Capitulo Tres

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- Pues hermano el cuerpo de ese man estaba echo un cristo - dijo él mientras le daba el primer sorbo a su tinto. Tenía 25 puñalas repartidas por todo el cuerpo.
Mi silencio le indicó que siguiera hablando.
- Aparte de eso tenía rasgos de lucha, sus brazos y torso con aruñones y en los nudillos se nota que golpeó algo o alguien; Y para cerrar con broche de oro tenía rasgos de sangre y semen en sus partes íntimas. La verdad una muerte así no la tiene un "santo".
- No se sorprenda, que a la hora de la muerte se ve quien es quien.
La di las gracias por la importante ayuda que me dio y salí del cafe Versalles en dirección al lugar que estaba escrito en la libreta.
Caminar por la calles del centro me tranquilizaba un poco, algo contradictorio por el caos que se vive allí dentro.
Cerca de las seis de la tarde llegue al lugar, un prostíbulo de segunda, lleno de mujeres con olor a cigarrillo y hombres a punto de un coma etílico. Entre al lugar, me acerqué a la barra y pedí una cerveza, me dirigí a una mesa que estaba sola mientras los vallenatos que sonaban de fondo me empezaban a molestar.
Una mujer gorda vestida de mini falda y ombliguera se acercó a mi con mirada seductora.
- Quibo papacito, ¿Que hace aquí tan solito?, ¿No quiere entrar a una pieza para hablar un rato?
- No, gracias - Respondí de forma cortante.
Ella dio la espalda.
- Pero venga que le tengo una propuesta mejor,
Yo le pregunto algo y dependiendo si me dice algo que me sirva o no yo le pago más o menos, usted me dirá.
- A ver, dígame para que soy buena.
- ¿Usted conoce a un sacerdote que estuvo por aquí hace unos días?
En su cara se noto que algo sabía.
-Puesss.....
Lo dudo por un momento.
- Deme 50 y le doy lo que necesita.
- Hágale.
- La verdad los rumores vuelan y más por aquí, pero lo que yo le diga es mentiras, lo que si le puedo decir es quien lo puede ayudar.
- ¿Quien?
- Ella se está maquillando en esa habitación, pero no demora en salir. - Ella sabe todo lo que usted necesita saber.
Le di el dinero, la mujer lo metió dentro de su brasier y se fue para la mesa de un hombre que estaba apunto de desmayarse de tanto guaro que había tomado.
Después de esperar un momento la mujer salió da la habitación, era la misma mujer que vi en la iglesia, esos rasgos faciales que destacaban en ese lugar de mala muerte.
Ella pasó por mi lado pero no me vio, en ese momento pensé en hablarle pero sabía que se asustaría y eso podría ser un problema en un lugar como este, así que me levante hacia la barra, pague mi cerveza y le hice una seña con la mano a la misma mujer que le había dado dinero antes.
- Te doy otros 20 si le dices que tiene un cliente esperándola en la habitación número 5.
- Eso aquí no funciona así, nadie va a querer entrar a una habitación sin saber quien la está esperando adentro.
- Inventa algo, digale que soy alguien importante, un político o algo y que va a tener un buen pago.
- Voy a tratarlo pero no prometo nada.
Tomó sus 20.000 y se dirigió hacia ella.
Rápidamente me dirigí hacia un pasillo a un lado de los baños en donde había un hombre que recibía la plata por alquilar las habitaciones, le pague por una hora y entre a donde le había indicado que estaría.
La habitación era pequeña y olía a humedad, me senté sobre la cama que rechinaba y después de 10 minutos se abrió la puerta. En su rostro fue visible el susto y los moretones que trató de tapar con maquillaje.
- Espera... espera, no corras, estoy aquí para hablar.
- ¿Que hace usted aquí? Dijo, ¿Que quiere de mi? .
- Tranquila, yo no soy policía ni estoy aquí para hacerle daño, solo quiero saber la verdad.
- ¿Cu.. cual verdad? Yo no se de que me está hablando.
- Solo quiero saber qué pasó con ese sacerdote, puede estar tranquila, le prometo que nada de lo que diga va a salir de aquí.
- ¿ Y cómo se yo que no me voy a meter en problemas por hablar con usted?
- Mire, yo soy investigador privado, pero mientras hacía mi trabajo me di cuenta de que la persona que murió merecía lo que le pasó, incluso merecía una muerte peor, ya no me importa que la madre de él sepa la verdad, ni que se haga justicia, solo quiero terminar de cerrar este rompecabezas.
La mujer se quedó en silencio unos segundos y se sentó a mi lado.
- Cuando yo era niña a mi mamá murió de cancer de páncreas, ella era lo único que yo tenía en la vida, ya que a mi papá lo mataron cuando yo era bebé, en ese momento la iglesia del barrio me adoptó y se hizo cargo de mi; me la pasaba día y noche en la iglesia ya que no tenía donde más quedarme. Un día, cuando tenia 12 años después de una misa el padre me llamó y me dijo que necesitaba hablar conmigo en su casa. Ese día el intento violarme pero logré escapar y me fui del barrio para siempre; y terminé aquí, el único lugar donde pude empezar una nueva vida, pero al parecer ese malparido padre se obsesionó conmigo hasta un punto que descubrió en donde estaba y vino hasta aquí, esa noche un hombre vino y me ofreció un buen dinero por acostarme con el, cuando entre a la habitación lo vi a él, fue como ver al mismo diablo en persona, el hombre me agarró fuerte y por mas que trate de gritar y de pelear no pude y el hizo lo que quiso conmigo, me dejo en la habitación destruida y se fue del lugar con una tranquilidad que no se puede describir, a mi se me metió el diablo esa noche y pasó lo qué pasó, lo perseguí por unas cuadras hasta que pude lazarme hacia el. Saque una navaja que tenía y lo hice pagar por todo el daño que me había echo. Y le digo una cosa... no me arrepiento de nada.
Me levante y salí de esa habitación con una sensación estríala en mi cuerpo. Por mi mente pasaban mil cosas. Pero la tranquilidad de resolver el caso y de saber qué una persona como esa estaba pudriéndose bajo suelo era mucho más grande.

Ruega por nosotros Where stories live. Discover now