CAPITULO 5: El Castillo de Shincal

Start from the beginning
                                    

En ese mismo momento, el equipo de Helena estaba a escasa distancia, observándolos oculto entre los árboles y arbustos. Analizaban sus próximos movimientos y trazaban un plan para alcanzarlos. Helena, con su mirada fija en el grupo de amigos, calculaba mentalmente sus movimientos. Analizaba cada gesto, cada palabra y cada indicio de su estrategia. Sabía que esta confrontación era crucial, no solo por la importancia del tesoro de Shincal, sino también por el vínculo con Gael y los secretos que esta antigua ciudad escondía.

—Están cerca de cruzar el río —informó John, usando unos binoculares para tener una visión más cercana.

—Bien, avanzamos lentamente y en el momento oportuno debemos intervenir. No queremos alertarlos antes de tiempo —ordenó Helena, su voz transmitiendo determinación y preparación.

—Estoy de acuerdo, vamos chicos —dijo Cesar.

El equipo de Helena avanzaba sigilosamente, cada paso calculado para no alertar a los amigos que tenían en la mira. Se deslizaban entre los árboles y las sombras, expertos en la tarea de mantenerse ocultos mientras seguían a su objetivo.

Himeya, con su instinto agudo, percibió algo inusual en el ambiente. Un presentimiento le hizo mirar a su alrededor con cautela. Sus ojos expertos detectaron movimientos furtivos entre los árboles. Comprendió rápidamente que estaban siendo seguidos y que se acercaba un peligro inminente.

—Esperen. Algo no está bien. Siento que nos están observando —susurró Himeya en tono cauteloso, su mirada escaneando el denso bosque que los rodeaba.

David asió su cuchillo de forma disimulada, preparado para actuar en caso de necesidad.

En ese momento, un destello de movimiento entre los árboles confirmó las sospechas de Himeya. Vio a Helena y sus amigos que estaba acechando en la penumbra del bosque.

—¡No puede ser, son ellos! —exclamó Steven, señalando la dirección donde había visto el movimiento.

—¡Corran! —ordeno Himeya.

Sin dudarlo, los amigos tomaron sus mochilas, se dieron la vuelta y comenzaron a correr en dirección contraria, adentrándose en el bosque. Sabían que no podían permitir que los descubrieran o los detuvieran.

—¡Están escapando! —grito Helena su voz llena de frustración.

El equipo de Helena, al percatarse de la huida, se lanzó en su persecución por el terreno. La adrenalina corría por sus venas mientras seguían el rastro, decididos a cumplir con su misión. Ellos comenzaron a perseguirlos a través del espeso bosque. Cesar, John y Helena se movían con rapidez y precisión, siguiendo las pistas y los rastros que los amigos habían dejado tras su huida. 

—¿Cómo nos encontraron? —preguntó Steven, la ansiedad teñía su voz.

—¡No importa, solo corran! —ordenó Himeya, su tono denotando la gravedad de la situación.

—Si nos atrapan, estaremos muertos —añadió David, su voz llena de temor.

La carrera fue frenética, con los amigos esforzándose al máximo para llegar al río antes de ser alcanzados por sus perseguidores. El sonido de sus corazones latiendo resonaba en el aire, un eco de determinación y miedo que alimentaba su energía.

La persecución se intensificó a medida que los amigos corrían hacia otro río. Con cada paso, la respiración agitada y la adrenalina corrían por sus venas, impulsándolos a esforzarse al máximo.

Finalmente, llegaron a la orilla del río y vieron la amplia corriente que tenían por delante. Sabían que no tenían otra opción. Himeya, Steven y David se lanzaron al agua y lograron encontrar un pequeño bote anclado en la orilla. Rápidamente, se subieron, remando con fuerza para alejarse del peligro.

Las Crónicas De Victory®Where stories live. Discover now