Capitulo uno

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Me sirvo otro trago de ron mientras enciendo el computador, el humo del cigarrillo inunda toda la habitación cubriéndola de neblina que hace mi visión más opaca. Desde que deje de ser investigador mi vida se volvió monótona, dedico mis días a leer y en las noches salgo a caminar por la ciudad, entro en algún bar de rock hasta aburrirme o me la paso en mi casa matando el tiempo.
Son acerca de las 2 am y la botella está por terminar, el teléfono en la sala comienza a sonar, y yo me pienso levantar de mi cama, llaman por segunda vez y este si hace que salga de la habitación, contesto un poco molesto.
-Si?
-Hablo con Fernando?
-Sí, ¿qué necesita? - sonaba como la voz de una mujer mayor.
-Me contaron que usted es un investigador privado y...
-Lo era, así que por favor no moleste más- dije de una forma grosera.
Colgué el teléfono y me dirigí hacia el baño, otra vez sonó el teléfono, lo dejé sonar mientras orinaba y volví a contestar.
-Vea señora no moleste más que en este momento no soy investigador- dije casi gritando.
-Escúcheme por favor, solo le pido un minuto de su tiempo.
-La escucho- dije, <<solo por curiosidad>>
-Muchas gracias, mire, mi hijo lo asesinaron ayer en la noche, la policía dice que fue por robarle, pero yo sé que no es así, a mi hijo no le querían robar y yo sé que usted me puede ayudar con eso.
-Pero...señora entiende que yo ya no soy investigador y tampoco me interesa en este momento serlo.
-Mi hijo era un sacerdote y fue encontrado muerto en el centro de la ciudad en un lugar muy extraño y en la madrugada, yo se que hay algo raro en su muerte.
-<<Escuchar esto me puso a pensar, era una historia muy interesante y al final y al cabo esos días estaba un poco aburrido>>
-Ayúdeme por favor, yo sé que usted es el único que lo puede hacer.
-Déjeme pensarlo esta noche, mañana me comunico con usted- colgué el teléfono sin esperar sus gracias.
Durante toda la noche ese caso se apodero de mis pensamientos. Un sacerdote asesinado en el centro de Medellín en la madrugada, definitivamente había algo detrás, algo más que un simple robo. Mi cabeza no dejo de pensar, hasta que me termine quedando dormido.
Cerca de medio día me levante, me prepare un tinto bien cargado por el día que me esperaba, prendí un cigarrillo y llame a la señora, quedamos de vernos en su casa. Tome el metro hasta la estación caribe y camine unas cuantas cuadras hasta el barrio Alfonso López. Al llegar a la dirección me recibió la mujer con la que había hablado.
-Pase...Pase, muchas gracias por venir hasta aquí.
-Mucho gusto señora...
-Lucila.
-Mucho gusto señora Lucila, cuénteme bien que fue lo que sucedió
-Resulta que mi hijo fue encontrado muerto...- Después de hablar por un rato la mujer me comenta que la iglesia y la casa cural estaban a una cuadra de allí y que hoy mismo era la misa en honor a su hijo que si quería podría estar presente, a mí en el momento no me sonó ya que yo no soy alguien creyente, incluso soy alguien muy alejado de la iglesia y la religión, así que le dije que yo me pasaba a observar un rato y después me iba.
Antes de pasar la iglesia estuve observando la casa del sacerdote la cual por fuera era una casa muy normal. Al llegar a la iglesia estuve observando, no pasaron ni 5 minutos y yo ya estaba fuera.
En una pequeña tienda pedí un café y a la señora que me atendió le pregunté sobre el sacerdote.
-Él era alguien muy querido por todo el barrio- me dijo con un tono pesaroso- él y su madre son muy buenas personas, esto es una tragedia para todos nosotros, alguien tan bueno no merece un final así.
Le di las gracias, pagué el café y encendí un cigarrillo.
Estaba dispuesto a irme cuando observe a una persona que resaltaba del resto. Una joven con el pelo tinturado de rojo y un piercing en su nariz; un perfil poco común para el lugar y el momento.
Ella observó hacia adentro con una expresión muy tranquila, la mire por unos minutos pero ella notó que lo estaba haciendo y en ese momento su cara cambió, se le vieron los nervios a flor de piel que trató de ocultar mientras buscaba irse del lugar, yo instintivamente empecé a caminar hacia ella y en ese momento la chica comenzó a correr hacia detrás de la iglesia, traté de perseguirla pero al llegar a la parte trasera sólo encontré un camino entre árboles y una pequeña quebrada. La mujer se había escapado, pero a pesar de eso yo sabía que esa joven tenía algo que ver con el caso que estoy investigando y esto era un buen lugar por donde empezar. Volví a tomar el metro hacia mi casa, una pequeña lluvia comenzó a caer sobre la ciudad creando un aura melancólica.

Ruega por nosotros Where stories live. Discover now