Harry Potter alguna vez creyó en las almas gemelas hacía mucho tipo cuando era niño y escucho a su primo hablar sobre que los caballitos de mar tienen una sola pareja para toda la vida. La idea de que también pudiera haber una sola persona para él...
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~mi pequeño León~
Harry abalanzó sus pies fuera de la cama, había pasado una tarde llena de diversión realmente amaba estar con su papá y su abuela Arabella. Había pasado con ellos una semana por lo tanto ese día llegaría su tía Petunia, cosa que lo entristeció mucho aún no quería dejar a su familia. Unos pasos "silenciosos" se escucharon fuera de su puerta aunque no sabría si silencio sería una palabra adecuada ya que el piso de madera del segundo piso crujía bajo el peso de ellos el único que lograba pasar desapercibido era el, cosa que siempre molestaba a su Abuela.
Se concentro en escuchar los pasos después de contarlos claro, se trataba de su padre sus pasos eran suaves pero firmes, no pesados, ni tampoco rítmicos como sus tíos, lo hacía sentir seguro... el estaba seguro con su familia. Los pasos se detuvieron en el conteo número 30 quedando fuera de su habitación. La puerta se abrió ligeramente mientras una cabeza castaña se hizo presente en el lugar.
--Hola hombrecito,¿ puedo pasar?-- pregunto en un murmullo, recibiendo un "si" antes de entrar --Sabes pequeño, me has salvado de una reprimenda--rio--digo debía hacer que tus diez años fueran geniales--
Harry rio por las ocurrencias de padre, esa mañana Leónidas había hecho de la casa un campo de batalla de bromas tenían algo de suerte por qué Arabella había pasado dos días con las jugadoras de bingo, así que pasaron una mañana divertida dejando un completo desorden en la casa luego de eso salieron a comer un poco alegando que debían disfrutar de las vitaminas ofrecidas por el sol, dejando el desorden para el futuro (palabras de su padre). Al regresar fueron recibidos por una muy enojada Arabella quien tenía una escoba en la mano que rápidamente fue dejada en las manos de un aturdido Leónidas mientras que Harry fue llevado a la cocina para disfrutar de una deliciosa tasa de té con leche y galletas de azúcar. Luego de eso decidieron dormir temprano esa noche.
--Papa que haces aquí-- susurro Harry, abriendo sus ojos con temor al escuchar la palabra que se le había escapado, comenzó a respirar con dificultad temiendo ser golpeado por su tío. Tenía miedo quería a su abuela con el, una mano posada sobre su cabeza lo hizo salir de su ataque de pánico.
-- Solo quería pasar un tiempo con mi Hijo-- fue su respuesta, levantó su rostro con rapidez, verde observando con detenimiento al gris quien tenía una sonrisa radiante en su rostro. Harry sintió levemente sus labios temblando, para luego lanzarse a sus brazos. -- oh, pequeño. Tranquilo mi sol, Papá está aquí-- hizo círculos relajantes en su espalda dejando que su pequeño se desahogara.
Una vez que Harry se había relajado, decidieron tumbarse en la cama en un fuerte abrazo --11:58, dime solecito ¿algo que quieras dejar atrás con tus diez años?-- pregunto recibiendo como respuesta un bufido del pequeño--anda sabes que quieres hacerlo, yo siempre lo hago --
