapareciendo el poco espacio que quedaba entre ellos, las grandes manos descienden por sus caderas, cierra los ojos involuntariamente, con la mente nublada por las sensaciones, solo quiere que continúe, la levanta pegando su espalda a la puerta, ella enreda las piernas en su cintura.

-Mía- no le da tiempo de responder cuando ya lo tiene de nuevo en su cuello, recorriendo con la punta de su nariz la delicada piel expuesta, respirando su aroma, erizando su piel con la calidez de sus palabras, va más allá, besa la curvatura de su cuello, jadea sin poder contenerse más, todo su cuerpo arde en deseo.

AylaWhere stories live. Discover now