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𝑶 𝒑𝒆𝒓𝒐 𝒆𝒓𝒂 𝒆𝒔𝒐, 𝒔𝒐𝒍𝒐 𝒓𝒂𝒕𝒐𝒔

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Tobias se había cansado de llenarme de mensajes pidiendo explicarse, pero esto ya lo vi un montón de veces y la verdad estoy cansada de este asunto.

Luego de la muerte de Sebastian, Tobias había cambiado mucho. Nunca fue de hablar, él solo llora y supone. Una vez se fue de casa sin decir nada y había estado sin hablarme por una noche a causa de un mensaje de felicitación de Simón y sí, años más tarde me admitió que sabía que era ese Simón, solo que en ese momento había decidido fingir demencia. Lo amaba, pero admito que a esa altura me causa rechazo.

A esta hora el alcohol sabía a "¿Y qué tal si le hablo y lo olvidamos?". Lo extrañaba, mentiría si dijera que no pasamos buenos ratos juntos. Pero eran eso, ratos. Es que quizá yo extraño al Tobias de hace once años atrás que me cantaba depeche mode y los beatles. Quería volver a mi casa, a mi departamento todo polvoriento y tocar bennie and the jets en mi piano. Hace mucho no toco el piano por diversión, las últimas veces que lo hice fue por y para Ghost. Me gustaría estar sobria para pensar como proceder esta semana. Tenia miedo de que durante la gira él volviera con su esposa legal así que quizá debería retirar todos mis papeles y cosas de nuestra casa en Estocolmo.

¿Por qué todo contigo tendría que ser así Tobbe?.

Serán tus ojos aguamarina, el hedor de tu piel, tu voz en las mañanas al decirme "buenos días mi amor". ¿Qué? ¿Qué es lo que me hacía querer volver a ti? quizá eso, el hecho que no sé realmente que es lo que amo de ti.

—Sí tan solo pudiera dejar de ser tan idiota un día...— refunfuñé en un murmullo. Martin no me oyó, estaba tan ebrio que terminó dormido sobre la barra. Era una escena patética, y lo más probable es que terminaría dando a doblar el brazo, hablaríamos algo y tendríamos sexo de reconciliación. «Bendito sexo de reconciliación». Aún así, nada quita el amargor de esta dulce noche. —Martin... ¿Crees que podría quedarme en tu casa?— me lo tomé como un si, para ser sincera no entendí ni media palabra de lo que me gruñó.

Intenté no llorar en toda la noche, aunque es imposible para alguien que llora hasta con películas de perritos tristes. Deseaba tanto despertar, o que aparecieran cámaras y que me dijeran "esto es una broma para...".

«Idiota, idiota idiota. No se si él o yo».

Pedí un uber, ninguno me aceptaba el viaje. «Ni que Linköping fuera una ciudad muy grande o el trayecto muy largo».

Pedí un último trago en eso que esperaba que alguno se le ocurra tomarme un viaje —Un bloody mary, por favor.

—Linda, con la cantidad de tragos que pediste hoy, espero que no conduzcas— rió él.

—¿Tengo cara de saber manejar?— le devolví la risa, él me sonrió y volvió a atender a los clientes. Estaba tan sola y ebria que le hubiera coqueteando un rato más al lindo bartender que me atendió toda la noche. En el tramo de terminar mi trago recibo un mensaje, sorprendentemente no era de Tobias, era de un numero desconocido.

¿Es otro bloody mary?. Miré a mi alrededor, al parecer un desconocido me hizo señas desde la otra mesa.

¿Quién sos, raro? dejame en paz.

¿No es obvio, linda?

¿Tobias?

Nop, pero cerca, bastante cerca

Tuve una mala noche, no tengo tiempo para estos jueguitos de adivinanzas, adiós.

Procedí a bloquear el número, lo último que me faltaba, un idiota más en mi noche.

Escuche que alguien se asomaba, sujete mi vaso con fuerza, pero ni tiempo me dio a reaccionar y romperlo en su cabeza. El idiota se acercó con todo el atrevimiento en un tono burlesco, acompañado de un —¿Tan rápido te olvidaste de mi? ¿Meryem?.

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Hola! Este capitulo habla de una anécdota que ocurre en el capítulo 24 del libro original. Cuando termine este, subiré como extra el original aunque me de pena lo puber que era cuando lo escribí 😅

𝒉𝒆 𝒊𝒔 ┆ 𝐓𝐨𝐛𝐢𝐚𝐬 𝐅𝐨𝐫𝐠𝐞 ❧Where stories live. Discover now